"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

miércoles, 23 de abril de 2014

Todo el peso de la ley

Por Carlos Mira
El gobierno parece dirigido a legislar sobre las manifestaciones callejeras, incluso utilizando espadas legislativas que siempre se han caracterizado por tener un discurso revolucionario, como Carlos Kunkel.

Algunos afirman que el ex combatiente devenido ahora a legislador se ha limitado a copiar el decreto de Augusto Pinochet que establecía las condiciones en que la gente podía reunirse en la calle.

Se trata de una situación curiosa. 

El mismo gobierno que estimuló el desorden callejero, los cortes de calles y las manifestaciones que han esmerilado la paciencia de la ciudadanía y de la gente que tiene que trabajar, adhiere ahora a un discurso y una terminología que parece presentarlo como el más conservador de todos.

El kirchnerismo se valió de este recurso en innumerables ocasiones. 

No lo descartó ni siquiera cuando terceros países tenían una disputa con la Argentina, recalentando el clima para el corte de puentes y rutas internacionales con el Uruguay, porque en aquel momento ese procedimiento era funcional a su demagogia.

También abusó de esa metodología para alentar a grupos afines en contra de los que le eran antagónicos, como resultó evidente durante la crisis del campo cuando organizó y fondeó fuerzas de choque para enfrentar a productores, ruralistas y simpatizantes urbanos en los reclamos contra la resolución 125.

Ahora, frente a esta novedad, grupos que fueron funcionales al gobierno y que han recibido de él su visto bueno para transformar a las ciudades en verdaderos infiernos de tránsito, se muestran preocupados. 

Desde Horacio Verbitsky hasta Alejandro Bodart del MST han salido a criticar la iniciativa aduciendo que se trata de un peligroso retroceso del gobierno en lo que se refiere al derecho a manifestarse.

Pero si bien se observan las circunstancias, los momentos y las condiciones en que la Sra. de Kirchner organiza esta iniciativa, se puede concluir en que los Verbitsky y los Bodart pueden dejar de estar preocupados. 

La medida no es para ellos.

Estamos atravesando un tiempo de descaro. 

La presidente ha blanqueado ya su concepción racial de la sociedad, introduciendo el bizarro concepto de “negros” y “blancos” que antes parecería limitado solo a Luis D’Elía. 
También ha sincerado su cosmovisión del mundo cuando involucró al Ejército en lo que ella llama el proyecto nacional y popular.

Estos detalles no son menores a la hora de analizar el proyecto sobre manifestaciones callejeras. 

La idea empezó a surgir hacia finales de 2013, luego de la multitudinaria demostración del 8-N, cuando el gobierno percibió la confirmación de un clima social adverso.

Pero esa manifestación no era igual a aquellas en las que el kirchnerismo ve los ribetes de la revolución popular de los pobres. 

Esa manifestación estaba protagonizada por el enemigo. 
Pero no por un enemigo clasista. 
Los componentes de esa masa cruzaban todas las clases sociales y todos los niveles de ingreso. 
El denominador común de esas personas era el sentido común, la calma, el centrismo, la aspiración a vivir en una sociedad segura, sin enfrentamientos ni divisiones: eran personas que estaban hartas del atropello, la prepotencia y de la intención de consagrar un país dividido por el odio.

Son esas personas las que tendrían que preocuparse por la sanción de la “ley Kunkel”...+

No Verbitsky o Bodart. 
Quienes compartan con el gobierno la concepción clasista de la Argentina, quienes planteen el enfrentamiento como supuesto “organizador” social y quienes corten las calles para manifestar los reclamos de los “negros” (que conste que esta terminología ha sido traída al vocabulario abierto de la política argentina por la presidente y sus seguidores) esos no serán perseguidos por las nuevas disposiciones.
Esta iniciativa está planteada para prevenir lo que está ocurriendo en Venezuela en donde millones de ciudadanos hartos de la generación artificial de una guerra de clases han salido a las calles a decir basta a tanto sin sentido.
Esta legislación se aplicará a los ciudadanos honestos y tranquilos que eventualmente quieran reclamar que la tranquilidad y la honradez sean la regla social imperante en la Argentina.

Pero aquellos que sigan en la línea de las manifestaciones violentas, en donde el objetivo es amedrentar a los tranquilos y a los honestos...

Para aquellos que creen que el grito puede ser un instrumento de gobierno y para los que privilegian el idioma del tumulto, para ellos, no es esta ley. 
Ustedes pueden quedarse tranquilos, muchachos.
Nadie va a molestarlos apoyado en la supuesta “Ley Kunkel”.

Ahora, los “blancos” o “negros” que no quieren que la Argentina se divida así, 

los civiles que no quieren un ejército “nacional y popular” sino un ejército profesional, 
los que estén hartos del populismo y del resentimiento, esos sí deberán preocuparse... 

Para esos sí habrá “ley Kunkel”
A esos sí les espera todo el peso de la ley...

No hay comentarios: