CUBA SE SUBLEVA A LA DICTADURA DE LOS CASTROS
EL
TÍTERE DÍAZ-CANEL LLAMÓ A LEVANTARSE EN ARMAS
Por: Rubén Lasagno
Llegar a Cuba es
entrar por la puerta del tiempo.
Una
sociedad pobre, en cuyas calles transitan autos de los años 50 y 60, falta de
libertades en todos los órdenes, cepos en todos los sentidos, periodistas y
opositores encarcelados y una elite de oligarcas, que constituye una casta
intocable de delincuentes comunes, enriquecidos a través de un narco-estado que
ha sido el intermediario permanente en la ruta de la cocaína, desde épocas de
Pablo Escobar, pasando por El Chapo Guzmán, hasta la actualidad.
Y la gente se hartó.
Tardó
tiempo, si, muchísimos años, pero finalmente superó la inercia que imponía el
régimen de los corruptos hermanos Castros y ante el gobierno títere de Miguel
Díaz Canel, salieron a la calle en todas las ciudades de la islas, hartos de
estar entre la pobreza, la marginalidad, las muertes del Covid, la desatención,
el robo de la libertad y de las riquezas que solo se la reparten los poderosos
que adornan una dictadura, como todas, déspota, criminal y demagógica,
vendiendo el relato de la “justicia social”, lo que menos practican estos
personajes en color sepia.
Como mejor respuesta, Díaz Canel llamó “a los comunistas” a luchar en las calles, es decir, convocó a fuerzas irregulares urbanas, los boinas negras, que son comparativamente los camisas negras del fascismo italiano, una especie de la Werwolf de Hitler o los colectivos de Maduro, para eliminar a los “contrarrevolucionarios”, es decir, masacrar al pueblo que mantienen oprimido, para defender sus propios negocios y los de la familia de los Castros, cuyos hijos, al igual que los hijos de Chávez de Venezuela tienen cuentas off shore por más de mil millones de dólares, habiendo heredado ese capital de sus respectivos padres que obtuvieron las riquezas asaltando las arcas de sus respectivos países, más o menos (aunque en otra medida) a lo sucedido aquí con Máximo Kirchner y su hermana Florencia, que son portadores de una enorme fortuna que les llovió por herencia, imposibilitados de justificarla con un solo día de trabajo propio, ni de sus padres, quienes por 40 años vivieron de la política.
Ojalá el pueblo cubano, inmerso en el olvido, la miseria, el encarcelamiento, las desapariciones, la represión y la privación de la libertad, se pueda sacudir definitivamente el mal de los dictadores, que ya tienden a desaparecer en muchas partes de sud y centro américa, donde aún quedan enclaves como Nicaragua y Venezuela.
Lamentablemente,
no creo que en Cuba, el cambio se pueda hacer sin que corra sangre.
Y
esto es lo que detiene a la gente de bien, pero no conmueve a los criminales
que tienen el poder.
Bueno sería que en Cuba se repita la historia de los déspotas rumanos quienes el 25 de diciembre de 1989, fueron ejecutados después de ser juzgados por un “Tribunal popular”, como a los déspotas les gusta llamar a la justicia por mano propia.
Nicolae
Ceaucescu y su esposa Elena Petrescu fueron ejecutados luego de ser juzgados
por un tribunal popular.
Se
acusó a Ceaucescu de humillar al pueblo durante 25 años, saquear sus riquezas,
tener cuentas secretas en Suiza y provocar la hambruna entre sus ciudadanos.
Fueron
fusilados en público y la rabia contenida, hizo que algunos soldados les
siguieran disparando a los cuerpos, ya inertes.
Fue
la rebelión de otros hartos.
Kirchneristas, agarren los libros que no muerden
El
partido del Frente para la Victoria no los condena, porque en el fondo es el
modelo que pretende imponer en nuestro país; la licuación de los poderes, la
concentración del poder, el control social y decidir quien vive y quién no,
quien come, quien se enriquece y quien es encarcelado o liberado, solo por
decir lo que piensa.
Como en otras oportunidades, no me canso de explicarles a mis colegas de otras partes del mundo con quienes tenemos comunicación, que la actitud del gobierno argentino, no es la del “pueblo argentino”.
Solo un
grupúsculo de trasnochados, algunos de los cuales están hoy transitoriamente en
el poder nacional, piensa que Cuba, Venezuela o Nicaragua no deben ser
condenados internacionalmente.
Y
en el caso de Cuba, especialmente, porque para la jefa de la banda (léase
Cristina Fernández) es un país donde se siente como en casa, de hecho llevó a
su hija para exiliarla cuando la justicia la seguía por enriquecimiento ilícito
y fue (y es) el país al que CFK escaparía, en caso de que la justicia argentina
decida actuar decentemente y detenerla para que pague por sus delitos.
