Por
Héctor Gambini
Ahorrando
5.000 dólares por mes, harían falta 83 años para juntar el cash que guardaba
Florencia.
Para que haya
estrés postraumático primero tiene que haber un trauma.
El
de Florencia Kirchner no se conoce.
Si
fuese eventualmente el temor a quedar detenida por una de las causas de
corrupción en las que se investiga a su familia, debería ser irrelevante en la
consideración judicial:
Todos los
detenidos de todas las causas podrían alegar una dolencia semejante.
Naturalmente,
su acceso a la atención médica debe estar garantizado.
La
está recibiendo en Cuba, aunque podría recibirla en la Argentina.
Nadie
explicó aun debidamente cuáles son los riesgos verificables de un viaje en
avión.
La
Justicia sabe lo que no tiene.
"No tiene
anorexia",
dijeron sus abogados.
Pero
nadie entiende bien qué es lo que tiene.
Por
eso, los certificados médicos cubanos van a la consideración del Cuerpo Médico Forense.
El
abogado de Florencia -y de Cristina- pidió ahora una prórroga en el permiso de
regreso al país "hasta que le den
el alta definitiva".
No
un alta que le permita viajar, sino definitiva.
¿Un
alta infinita, sería?
¿Un
alta que la libere del tratamiento o, ya que estamos, que la exima de responder
ante los Tribunales hasta después de octubre?
La
misma palabra mantiene a Cristina Kirchner fuera de la cárcel y la mantendría
aún después de una eventual condena.
El
Senado -le encanta explicar a Pichetto- sólo le quitará sus fueros si alguna
vez tiene condena definitiva.
La
sentencia de un tribunal oral es revisada por una Cámara, luego por Casación y
finalmente por la Corte.
¿Podría
quedar firme en 6, 8, 12 años?
Y,
además, ¿cuándo es firme?
¿Las
instancias internacionales también cuentan?
La igualdad ante
la Justicia es una quimera impracticable en la Argentina precaria.
Ya
hay en algún escalón intermedio del poder algún comentario en sorna acerca de
un trato "distinto" que los funcionarios presos del kirchnerismo
estarían teniendo en sus lugares de detención.
Creen
que podría deberse a la mejora de Cristina en las encuestas y a su casi segura
presentación como candidata para disputar otra vez la presidencia.
¿Cómo juega ese
termómetro en Tribunales?
TOF
significa Tribunal Oral Federal.
El
8 (lleva Hotesur) le dijo al 5 (Los Sauces) que debería tratar él las causas
unificadas contra Cristina, porque tienen el mismo delito de origen.
El
5 dijo que no, pero intentó pasarle su caso al 2 (Obra Pública), que tampoco lo
acepta.
Casación
deberá resolver todo esto que en el fondo es una única cuestión:
¿Quién juzga a Cristina?
Y
¿cuándo?
Quizá
al Gobierno le convenga un "limbo" hasta octubre, en lugar de tener a
Cristina sentada en el banquillo haciendo de víctima inocente en plena campaña.
¿Tiene
esto que ver con las súbitas indefiniciones judiciales de estos días?
Entre
los tironeos, crece la causa de los cuadernos.
El
kirchnerismo puro ya experimenta en las redes sociales con un eslogan sencillo:
Cristina no está
en los cuadernos.
Ellos
dicen "en las fotocopias".
No
dicen que está en los testimonios directos de los que aparecen en los
cuadernos:
En
los de su contador, en los de la viuda de su secretario privado, en los del
funcionario que tiraba bolsos con millones a un convento, en los de los
empresarios que dijeron que no obtenían obras si no coimeaban a su gobierno.
Ni
mencionan el cash que acaso originó el trauma aún no identificado de Florencia:
5 millones de
dólares en efectivo en su caja de seguridad personal.
Ahorrando
5.000 dólares al mes (más de 200.000 pesos) harían falta 83 años para juntar esa
plata.
Florencia
tiene 28.
Ese
dato -quizá olvidado en la maraña general- también es definitivo.
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