"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

martes, 21 de marzo de 2017

¿Quién dijo? "La letra, con sangre entra"


Domingo Faustino Sarmiento
Fue presidente de Argentina (1868-1874), además de filósofo, pedagogo, escritor, docente, periodista, estadista y militar argentino
Hombre, pueblo, Nación, Estado, todo:
Todo está en los humildes bancos de la escuela

Para él la educación debía ser pública, gratuita y laica
 En 1839 funda el Colegio de Pensionistas de Santa Rosa, un instituto secundario para señoritas, y crea el periódico El Zonda, desde el cual dirige duras críticas al gobierno.
 Se dedica de lleno a la actividad cultural. Escribe para los periódicos El Mercurio, El Heraldo Nacional y El Nacional; y funda El Progreso.

Crea y dirige en 1842 la Escuela Normal de Preceptores, la primera institución latinoamericana especializada en preparar maestros.
También impulsa el romanticismo, llegando a polemizar con Andrés Bello.
Su labor como pedagogo es reconocida por la Universidad de Chile nombrándolo miembro fundador de la Facultad de Filosofía y Humanidades.
En 1845 el presidente Manuel Montt Torres le encomienda la tarea de estudiar los sistemas educativos de Europa y Estados Unidos.

Frases célebres

"Cuando los hombres honrados se van a su casa, los pillos entran en la de gobierno"
"El buen salario, la comida abundante, el buen vestir y la libertad educan a un adulto como la escuela a un niño"
"Es la práctica de todos los tiranos apoyarse en un sentimiento natural, pero irreflexivo, de los pueblos, para dominarlos"
"Fui nombrado presidente de la República, y no de mis amigos".

"Las cumbres se alcanzan doblando el empeño"
"Las ideas no se matan"
"Los pueblos no tienen un carácter activo en los sucesos. Sufren, pagan y esperan"
"No está prohibido que un hermano del presidente fuese ministro, pero la decencia lo impide"
"Puede juzgarse el grado de civilización de un pueblo por la posición social de las mujeres"
"Yo sigo sin rumbo, sin blanco fijo, cediendo a impulsos que me llevan adelante"

"No he de morirme sin ver empleados en ferrocarriles, en este país, 
No digo 800.000 duros, sino ochocientos millones de duros!"
La cámara de senadores estalló en carcajadas.
"Necesito que las generaciones venideras sepan que para ayudar al progreso de mi país, he debido adquirir inquebrantable confianza en su porvenir.

Necesito que consten esas risas, para que se sepa también con qué clase de necios he tenido que lidiar".

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