"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

domingo, 22 de junio de 2008

Legislar con mente abierta, por Miguel Bonasso y el aumento para quienes "piensan mejor" /Crítica


Si queremos tener cada vez más democracia, como dijo la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, el Congreso debe hacer su trabajo sin presiones o permisos paternalistas del gobierno nacional, ni aprietes del llamado “campo”. Debe tratar a fondo, de manera creativa y rigurosa, el proyecto del Poder Ejecutivo Nacional sobre la famosa resolución 125 de las retenciones móviles, que ha originado el conflicto más largo y gravoso de la era Kirchner.

Como lo señalan de manera unánime todos los constitucionalistas, la Cámara de Diputados y el Senado de la Nación están habilitados para aceptar el proyecto o rechazarlo y también para introducirle todas las modificaciones que los respectivos cuerpos consideren necesarias. ése es su papel y esperemos que el Parlamento esté a la altura de las circunstancias.

Hay que escuchar a todos los actores sociales, pero repudiar cualquier forma de escrache o extorsión. Si los argentinos queremos mejores instituciones, debemos empezar por respetar las existentes. Si la actual clase política no conforma, se la puede ir cambiando a través del voto y del compromiso político de la sociedad, que no debe limitarse a protestar cuando le pisan un callo, sino también cuando se lo pisan a otros. Eso es precisamente la política en la mejor acepción del término.

Cuando se produjo el fenómeno Blumberg y el falso ingeniero se sentó en la bandeja para tomarnos examen, a ver si aprobábamos al vapor estúpidas reformas al Código Penal, llegando al extremo de levantar la mano para pedir la palabra, estuve entre la treintena de diputados que abandonamos el recinto de la democracia, mancillado por una imposición autoritaria y el oportunismo temeroso de quienes no querían salir malparados en los medios. Una cosa es peticionar y otra imponer.

Igual de inaceptable me parece ahora la arrogancia del señor Alfredo De Angeli, cuando proclama: “Los hombres del campo les enseñaremos a legislar”. Muchísimo más grave aún me parece la declaración del vicepresidente segundo de CRA, Ricardo Buryaile: “Si el Congreso de la Nación ratifica las retenciones debería ser disuelto”.

El primer paso de todos los golpes militares fue siempre, sin excepciones, la disolución del Congreso. Esta declaración no hace más que recordar el apoyo prestado por CRA, Carbap y la Sociedad Rural a la dictadura militar más sangrienta de nuestra historia. Apoyo orgánico que convirtió a Jorge Aguado, entonces presidente de la Carbap, en secretario de Agricultura del genocida Roberto Viola y gobernador de la provincia de Buenos Aires durante el período dictatorial que comandó Leopoldo Fortunato Galtieri.

Con esta declaración, que será repudiada por la Cámara de Diputados de la Nación y la Legislatura porteña, el señor Buryaile les ha hecho un flaco favor a las “cuatro entidades del campo”. De nada sirve que se arrepintiera y pidiera perdón. Lo dijo. Y ese protofascimo explícito no lo ayuda mucho a sacarse de encima el mote de “golpista” que le adjudican desde el gobierno a las “cuatro entidades”.

Lo malo es que en la vereda de enfrente también hay manifestaciones que constituyen una tácita desvalorización del Parlamento. Cuando el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, declara “el Congreso está liberado para debatir todo lo que sea necesario”, asume una posición paternalista respecto de uno de los tres poderes del Estado. En idéntico vicio cae el ministro del Interior, Florencio Randazzo, cuando nos “permite” a los legisladores “hacer modificaciones en el proyecto oficial”. Es obvio que podemos hacerlas o estaríamos pintados.

No soy tan ingenuo como para desconocer que en todos los países donde los gobiernos cuentan con mayorías parlamentarias, hacen valer el peso del número para respaldar las decisiones del Ejecutivo, pero también es cierto que algunos parlamentos saben construir consensos que enriquecen las iniciativas originales. Sobre todo en tiempos de turbulencia social y política. Creo que éste es el caso que estamos analizando.

Espero que el debate en comisiones y en el propio recinto sea lo suficientemente rico y generoso como para incorporar modificaciones que permitan construir la ley más justa. Y que la votación sea lo suficientemente elocuente como para otorgarle el respaldo político y social más amplio. Escaso favor le haríamos al país si prima la lógica de ganar por un voto.

En esta misma columna he dicho más de una vez que estoy a favor de las retenciones móviles. Sigo pensando que la renta diferencial de la tierra que produce una de las praderas más fértiles del planeta es extraordinaria y excede el trabajo y la inversión de quienes la cultivan. Es un bien de todos los argentinos y el Estado tiene derecho a recuperar parte de esa renta extraordinaria para reindustrializar el país y redistribuir riqueza.

Creo igualmente, como autor de la Ley de Bosques, que la sojización entraña un grave peligro y que es necesario un Plan de Desarrollo Agropecuario que equilibre las posibilidades de las distintas producciones y las distintas regiones del país.

Pero creo asimismo que hay que buscar las soluciones técnicas que permitan diferenciar a los distintos sectores sociales que hoy aparecen unificados como “el campo”.

Estudio con mis asesores y con otros diputados la mejor propuesta para no meter en una misma bolsa a los establecimientos sojeros con propiedades inferiores a las mil hectáreas y ese cuatro por ciento de productores que acaparó el 60 por ciento de la última cosecha.

La solución más equitativa podrían ser las retenciones segmentadas, pero si éstas no resultaran factibles por las diversas razones técnicas que ha esgrimido el Gobierno, tal vez podríamos debatir si no es conveniente ceder un par de puntos para la presente cosecha –que estaba en marcha cuando se tomó la resolución 125– manteniendo el esquema de alícuotas actuales para la campaña 2008-2009.

La merma en la recaudación podría compensarse con diversas medidas, como la supresión del subsidio del 4 por ciento que beneficia principalmente a los Seis Grandes de la exportación de granos y aceite de soja: Bunge, Aceitera General Deheza, Cargill, Molinos, Vicentín y Dreyfus.

No se trata de votar a libro cerrado, sino de legislar con mente abierta. Millones de argentinos angustiados por el conflicto esperan que estemos a la altura de las circunstancias. De nosotros, los representantes del pueblo, depende que la sociedad civil y la clase política comiencen a respetar al Congreso.
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“Un aumento para que piensen mejor” / Crítica 20/06/08


Los diputados nacionales recibieron ayer una breve notificacion en la que se les informa de algunas ventajas economicas que tendran en la proxima liquidacion de haberes.

Se enteraron tambien que ese beneficio sera retroactivo al primero de junio.

Los diputados, ademas de su dieta, perciben 20 pasajes aereos. De ellos, 14 pueden ser canjeados por dinero.

Hasta el mes pasado, se les pagaba 200 pesos por cada uno de ellos. A partir de este mes, se les pagaran 285 pesos.

Tambien tendran 12 pasajes terrestres, algo que no tenian desde que presidia el cuerpo el radical Rafael Pascual, en 1999.

Seis de esos pasajes se podran canjear por 120 pesos cada uno.

Asi cada diputado tendra desde ahora un aumento de 1.910 pesos mensuales, mas seis pasajes terrestres.

El cuerpo desembolsara 490.870 pesos más por mes y 1.542 pasajes terrestres.

- “Si la plata no se gasta en este momento, ¿cuando?”, se interrogó a modo de explicacion, un legislador de la mayoria.


Argentina... un país NO serio

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