La existencia es un camino que el ser recorre construyendo su vida.
Ese
camino es su historia personal, y en su historia hay hitos, sucesos, acciones,
ideas que le dan un colorido especial a cada existencia, y que permite que de
alguna manera se le atribuya un valor, que en realidad es la valoración de la
persona que construye esa historia.
El
hombre en su trayectoria puede hacer de su vida una situación de grandeza, una
condición inexpresiva e irrelevante, o una situación de miseria.
Aunque
en realidad la grandeza y la miseria forman parte del ser, lo constituyen y
están en su innata condición.
En
él están los actos heroicos y las acciones más perversas: es capaz de dar la
vida por su hermano, como convertirse en sicario y matar por dinero para otro.
A veces es un camino que se elige, otras veces una situación accidental o azarosa que lo lleva hacia un lado o hacia el otro.
Dos cosas
contribuyen a esa decantación, la primera es el ser en sí, su génesis, sus
antecedentes, sus ancestros, y la otra es la formación, en especial, la
impronta de los primeros estímulos y la educación.
La
condición genética influye de manera especial en el comportamiento humano, y a
veces condiciona ciertos aspectos no sólo de su conducta sino de su formación,
pero también los modelos y las enseñanzas que recibe, y el contacto con el
ambiente y con las costumbres de su pueblo en cierta forma lo condicionan.
No
lo exime de responsabilidad, ya que posee la suficiente libertad para poder
elegir, y su conciencia obra de control moral de sus actos.
La conciencia es un elemento fundamental, no solo por el control personal, sino en cuanto a la conciencia general, el concepto que el hombre se forma de quien es, donde está, cual es su relación con el otro y la naturaleza, y en que condiciones debe desempeñar su rol en la vida, y en el contexto general de la naturaleza.
Sin
embargo la condición humana, lo hace distinto, hay un plus diferencial en su
ser.
Dice
Kant, el hombre es un fin en si mismo, la existencia es un valor absoluto, y el
hombre merece la dignidad de ser considerado un individuo único e irrepetible, libre de elegir y
responsable de sus acciones.
A
cada instante y durante toda su vida, debe enfrentarse con situaciones que debe
resolver, y actuar en consecuencia.
Si
bien hay una conducta preferencial, en cada hombre, no todos sus actos, ni
todas las situaciones se resuelven de la misma forma.
El
hombre es hombre con todas sus falencias, sus carencias y con todas sus
virtudes; no hay ángeles ni demonios, quienes hacen todo bien, ni quienes hacen
todo mal.
Hay
actitudes y preferencias, y ahí el hombre elige en ser grande o mísero, a los
golpes, con dificultades, no de una forma uniforme, sino con la manera que le
da su condición de hombre.
Puede
cometer transgresiones en medio de actos de grandeza, o pequeños actos
virtuosos en medio de actitudes miserables.
El hombre de fe, se siente imagen y semejanza de Dios, el que no cree se siente parte del reino animal.
La
conciencia que tenga de sí mismo hará privilegiar ciertos aspectos que hacen a
su comportamiento.
Pero
algo es cierto, con el correr del tiempo, y con los desafíos del conocimiento y
de la tecnología, el hombre tomo conciencia de su finitud, de su pequeñez en el
universo, pero al mismo tiempo de su capacidad maravillosa para aprovechar lo
que sabe y poner a su servicio cosas y aspectos que lo superan.
Se
siente grande en medio de su miseria.
Si
algo lo diferencia es su aptitud moral.
El hombre es apto para comprender el universo, entender su relación con el mismo y con sus hermanos, asumir su rol y su compromiso con el deber, con lo que debe ser por quien es.
Allí
surge su grandeza, aun con la conciencia de sus errores, de sus faltas, de sus
dificultades y deficiencias, entendiendo que debe superarlas, que debe cumplir
su misión, que a pesar de sus caídas debe levantarse y seguir creciendo en el
camino de su historia, que no está sólo y es responsable de sí, de sus
hermanos, y del mundo que habita.
Esta
humilde concepción que nace de su pequeñez, y de la aceptación de su rol y de
su deber como su destino, lo hace grande.
QUIEN ERES
Quién eres y quien debes ser
en
algún momento te lo has preguntado
si
tomas conciencia lo puedes saber;
si
sigues viviendo con lo acostumbrado
la vida tranquila te ha de parecer,
que
tus deseos ya los has colmado,
lo
que te molestas no lo quieres ver
las
cosas profundas te han asustado
una vida fácil crees merecer
de
los problemas estás alejado
el
hombre, lo justo, lo que hay que hacer
no te corresponde, no está pensado
porque
a ti te debes, sin comprender
que
en tu camino vas acompañado.
Elias
D. Galati
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