"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

domingo, 7 de diciembre de 2014

El comienzo del fin...

La corrupción generalizada en la era K deja a Menem como si fuese el abuelito de Heidi

"Este gobierno ya huele a cala”, es una frase que cada vez se escucha con más fuerza en los tribunales federales, donde jueces y fiscales parecen haberse despertado de una larga siesta que llevó a que, durante más de 10 años, reinará una escandalosa corrupción generalizada.

El llamado a indagatoria a Julio Alak, ministro de Justicia y ex intendente de La Plata, promete ser la primera de una serie de citaciones a funcionarios de primera y segunda línea del gobierno nacional.
A medida que se acerque el final del gobierno K, el desfile de kirchneristas por los tribunales seguramente será continuo e intenso.
Y no es para menos:
El nivel de corrupción que se ha registrado en la Argentina durante la mal llamada “década ganada” está haciendo quedar a Carlos Menem como si fuese el abuelito de Heidi.

Es tal el nerviosismo que existe en el gobierno por el avance de la Justicia que ayer varios integrantes del gabinete nacional salieron a criticar con fuerza la citación que hizo el magistrado Marcelo Martínez De Giorgi para que Alak sea indagado el próximo 17 junto con Vilma Castillo, ex directora de Aerolíneas y actual integrante de la Auditoría General de la Nación.
“Hay una embestida absolutamente desproporcionada, ilegal y hasta burda y torpe”, fue una de las tantas frases que se escucharon de funcionarios K.

Los fondos de Santa Cruz que fueron girados al exterior cuando Néstor Kirchner era gobernador y nunca hubo una rendición de cuentas; las valijas de Guido Antonini Wilson;
la mafia de la efedrina y su vinculación con el financiamiento de las campañas electorales del oficialismo;
las coimas del caso Skanka;
la estafa con $1200 millones en la Fundación de Madres de Plaza de Mayo,
y la escandalosa compra de la ex Ciccone por parte de presuntos testaferros de Amado Boudou, son solo algunos de los casos que tuvieron gran impacto en los últimos años.

Ahora bien, ninguna de las causas antes mencionadas le generaron tantos dolores de cabeza a la presidenta y a su familia como es la ruta del dinero K, que derivó en el escándalo Hotesur:
Una sociedad trucha, con domicilio falso, que pertenece a Cristina y Máximo Kirchner y que regentea un hotel en El Calafate que, según investiga la Justicia, se habría utilizado para lavar dinero sucio aportado por Lázaro Baez.

Antes de conocer a Néstor Kirchner, Lázaro Báez era un simple empleado bancario en Santa Cruz, que se movilizaba en un destartalado Falcón modelo 1972.
Pero, a partir del momento en que Néstor llegó a la Casa Rosada, sus empresas se fueron multiplicando y se convirtió en uno de los principales contratistas de obra pública de la Argentina.
No sólo eso: También se habría quedado con estancias y millones de hectáreas en Santa Cruz, estando sospechado de ser testaferro de la familia presidencial.

Lo que está en la mira es el propio crecimiento patrimonial de los Kirchner en los últimos 10 años, que no cierra por ningún lado.
Por eso, ante la imposibilidad de aclarar su situación, Cristina ordenó embestir duramente contra el juez que la investiga y contra la denunciante: Claudio Bonadío y la diputada nacional Margarita Stolbizer.

Cuando un gobierno comienza a soltar los resortes del poder, la impunidad se hace cada vez más difícil de mantener y los implicados entran a jugar en el terreno de la desesperación.
Esta es la etapa que está transitando el kirchnerismo.

Juan Gossen
gossen@diariohoy.net

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