Unasur y el consenso

Enfoques Internacionales
Fuente: El Mercurio.cl

Desde los primeros pasos para la integración latinoamericana, en la década de 1960, las fuertes diferencias entre los países de la región han dificultado los esfuerzos de formación de un bloque unido, aunque no el acercamiento entre países individuales o pequeños grupos de ellos.

Unasur no escapa a este molde: nacida como una iniciativa de Brasil, está aún en sus primeros pasos, si bien logró -no por unanimidad, sino por consenso- elegir a su secretario general, el ex Presidente de Argentina Néstor Kirchner.

Su nombramiento, propuesto por el ecuatoriano Rafael Correa, no fue fácil. El veto de Uruguay se mantuvo por meses, hasta que el nuevo gobierno de José Mujica cambió de posición y aseguró que "no vetaría ni votaría" por el ex Mandatario.
Tras el fallo de La Haya por el contencioso sobre la papelera Botnia, Uruguay se allanó a no obstaculizar la elección de Kirchner, y se unió al voto mayoritario.
El marido de la Presidenta Cristina Fernández intentará fortalecer ese bloque, que hasta ahora se ha debatido en una serie de cuestiones divisorias, como el mismo caso Botnia, conflictos ideológicos y hasta territoriales, que han enfriado a menudo el entusiasmo inicial con que algunos de ellos se unieron.

Apenas cuatro de los 12 países de Unasur han ratificado el acuerdo, por lo que por ahora ella se mantiene como un foro de discusión sin capacidad resolutiva.
Eso quedó en evidencia en la reunión de la semana pasada en Argentina, en la que, entre otros, se discutió por más de dos horas el complejo tema de Honduras.
Cinco países -Argentina, Brasil, Bolivia, Ecuador y Venezuela- se mostraron enérgicos en oponerse a cualquier acercamiento con el gobierno de Porfirio Lobo, y anunciaron que boicotearían la importante cumbre de la Unión Europea (UE) y América Latina que se desarrollará más adelante este mes, en Madrid, poniendo en una difícil posición al anfitrión, España, que sí ha reconocido al gobierno hondureño.

Este impasse finalizó con el anuncio por parte de Lobo de que asistirá sólo a la segunda parte de la reunión, entre la UE y los países centroamericanos, los cuales, a excepción de Nicaragua, reconocen a su gobierno. Pero no hubo una resolución para que Unasur, como bloque, adoptara una sola postura en la reunión de la OEA, en junio, en la cual se decidirá el reintegro de Honduras al Sistema Interamericano. Hasta ahora, Lobo cuenta con el apoyo de EE.UU., cuyo gobierno ha reconocido que ha ido cumpliendo las condiciones impuestas para la democratización, como también lo han hecho la UE, Perú y Colombia. Chile aún no se pronuncia.

Tan complejo es poner de acuerdo a los países miembros, que varios temas ni siquiera fueron incluidos en la agenda, porque desde antes ya se sabía que no podrían llegar a acuerdo. Entre éstos destaca una política común hacia Estados Unidos, especialmente en las áreas de seguridad militar y de finanzas e inversiones. Más fácil fue dejarlos para la discusión en otra oportunidad.

Habrá de verse si Kirchner será un buen secretario general de Unasur, pero sí está claro que ese foro será una vitrina internacional para el ex Mandatario, que no ha dejado de lado su aspiración a un tercer mandato para el matrimonio. La oposición argentina no ve con buenos ojos esta carrera, y ya se ha quejado de que su nuevo puesto podría ser incompatible con el de diputado. Desde el exterior se observa que un cargo de esa naturaleza, además de dedicación exclusiva, requiere una independencia total de cualquier gobierno de los países miembros -algo no muy fácil de sostener en su caso.

Comentario posteado por:
J.D. Duppont Sarate

La América Latina se divide entre la derecha intolerante, neoliberalista que excluye a los pueblos y izquierda populista poco prolija y revindicadota con vocación integracionista del continente, obviamente estas ideologías chocan entre sí.
UNASUR fue concebida fundamentalmente por los países con gobierno de izquierda como la principal herramienta de los pueblos de latinoamericanos para la integración regional. No es de extrañar la opiniones e intereses despectivos de los gobierno de derecha en la designación del primer secretario general de UNASUR al provenir este de un gobierno de izquierda populista.