Carta abierta al fiscal preferido de la Patria

Cada vez que veo la cara del Fiscal Nisman, que recuerdo ese programa que no olvidaré en mi vida.
Su vos, su entusiasmo, su seguridad, su energía y hasta su alegría por sentir que al fin había llegado el día de hacer lo que debía y por fin podía.

Cada vez… el alma se me estruja llena de tristeza, de angustia, de dolor y de una bronca tan profunda y tan inmensa que se me caen las lágrimas de horror.
El espanto recorre nuestra Patria como una espesa bruma negra, mezcla de sangre, muerte y azufre maloliente.

Mientras la sórdida asesina se presenta ligera y frívola en una última burla vestida de inmaculados blancos, pretendiendo seguir tomándonos a todos por tarados.
Pretendiendo que también olvidaremos esto, que esto también pasará como todo lo pasado.
Amenazando y creyendo una vez más que ha ganado.
Pero no.

Nisman se clavó en el inconsciente colectivo con la precisión de un misil teledirigido.
Imposible ganarle a eso.
Nerona nunca volverá a hacerlo.
La muerte del fiscal de la Nación la destruyó, aunque no lo crea todavía, porque no hay nada que pueda con algo clavado en el corazón como una espina.
Ella, al matarlo, lo instaló en el alma de la Patria con la puntería de esa bala. 
Y allí quedará por siempre recordado, querido y respetado.

Mientras su abyecta asesina mal nacida será por la eternidad acusada, odiada, despreciada y repudiada como la más vil y perversa enfermedad que haya sufrido nuestra Patria.
Ya nada será igual en Argentina.
Ni para ellos, ni para nosotros.
Caerán como cualquier vulgar mafia que ha caído.
Serán destruidos y pasados al olvido para sólo recordarlos algún día, como a lo que jamás deberemos permitir que vuelva a suceder en Argentina.
Y por Dios que no sucederá jamás.
Eso lo juro junto a millones de argentinos, porque lo que no somos capaces de hacer por patriotismo, somos capaces de hacerlo por cariño.

Todos sabemos que esta maldita bastarda resentida explotará la Argentina antes de soltarla; y estamos preparados para eso.
Y también para pasar por sobre esta patética oposición de inútiles y oportunistas, “me dijo, me dijo”… ¿Y dónde estaban? 

A falta de todo yo lo hubiera acompañado, “vos trabajá, yo preparo el café pero no me muevo de acá”.
Lo dejaron solo, y ahora, como en las marchas, roban cámara.
A pesar de todo y de todos, la Argentina se levantará de sus cenizas.
Y lo hará la gente, con la bandera de la justicia que levantó el fiscal Nisman.
Tiranías de inteligentes fueron arrasadas, a ustedes, bastardos miserables, les queda poca vida.
Y por Dios les juro que pagarán por todo lo que han hecho como no lo sueñan ni en las peores de sus pesadillas...
Porque la gente ha entendido que, si son capaces de esto, de qué no lo habrán sido...
En lo personal, bailaré, cantaré y disfrutaré ese día como pocas veces en mi vida.
E iré a visitar la tumba de fiscal Nisman, para decirle:
- Señor, misión cumplida.
Usted ha vencido a los asesinos de la AMIA, la Embajada y LOS SUYOS.
Usted, con su vida, ha vencido a los asesinos de la Patria…
Gracias infinitas.

Y saber esto, que ya sospechan los asesinos, será su peor castigo.
Porque no hay nada más terrible que te gane quien piensas que has vencido.
Para las hijas del Fiscal Nisman.