"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

domingo, 26 de enero de 2014

Dólar "sin cepo" y gobierno devaluado

El calor y las tormentas que martirizaron al país durante la última semana compitieron en la atención de los argentinos con la  notable devaluación del peso, la nueva trepada del dólar blue, la insistente pérdida de reservas y la sensación de que el gobierno se encuentra superado por los acontecimientos.
Una impresión ratificada,en cierto sentido, por la primera aparición pública de la Presidente tras unalarga ausencia y un extenso silencio.

Un discurso ausente

Escenográficamente preparada para aventarlas dudas generadas por esa ausencia y ese hermetismo, la presentación presidencial del miércoles 22 entusiasmó al público militante congregado en la Casa de Gobierno, pero esimprobable que haya logrado aquel objetivo.
- “Espero que nadie critique la cadena nacional después de tanta demanda de la Presidenta para hablar”, disparó, sarcástica, la señora de Kirchner desde el Salón de las Mujeres de la Casa Rosada.
Esperanza probablemente frustrada, pues, aunque usó los micrófonos para opinarsobre muchos asuntos, ese día no dijo una palabra sobre las cuestiones que más inquietan a los argentinos, la mayoría de las cuales estuvieron en el candelero durante el largo período de hermetismo de la mandataria (por caso, la crisis energética que ha afectado a cientos de  miles de usuarios de luz y agua,  las huelgas policiales y la situación de la seguridad  o el aumento fuerte y sostenido de precios, principalmente en el rubro alimentario).
La Presidente tampoco advirtió el miércoles sobre las medidas que sus funcionarios se disponían a sancionar, autorizar o anunciar algunas horas más tarde.

En ese sentido podría decirse que el del miércoles en la Casa Rosada fue un discurso ausente que, en lugar de las definiciones y posturas que aguardaba la sociedad, ofreció  reiteradas argumentaciones autorreferenciales sostenidas en datos facturados por el INDEC,  que (pese a que el  leitmotiv del acto consistía en anunciar con bombos y platillos un plan  para un millón y medio de desocupados y desescolarizados) pintan una Argentina sin desempleo a la que fuerzas oscuras quieren hundir con la calumnia para castigar los grandes éxitos de su gobierno.

La percepción que intranquiliza a  fragmentos cada vez más extendidos de la clase política (sin excluir a hombres del oficialismo) es que, tras extraviarse en los laberintos de su propio relato, el gobierno se desliza hacia una situación de vacío.

La Ley deAcefalía

Elisa Carrió afirmó con su habitual vehemencia esta semana que la señora de Kirchner “no se hace cargo de la Nación, no es una presidenta”.
Pero inquietudes de ese tipo no sólo son verbalizadas por una figura volcánica como Carrió, sino por personalidades de talante más prudente y moderado.
Rodolfo Terragno, por ejemplo, propuso un domingo atrás reformar la ley de Acefalía para afrontar un “caso de vacío de poder”.
La Presidente, aseveró Terragno, “ha vuelto a la Casa de Gobierno, pero no es claro que ejerza el Ejecutivo a plenitud”.
Con cautela, Terragno, insistió en que  es  inadmisible  que la salud presidencial “sea objeto de especulaciones o versiones mal intencionadas”.
Agregó que, por ello,  “si existe una enfermedad de base, u otra no ligada a la situación que forzó la cirugía (…). el Congreso debería conocer el diagnóstico y el pronóstico..”, pues el juramento hipocrático obliga al médicoa guardar un “secreto inviolable” sobre lo que conozca “en el ejercicio de suprofesión”, salvo que “sea cosa que deba ser divulgada”.
Y, de tener el jefe del Estado algún impedimento, argumentaba Terragno, “la cosa entraría sin duda en tal categoría”.

