Palabras sin presencia

Las palabras sin presencia son aquellas perdidas en hipócritas promesas, esas que sólo rozando apenas, mencionan sin intentar ni si quiera comprender el modo particular en que el dolor se sufre o la necesidad espera.

Un modo de reproducir el proceso de una “realidad dramatizada” que, en saturación de mensajes que se instauran en búsqueda del silencio, inacción oral que deberá brillar por ausencia en el dolor poseído y expropiado, transmite la “verdad montada” en colmos y nadas y organiza “la influencia”, humillación sumada que apaga hasta la significación de cada particular existencia.

Tal vez por confluencia de mensajes hostiles, el "espectáculo" des-realizado contacta, "habitando en los ojos de la gente" para dar cuerpo a pronunciaciones que, lenta e indefectiblemente, comienzan a reflejar la renuncia encubierta, acostumbrada a los pecados de la comunicación social, que alejan competencias, que traicionan por los opuestos, que manipulan agujeros negros, negativismos y rebotes, que silencian cuando hacen sentir que superan.

Cuando las palabras sin presencia proveen causas y condiciones, la capacidad de tolerar, así manipulada, siempre aventaja la posibilidad de obtener los fines, aquellos en los que los individuos serán "contados" dentro del contexto narrado.

Si ante esta realidad que se adultera quedamos suspendidos, porque "es lo que debe ver la mayoría", acabaremos cediendo y, ante emisores que entienden que no existe receptor con derecho a refutarlos, nos convencerán, hasta en ·"la razón del oír sin escuchar" que toma hasta vaciar la infinidad de momentos de verdad, desestimados por mantenernos en la propia y cómoda desidia que, aunque concientemente decidida, también desconoce palabras auténticas, resultado agregado de la idéntica indiferente e insensible miseria.

Mara Martinoli