Pero nadie puede dudar de la marginalidad internacional en la que vive inmerso el gobierno argentino, si entiende que los países amigos actuales son Irán, Rusia y China, mientras en el relato K se desgarran por “el imperialismo” de EEUU.
Tan
payasescos resultan en su pensamiento, como en la acción; por lo tanto,
asombrarse por la falta de condena a los últimos dictadores y genocidas
latinoamericanos, es algo que al menos con estos personajes, no vamos a ver.
¿Cuál bloqueo?
El
kirchnerismo, tan afecto a quedarse en el pasado o explicar el presente con
rémoras de viejas trincheras que nunca conoció, ha salido a “explicar” la
situación de hartazgo que viven las nuevas generaciones de cubanos, dispuestos
a luchar por sus libertades, asociando la situación política ditactorial del
país caribeño, con “el bloqueo” de Estados Unidos.
Pues
bien, le decimos al presidente Alberto Fernández y de allí para abajo a sus
repetidores seriales que agarren los libros, no muerden y sirven para evitar el
ridículo en público.
El “bloqueo a Cuba”, fue una medida tomada por EEUU el 3 de febrero de 1962, firmada por el entonces presidente John F. Kennedy, en la Orden Ejecutiva 3447/62, en plena guerra fría entre ese país y la entonces Unión Soviética, con quien Cuba amenazó al continente facilitando la instalación de una base de misiles.
En
ese momento el cerco económico, comercial y financiero, fue una medida de
castigo preventivo, que con el tiempo sufrió tantas modificaciones, que líderes
de ese hermoso país centroamericano, guardan sus riquezas mal habidas en bancos
federales de Norteamérica.
Cuba no está bloqueada, de hecho tiene a más de 100 países que comercian desde hace años con los Castros, entre ellos China, Rusia y España.
Es
decir, que el verdadero “bloqueo”, lo imponen desde adentro, los ejecutores del
régimen y son ellos los responsables del empobrecimiento, la hambruna y la
falta de libertades del pueblo.
En nuestro país “los comunistas” gauchos, son gente que conforman el gobierno o son sus “fans rentados” como Juan Grabois, Pablo Echarri o Dady Brieva que hablan desde un piso de 3 millones de dólares en Puerto Madero, brindando por sus contratos con el gobierno en mesas de algún bar coqueto de La Recoleta o juntando bolsos de plata en Juncal y Uruguay.
La postura de
los Fernández ante la vergonzosa dictadura cubana va en contra de cualquier
bandera simulada que levantan en nuestro país, lo que constituye la más clara y
evidente incoherencia conocida.
Mientras acá se rasgan los paños por las libertades individuales, en Cuba son aplastadas;
en Argentina montan el mensaje de las igualdades de
género y callan ante la persecución, encarcelamiento y muerte de personas gay
en Cuba, el sometimiento de las mujeres pobres a la prostitución legalizada,
donde el propio régimen castrista tiene armado negocios de tours sexuales,
juego clandestino y prostitución VIP, asociada con el narco estado que manejan
desde hace décadas.
En
nuestro país el kirchnerismo se ufana de ayudar a los pobres inventando planes
y formas de hacer dependientes de sus dádivas a los sectores más pobres y en
Cuba ese circuito ya está cerrado:
Después
de años de “asistencialismo estatal” y políticas de empobrecimiento, se ha
creado una sociedad carenciada, que funciona dentro de una burbuja de la cual está excluido el poder
y solo comen cuando el gobierno les dicta lo que pueden comprar, a qué precio y
en qué cantidad.
En Argentina el FPV se corta las venas por los Derechos Humanos y los pañuelos blancos, mientras calla ante los asesinatos del régimen cubano, el encarcelamiento de los disidentes, la desaparición de personas y hace pocos días, en un allanamiento ilegal a un disidente lo mataron frente a sus hijos, o el boina negra que disparó a quemarropa contra un grupo de jóvenes en una esquina, no mereció el mínimo repudio de las autoridades nacionales.
Sin
palabras.
¿No tiene vergüenza el kirchnerismo de silenciar el crimen político y el genocidio de los pueblos hermanos?
Realmente
es patético y triste que en la Argentina, haya argentinos tan despiadados y
faltos de empatía; entre ellos el propio Papa, que no ha tenido la mínima
voluntad para condenar a estos salvajes latinoamericanos; pero si los vemos
horrorizarse por “los 30 mil desaparecidos” de hace 35 años atrás y ni siquiera
se conmueven con los 100 mil muertos que carga a cuestas el gobierno nacional
por impericia y corrupción.
A la vista de este cuadro, no pretendamos que levanten la voz por los muertos de países hermanos.
(Agencia
OPI Santa Cruz)
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