Fue para  refutar ese tipo de prevenciones e impugnaciones que el entorno presidencial  se empeñó en el acto del miércoles  22.
La propia señora de Kirchner intentó desacreditarlas:
- “Quisieron crear una sensación de que no daba más”, dijo en su discurso.
- “Creo que mienten siempre”.
Esa desmentida hubiera adquirido otro cuerpo si su discurso se hubiera hecho cargo de los temas que afligen a la sociedad o si hubiera diseñado un programa de acción para remediarlos.
Eso no apareció.

Para peor, simultáneamente se estaba produciendo la aceleración de la caída de la moneda argentina.
“No estamos devaluando nosotros, lo hace el mercado”, denunció o confesó el jefe de gabinete Capitanich.
Pero no se trataba de que el gobierno estuviera intentando una estrategia, sino que se mostraba impotente ensayando varias al mismo tiempo.
Esa improvisación zigzagueante terminó convalidando  la mayor devaluación de la década, pese a que apenas ocho meses atrás la Presidente había fustigado:
- “El que quiera una devaluación deberá esperar hasta el próximo gobierno”.

“El próximo gobierno”

En algunos sentidos, en rigor, podría decirse que ya estamos pisando territorio de otro gobierno: losacuerdos con Chevron y la intención de convocar inversión privada, nacional y externa, para explotar los hidrocarburos; la búsqueda de un acuerdo indemnizatorio con Repsol.
La decisión de pagar las demandas perdidas en el  Centro de Arreglo de Diferencias del Banco Mundial;
el propósito de  saldar la deuda con el Club de Paris o la determinación de involucrar a las Fuerzas Armadas en la lucha contra el narcotráfico (más allá de la ineficacia, chapucería o falta de convicción con que se procesan) son puntos de un programa que poco tiene que ver con el autorretrato  de que se ufanaban el gobierno y sus corifeos intelectuales.

El gobierno no acierta con las soluciones y además va deshilachando los ropajes con que pretendía exhibir su identidad.
El resonante anuncio de que permitirá, desde el lunes 27 ,comprar oficialmente dólares destinados al ahorro representa un triple salto mortal,  destinado principalmente a ponerle techo a un mercado (el del dólar blue) al que, en sus declaraciones, el gobierno niega significación, atribuye vínculos con la delincuencia y  había prometido “combatir con la ley”.
La promesa estatal de vender dólares legalmente a un valor inferior al del mercado paralelo probablemente conseguirá  aquel objetivo, aunque el precio será responder a la demanda  con reservas.
Hasta el momento, en el marco del cepo cambiario, el Banco Central venía perdiendo unos mil millones  por semana.
¿Qué dimensión tendrá la demanda a partir del lunes?
Si, después de anunciar con pitos y matracas  la flexibilización del corralito del dólar aparecen nuevas  restricciones como reacción a una demanda muy fuerte (previsible, ya que la atracción del peso  es cada vez más baja y difícilmente se incremente por una  suba de las tasa deinterés inferior a la inflación), no habría que descartar escenas  de protesta en las zonas bancarias y un  fuerte rebote negativo  en  las expectativas.

Mirar desde La Habana

En todo caso, la Presidente observará los efectos de la pruebita desde La Habana.
Viajó a Cuba, país que se  ha labrado alguna fama en el campo de la medicina, tres días antes de la programada reunióndel CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños).
Desde la Casa Rosada se dejó suponer que el  anticipo se debe a que quizás se vea con Fidel Castro. ¿Hablarán de la medicina cubana?

Con la Presidente  fuera o dentro del escenario,  su gobierno va cediendo a las demandas de la realidad  de modo incoherente y con ocurrencias de corto plazo.
No hay estrategia.
No se afrontan las cuestiones centrales: el dispendio público, la  creciente inflación, el aislamiento.
A casi dos años de su fecha de vencimiento programada, el oficialismo se inspira en Juan Gelman:
“Hay que aprender a resistir. Ni a irse ni a quedarse, a resistir”.

                                                                 Jorge Raventos

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