"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

sábado, 9 de enero de 2010

Gente solidaria: La obra de los Hogares de Belén

Las familias que cuidan a los chicos abandonados Nota de Clarín '2000)

En Lomas de Zamora ya son 22 los hogares que reciben a menores derivados de tres juzgados. Empezaron hace 13 años y ya cuidaron a 57 criaturas


¿Qué capacidad de amor tiene tu familia?, es la consigna de quince familias que hace trece años decidieron que sus casas eran el mejor lugar para proteger a los bebés que son abandonados por sus padres.
Hoy son 22 las familias que integran los Hogares de Belén, y ya cuidaron a 57 chicos.

La idea surgió entre un grupo de padres pertenecientes al Movimiento Familiar Cristiano de Lomas de Zamora, y a partir de un acuerdo entre la diócesis de Lomas con los tres juzgados de Menores de esa zona, el sueño se hizo posible.

Tres años después, la idea de cuidar provisoriamente a un chico con problemas legales por abandono, maltrato u otras causas prendió entre las familias de Tristán Suárez.
Entonces, con la ayuda del párroco del lugar, Juan José Segovia, se organizó la sub-zona Tristán Suárez. En total ya funcionan 13 hogares.

Acá cada familia se hace responsable de la alimentación y la atención médica de cada chico.
Muchas veces llegan a nuestras manos nenes con problemas de salud serios, y por suerte hay algunos médicos de la zona que no nos cobran la consulta, describe Rosa Lombardo, una de las coordinadoras de la zona.

Un ejemplo es una nena de un año y 3 meses que hoy vive en la casa de Cristina Gerez, quien contó, emocionada: Primero creíamos que se trataba de una gripe, y cuando el doctor le hizo una placa de tórax descubrimos que la nena tenía tuberculosis, toxoplasmosis, una atrofia leve en el cerebro y un derrame periférico en el corazón.
Frente a todas las dificultades, Cristina se propuso curar a la nena y, con la ayuda de su marido, sus dos hijos y todo el movimiento de hogares de Belén, empezó un difícil camino.
Estuvo internada 42 días, y por 5 meses tuvo que estar conectada a un tubo de oxígeno.
Con amor empezó a sonreír y después, para Navidad, tuvimos la feliz noticia de que ya no utilizaría más su mochilita de oxígeno.

Este fue el mejor premio a nuestro sacrificio, recuerda esta mujer, casi al borde de las lágrimas.

Uno de los pasos más complicados de este servicio es que después de hacer todos los esfuerzos para que los chicos tengan un hogar y recuperen su peso y su salud, llega el momento en que el juez decide que deben irse para ser adoptados o para regresar a la casa paterna.

Para Nélida González, otra de las coordinadoras, éste es uno de los momentos más dolorosos, ya que es difícil aceptar su partida, y no te acostumbrás nunca a que no están más.
Pero nos queda el consuelo de que cada demostración de ternura que tuvieron los nenes con nosotros es algo que nos quedará para siempre.

Sin embargo, también en esos momentos hay motivos para la alegría, como describe Vanesa De Candia: Nos sentimos como Papá Noel cuando entregamos un chico para que lo adopte una familia: hay que verle la cara a esa gente cuando consiguen la tenencia...

Ese es el objetivo final de los Hogares de Belén.

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