Publicado
por Edurne Uriarte
Tan
ridículo era el debate planteado la semana pasada por el PSOE sobre la llamada
de Trump a Rajoy que no parecía posible su persistencia.
Pero
sí, inmune a cualquier sentimiento de ridículo y menos aún a las exhibiciones
de tanta contradicción, el PSOE ha
llevado sus críticas a la conversación de Rajoy con Trump al mismísimo
Congreso.
Ha
dicho esta mañana el portavoz socialista, Antonio Hernando, que “se avergüenza
de Rajoy” por su charla con el presidente estadounidense.
Inaudito.
Una
conversación diplomática con el presidente democráticamente elegido de un país
de larguísima tradición democrática que es, además, nada menos que Estados
Undios, le causa vergüenza al PSOE.
Y
éste es el mismo partido que no sólo ha exhibido todo tipo de sonrisas con el
dictador Castro, y donde pongo Castro, póngase cualquier otro dictador
comunista, sino que apoyó con entusiasmo
el acuerdo de Barack Obama con la dictadura cubana a cambio de nada en
libertades y democracia.
No
sintió vergüenza alguna por eso, pero sí por la corrección diplomática de Rajoy
en una entrevista protocolaria.
Hay
que suponer que si Rajoy hubiera hecho lo que, por ejemplo, Justin Trudeau, el
primer ministro canadiense, sonrisas y fotografías con Trump y su hija,
incluida la de la polémica del despacho oval, le habrían exigido la dimisión.
Otra cosa es
agasajar a los dictadores comunistas.
Eso
les parece correcto y muy deseable a quienes se avergüenzan por las
conversaciones diplomáticas con presidentes democráticos.
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