La
ex presidenta está más preocupada por el olvido que por la prisión y, ante el
juez, apeló a argumentos políticos eludiendo las respuestas jurídicas.
El
juez penal debe por expresa disposición legal informar detalladamente al
imputado cuál es el hecho que se le atribuye, cuáles son las pruebas existentes
en su contra y el derecho que le asiste de negarse a declarar, sin que su
silencio implique una presunción de culpabilidad.
La
situación opuesta, es decir, que el acusado le comunique al juez los delitos en
que éste incurre al someter al imputado a proceso, no está reglada, es poco
frecuente y es habitualmente desaconsejada por los abogados defensores.
El
letrado sabe que la suerte de su asistido depende no solo y simplemente de la
letra de la ley y/o de las pruebas existentes en el proceso, sino también de la
subjetividad del magistrado que interpretará la norma jurídica - definiendo su
sentido y alcance - y valorará las probanzas para determinar la existencia de
hechos que serán la base de la absolución o la condena.
La
subjetividad del juez penal encuentra refugio en la frase "tengo por
probado que...", a partir de la cuál desarrolla una argumentación jurídica
tendiente a postular como objetiva y neutral su decisión.
Frente
a la subjetividad inevitable del juez los defensores procuramos en casi todas
las causas transmitirle nuestra propia subjetividad: explicando, convenciendo.
Y
para ello necesitamos de un escenario de cordialidad, de diálogo, en forma oral
u escrita o según es de práctica de forma oral (alegato de oreja, en la jerga
tribunalicia) y escrita.
Tribuna en el
tribunal
Cristina
Kirchner ante el juez, según relatan los trascendidos periodísticos, asumió una
posición distinta por decisión propia y consejo del colega que la asiste.
Le
habría expresado en el marco de la audiencia judicial los mismos
cuestionamientos que luego hizo públicos en fervoroso discurso que pronunció
ante nutrida concurrencia en la puerta del edificio del tribunal, intentando
convertir el proceso judicial en su contra en una tribuna política:
Denunció
las condiciones de funcionamiento del sistema judicial, sus instituciones y sus
actores y, al mismo tiempo, fustigó al gobierno del presidente Mauricio Macri
al evocar tiempos mejores bajo el gobierno que ella presidió.
A
su favor cuenta con elementos objetivos:
1§)
su retórica,
2§)
un juez altamente cuestionado, y
3§)
una gestión de gobierno despreocupada por las urgencias sociales, ya sean estas
heredadas y/o emergentes de sus propias decisiones de política económica.
Gobernar es
hablar
La
retórica de Cristina Kirchner ha sido uno de los pilares de su gestión.
Convencida
que gobernar es hablar utilizó la cadena nacional para difundir sus ideas,
descuidando controlar la correspondencia entre hechos y discursos.
Olvidó
que el sistema democrático se nutre de diálogos en vez de monólogos.
El
juez Bonadio es cuestionado por el modo de su designación (mientras algunos de
sus contemporáneos estábamos dedicados a la enseñanza universitaria, cursos de
investigación y elevar nuestro conocimiento teórico, él tuvo el mérito de estar
anotado en una servilleta) y, lo que es aún más grave, por una actuación guiada
por los operadores políticos de turno.
La
venda en los ojos de la dama de la justicia representa objetividad, sin miedos
ni favoritismos, independientemente de la identidad, el dinero o el poder del
acusado, empero él ha interpretado que lo autoriza a cerrar los ojos ante el
poder, a la espera de momentos propicios o adecuados.
En
el Gobierno de Mauricio Macri las urgencias sociales han sido desatendidas,
agravándose en pocos meses de gestión las condiciones de vida de muchos
compatriotas.
Sus
economistas hablan de "Deuda" social que será satisfecha al final de
un proceso económico virtuoso, emergente de políticas de libre mercado.
Destaco
la palabra deuda porque nombrar es valorar.
El
pago de una deuda puede ser postergado, y la imposición de intereses moratorios
restablece la equidad.
Las
urgencias no pueden ser postergadas, necesitan atención inmediata y no existe
modo de compensar o restituir la equidad frente a la desatención.
Un
niño mal nutrido, jamás se recuperara de su déficit inicial.
Un
enfermo grave, muere y no hay modo de volver en el tiempo para brindarle
atención médica alguna.
La táctica de la
ruptura
Con
estos elementos a su favor, Cristina Kirchner adopta una estrategia de ruptura,
una táctica procesal desarrollada por Jacques VergŠs cuya doctrina sistematizó
en su libro "De la strategiŠs judiciaire" (publicada por primera vez
en 1968, Editorial Minuit).
El
origen de esta estrategia puede ubicarse en una carta de Lenin del 19 de enero
de 1905 (publicada por primera vez en 1924, en la revista Proletárskaia.
Revolutsia, núm. 7) planteando que en la defensa de Elena Stásova y otros
camaradas debía: 1§) desconocerse el derecho de la corte a juzgar a los
acusados y por ende negar toda forma de colaboración,
2§)
abstenerse de participar en los procedimientos judiciales, salvo para explicar
que el tribunal carece de legitimidad y
3§)
utilizar el juicio como medio de agitación política.
