"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

miércoles, 26 de agosto de 2015

Frases extraídas de la homilía del 25/05/2002 por el entonces Cardenal Primado: Monseñor Jorge Bergoglio

En esta tierra bendita, nuestras culpas parecen haber achatado nuestras miradas...

Un triste pacto interior se ha fraguado en el corazón de muchos de los destinados a defender nuestros intereses, con consecuencias estremecedoras:
La culpa de sus trampas acucia con su herida y, en vez de pedir la cura, persisten y se refugian en la acumulación de poder, en el reforzamiento de los hilos de una telaraña que impide ver la realidad cada vez más dolorosa.
Así el sufrimiento ajeno y la destrucción que provocan tales juegos de los adictos al poder y a las riquezas, resultan para ellos mismos apenas piezas de un tablero, números, estadísticas y variables de una oficina de planeamiento.


A medida que tal destrucción crece, se buscan argumentos para justificar y demandar más sacrificios escudándose en la repetida frase “no queda otra salida”, pretexto que sirve para narcotizar sus conciencias
Tal chatura espiritual y ética no sobreviviría sin el refuerzo de aquellos que padecen otra vieja enfermedad del corazón:
La incapacidad de sentir culpa
Los ambiciosos escaladores, que tras sus diplomas internacionales y su lenguaje técnico, por lo demás tan fácilmente intercambiable, disfrazan sus saberes precarios y su casi inexistente humanidad.


Que no sigamos revolcándonos en el triste espectáculo de quienes ya no saben cómo mentir y contradecirse para mantener sus privilegios, su rapacidad y sus cuotas de ganancia mal habidas, mientras perdemos nuestras oportunidades históricas, y nos encerramos en un callejón sin salida. 

Se le pide que se avenga a la Ley de ser uno más, de ser hermano y compatriota, que cumpla la ley.

La ley es la condición infranqueable de la justicia, de la solidaridad y de la política,  de no caer en la tentación de la violencia, del caos, del revanchismo.


Sabemos bien que este pueblo podrá aceptar humillaciones, pero no la mentira de ser juzgado culpable por no reconocer la exclusión de veinte millones de hermanos con hambre y con la dignidad pisoteada. 

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