Dos informes, uno conocido este lunes (19/11) y otro apenas 10 días atrás, coincidieron en los datos negativos que arroja el consumo, uno de los pilares del modelo kirchnerista y que venía eludiendo los efectos más fuertes de la crisis y de la estanflación.
Además empeoró la evaluación que hace la gente de su situación económica: Casi el 60% la considera negativa o regular, un 18% más que el año pasado.
CIUDAD DE BUENOS AIRES
(Urgente24).- La “poderosa clase
media”, elogio dispensando por Cristina Fernández
a ese decisivo sector de la población tras despotricar varios días
contra el 8N, fue durante mucho tiempo quien mantuvo los altos niveles de
consumo interno beneficiándose de uno de los ‘logros’ del “modelo K”, pero
la crisis y un cóctel de malas decisiones económicas empezaron a minar
la confianza y la perspectiva de la gente sobre su situación económica, lo que
ya se refleja en la caída del consumo en rubros importantes.
A los efectos de la crisis internacional sobre la
actividad industrial se sumaron a nivel local el cepo cambiario (que diezmó el
mercado inmobiliario, puso en extinción a las agencias de cambio y complicó el
turismo exterior), la inflación elevada y la falta de actualización del mínimo
no imponible para el pago del impuesto a las ganancias.
Ya a mediados de 2012, la Universidad Torcuato Di
Tella (UDTD) difundió un muestreo sobre la confianza de los consumidores que
cayó en julio 24,9 % comparado con igual mes de 2011.
Por entonces, la consultora Ecolatina ya
advertía que la desaceleración del consumo era evidente, aunque no todos los
rubros presentaban un deterioro de igual magnitud.
El comercio minorista presentaba una
retracción evidente.
Según la Confederación Argentina de la Mediana
Empresa (CAME), todos los rubros bajo análisis mostraron caídas interanuales en
mayo. Incluso los alimentos, que son bienes que las familias ajustan en épocas
de crisis.
También se advertía que “la falta de
actualización del mínimo no imponible para el pago del impuesto a las ganancias
afecta a un número de trabajadores cada vez mayor, al tiempo
que al no elevar los topes salariales requeridos, las mejoras en los
sueldos provocan que cada vez más trabajadores queden fuera del beneficio de las
asignaciones familiares.
En este sentido, a nivel agregado una parte de
la mejora del poder de compra de los trabajadores es captada por el sector
público”.
Y vaticinaba en julio pasado:
“teniendo en cuenta el deterioro de la actividad económica, la
elevada inflación, la baja creación de puestos de trabajo esperada, la reducción
de horas extras y el incremento de suspensiones, el consumo consolidará su
desaceleración".
El 09/11 la consultora Finsoport indicó que
“la incertidumbre imperante, la satisfacción de las necesidades de
comprar o renovar bienes durables alcanzada en años previos y el deterioro de
los ingresos de los trabajadores informales y de los desocupados han demorado el
proceso de recuperación plena del consumo" y agrega:
“El consumo privado, el único de los pilares originales del modelo
todavía vigente, sigue mostrando señales contradictorias en cuanto a su
dinámica".
En consonancia con esas estimaciones, este 19/11
Poliarquía difundió una encuesta nacional de 1000 casos, realizada en octubre
pasado en 40 localidades representativas de la población argentina, que mostró
que apenas el 16% de la población compró algún electrodoméstico en el
último mes, un registro que implica una caída interanual del 30%.
Se trata de un porcentaje apenas por encima del
14% registrado en 2008, en tiempos de crisis internacional, y levemente por
debajo de los comprobados en 2009 y 2010.
Poliarquía Consultores, evidenció que el
59% de la población evalúa que su situación económica personal es negativa o, a
lo sumo, regular.
El dato exhibe una caída del 18% respecto
de lo comprobado el año anterior, cuando una de cada dos personas
tenían una visión positiva de su realidad económica y está en línea con los
informes que dan cuenta de un retroceso de la industria y un parate de la
economía en general.
“Aunque no se trate de un dato duro,
la respuesta que obtenemos de los entrevistados sobre la compra de
electrodomésticos en los 30 días previos a la fecha de la encuesta, es un buen
indicador de la marcha de la actividad. Mientras que la variación interanual
promedio del 2011 fue del 19%, este año se está un 13% abajo”,
explicó Alejandro Catterberg, director de Poliarquía.
La percepción de la situación económica personal
varía por regiones y muestra un mayor impacto en el conurbano bonaerense.
Según el estudio, la Ciudad de Buenos Aires tiene
el mayor porcentaje de gente que se manifiesta satisfecha con su nivel
económico, casi el 50%.
Mientras que en el conurbano el escenario es más
pesimista y sólo el 35% de la población califica positivamente su situación
económica, frente a un 52% que la considera regular y un 13% que estima que es
mala.
Son datos alarmantes para el Gobierno que ya
parece hacer iniciado un divorcio de la clase media que apenas 1 año atrás
revalidó a Cristina en las urnas.
Después del cacerolazo del 8N, donde al menos un
30% de los participantes confesó haber votado a Cristina en octubre de 2011, la
caída del consumo y el pesimismo en la “poderosa clase media”, especialmente
concentrado en la Ciudad de Buenos Aires y el conurbano hacen peligrar el
proyecto re-reeleccionisa que está en juego en las elecciones de 2013.
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