VergŠs
cita como ejemplos los procesos de Sócrates (399 A. C.
Lo
primero que hace Sócrates es acusar al que le acusa, Meleto.
Apología
de Sócrates de Platón), el de Luis XVI (Francia, ejecutado el 21 de Enero de
1793) y el juicio de Leipzig de Gregori Dimitrov en 1933 (Dimitrov fue acusado
de incendiar el Reichstag en 1933).
Y
él mismo utilizó esta estrategia en la defensa de los argelinos insurgentes
contra Francia durante la guerra de Argelia, en el juicio a Djemila Bouhired,
acusada de participar en el atentado del 26 de enero de 1957.
(En
sede judicial fue condenada a muerte pero la opinión pública internacional -
sostenida por personalidades internacionales, entre otros: Nehru, el presidente
de Jordania, 76 diputados ingleses, y Ho Chi Minh - solicita y obtiene la
gracia del presidente de la República Francesa.
Los
acuerdos de Evian de 1962 pusieron fin a la guerra de Argelia y beneficiaron
con amnistías amplias a los condenados).
En
estos procesos no es posible el diálogo entre la defensa y los jueces porque
expresan valores políticos y culturales diferentes y los valores de uno son
rechazados por el otro.
Vergès
recordaba que al preguntarle el tribunal a la acusada si era francesa, la
respuesta era "no, soy argelina", ante la pregunta sobre si
integraba una organización para delinquir la respuesta fue
"soy
miembro de una organización de resistencia".
De
manera similar Cristina Kirchner ante una pregunta formal y de rutina sobre su
estado civil respondió:
"viuda de
un ex presidente constitucional" y sobre su supuesta participación en
una asociación ilícita respondió "presidí
el Poder Ejecutivo Nacional".
No trató de
aportar datos personales sino políticos.
No intentó
explicar los hechos investigados sino de exponer y cuestionar las razones
políticas que existen detrás de la acusación.
La
estrategia de ruptura no es frecuente en la Argentina, pero no nos resulta
desconocida.
Fue
utilizada por los abogados defensores de presos políticos a principios de la
década del 70.
En
efecto, a partir de la implantación de la Cámara Federal en lo Penal por parte
del Gobierno de facto de Alejandro Lanusse los defensores intentaron
transformar los juicios en una tribuna política, denunciando al tribunal al que
calificaron "Camarón" como una "comisión especial
inconstitucional".
Se
trataba de juzgar al tribunal ante la opinión pública.
Esta
estrategia no pretende bloquear la acción del tribunal sino modificar el
contexto político y jurídico en que se sustenta.
El
acusado no se defiende del hecho porque confronta al tribunal exponiendo sus
propias ideas y principios, difunde su causa.
El
comunista húngaro Rakosi le preguntaba a sus jueces en 1925
¿Quiénes
sois?
¿Qué
representáis ?
¿Cuál
es vuestra razón histórica de ser? (Vergés, Estrategia judicial en los procesos
políticos. Barcelona: Editorial Anagrama, 2008, 27), con el fin de enfatizar el
carácter representativo del Tribunal, negar su neutralidad y destacar su
carácter político, transitorio y conservador.
Si
el acusado negara o explicara la acusación alegando circunstancias
excepcionales, estaría reconociendo la validez del proyecto político que
rechaza.
La búsqueda del
equilibro
Cristina
Kirchner aboga por un proyecto político que no está vigente, circunstancia que
considera coyuntural.
Al
tiempo que arenga a sus partidarios, legitima en su discurso su propio
accionar.
Un
nuevo mandato suyo, al que evidentemente aspira, legitimará retroactivamente su
accionar.
Sócrates
fue condenado.
Dimitrov
absuelto.
No
he de anticipar el resultado de los procesos a Cristina Kirchner.
De
ello se ocupará su distinguido defensor.
La
preocupación de Cristina no es la cárcel sino el olvido:
"Me pueden
meter presa, pero no van a evitar que diga lo que pienso".
Al
estudiar el proceso de ruptura habrá recordado las palabras de Robespierre ante
la Convención Nacional del 3 de diciembre de 1792:
"Los
pueblos no juzgan como las cortes judiciales; no emiten sentencias, fulminan;
no
condenan a los reyes, los reducen a la nada".
Y
el gobierno de Mauricio Macri que acude con frecuencia a la excusa fácil de la
herencia recibida, debería preocuparse por la pregunta que el discurso ante la
Convención Nacional Francesa también expresaba:
"Cuando
un rey ha sido aniquilado por el pueblo, ¿quién tiene el derecho de resucitarlo
para convertirlo en un nuevo pretexto de agitación y rebelión, y qué otros
efectos puede producir este sistema?"
Nuestra
preocupación debe ser encontrar la síntesis que nos permita superar los
fracasos del pasado y del presente, pensando en la bandera y no en quien
sostiene el mástil...
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