La
psicóloga chilena, a sala llena
Presentó
"Oídos sordos", donde se burla de su apellido y da cuenta de cambios
de vida necesarios. Quienes son flexibles, dice, resisten mejor.
Pilar
Sordo presentó ayer su nuevo libro Oídos sordos ante unas mil personas.
Entre
el público predominaban las mujeres, en general de más cuarenta años.
En
primera fila, algunas famosas, como Eugenia Tobal y Fanny Maldelbaum.
En
charla con Gerardo Rozín, que ocupó el rol de contraparte escéptica y
melancólica (el humor fue compartido), la psicóloga chilena habló sobre un
severo “surmenage” que padeció y explicó cómo, desde entonces, atendió e
investigó los mensajes que emite su cuerpo.
“Este
es mi sexto hijo literario.
Es
más difícil presentar a los hijos literarios que a los de una –abrió Sordo-.
En
el título del libro me río de mi apellido y me refiero a la forma en que hice
oídos sordos respecto de mi cuerpo durante un año y medio, hasta que estalló.
Tuve
derrames en los ojos, una arritmia cardíaca, retención de líquidos, alergias
que en mi puta vida había tenido, sangrado vaginal por tres meses, como si
estuviera menstruando.
Era
mi cuerpo que me decía:
‘Te he
acompañado durante cincuenta años, te he acompañado en todas las pelotudeces
que has hecho. Pero hasta aquí llegué”.
Con
lenguaje sencillo, coloquial, matizado por bromas, Sordo dijo que los primeros
síntomas de una enfermedad son emocionales.
“Hoy
les llamamos cansancio o estrés, porque suena cool, suena a que una está muy
ocupada.
El
problema es que nadie se hace demasiadas preguntas.
Tiramos
para adelante sin prestarle atención a las vulnerabilidades.
Te
dicen ‘Pili, relajá’.
Y
una se pregunta: ‘¿Cómo mierda se hace eso?’
Pero
es bueno saber que las decisiones que tomo ahora, a los cincuenta, van a hacer
que viva bien o mal a los sesenta”.
Para
la psicóloga es importante el campo de elección grande o pequeño que cada uno
tenga.
“A
la hora de almorzar puedo elegir intoxicarme con grasa o no.
A
la hora de dormir, puedo elegir intoxicarme con los noticieros que me llenan de
miedos o escuchar buena música.
Si
hago esto último, al día siguiente voy a salir cantando.
Tal
vez un poco desinformada, es cierto.
La
cagada es que siempre existe algún pelotudo que va a contarte todo lo malo que
pasó y que no sabías.
Por
lo demás, siempre hay algún campo de elección.
Conocí
a una mujer, que estaba a días de morir de cáncer, y me dijo que, aun con las
pocas posibilidades de elegir que tenía, ella escogía maquillarse”.
En
contra de la idea de buscar el placer inmediato (“Se puede ser feliz sin sentir
alegría”), Sordo dijo que la medicina tradicional ofrece un camino “más largo,
más jodido” a la hora de la curación.
Y
aconsejó abrevar en las medicinas alternativas.
“Yo
me deshice de algunas costumbres dañinas.
Hace
un año, por ejemplo, que no consumo azúcar.
El
azúcar es siete veces más adictiva que la cocaína.
Hay
que superar las primeras 72 horas sin consumir dulces, horas en las que una
puede asesinar, pero después una se acostumbra.
Después
hay una tropa de pelotudos que quieren convencerte de cualquier manera de que
comas tortas”.
También
sostuvo: “Hoy estamos súper conectados, aunque muy poco comunicados”.
Y
opinó sobre ciertas estructuras de personalidad, a través de una comparación:
“En
Chile estamos muy acostumbrados a los sismos y a los terremotos.
Los
edificios que son duros se caen; los que
se mueven, no.
Las
estructuras mentales son iguales.
Las
que son flexibles, las que se acomodan a las situaciones de la vida, son las
más sanas.
Además,
cuando uno tienen conciencia de la muerte empieza a poder disfrutar de la
vida”.
Después
se refirió al exceso de medicación consumida hoy y le propuso al público:
“Levante la mano
el que tiene remedios en el maletín o la cartera”.
Al
ver el resultado, masivo, lanzó: “Estamos
cagados”.
Y
agregó: “Tenemos que aprender a escucharnos, a hacernos preguntas, a modificar
aspectos de nuestras vidas que pueden ser modificados”.
Por
último, cuando Rozín le dijo que existían personas que siempre quitan energía,
ella fue contundente:
“Hay
mucho pelotudo, mucha pelotuda, que se despierta cada mañana con el objetivo de
cagarles la vida a cinco optimistas o más.
Y
que encima se autodefine como realista.
Lo
aconsejable es alejarse de estas personas”.
El
cierre, tras cincuenta minutos de charla, fue con Sordo en el borde del
escenario, de espaldas al público, y la multitud posando atrás, los brazos
alzados y sonrisas estiradas al grito de whisky.
Foto
que la psicóloga denomino “selfie”.
Después,
la ovación y el intento de acercamiento de muchos hasta Sordo.
Y
la firma de ejemplares en el stand de Planeta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario