Por Héctor Blas Trillo
Está
claro que Trump quiere ayudar a la Argentina.
Con
los limones, con la carne, con el biodiesel, con inversiones, con lo que sea.
Al mundo lo
mueven intereses,
decía Churchill.
EEUU
ve la oportunidad hoy por hoy porque acá tenemos un gobierno no peronista y no
anti yanqui por primera vez en demasiadas décadas.
Los
yanquis han intentado manejar la región políticamente durante la llamada
"guerra fría".
El asunto era
impedir la entrada del comunismo ruso, luego de que el imperio soviético
hubiera creado y sostenido la cabeza de playa que significó Cuba.
Pero
hoy el tema es otro.
El
tema es China, a la que la ideología le importa un carajito.
Hace
por lo menos 20 años que China, creciendo como está creciendo, busca entrar
cada vez más en la región, especialmente en el área energética y en la
producción de materias primas.
EEUU tiene hoy
una ventaja geopolítica con Macri en la Argentina, con Piñera en Chile, con
Bolsonaro en Brasil.
Y
dado que los gobiernos yanquis tuvieron siempre prejuicios ideológicos hoy
tienen la posibilidad de salvar sus propias contradicciones internas apoyando a
la región y contrarrestando al gigante asiático.
China
no se anda con chiquitas.
Todos
lo sabemos.
Se
abrió al capitalismo, dejó de lado prejuicios boludos, mientras que la URSS se
derrumbaba como un inmenso castillo de naipes.
La
única limitación que tiene, y que yo creo que no es menor, es que siendo una
cerrada dictadura, no podrá abrir su mente al universo y sus científicos y
eruditos tendrán limitaciones en su formación y en su INFORMACIÓN que no las
tiene Occidente.
Pero
eso es futuro.
Tal
vez 50 años o más.
Hoy
por hoy China es el gran competidor de los yanquis.
El
competidor comercial. No político.
La
URSS nunca fue competidor comercial.
Los
propios prejuicios del comunismo soviético fueron su gran limitación.
La Argentina
debería hacer serio hincapié en conformar una Diplomacia de gran calidad que
hoy no tiene.
La
Argentina debe poder jugar a dos puntas.
No
debe casarse con nadie.
Ni
"relaciones carnales", ni alineamiento absoluto con nadie.
Eso
es lo que realmente nos conviene.
A
todos nosotros.
Es
mi modesta opinión.
Espero
que se cristalice de algún modo esto que pienso.
Héctor
Blas Trillo
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