José Ingenieros (1877 - 1925)
De todos los sentimientos humanos, ninguno es más natural que el amor por la aldea, el valle o la barriada en la que vivimos los primeros años.
El terruño habla a nuestros recuerdos más íntimos... estremece nuestras emociones más hondas.
Un perfume, una perspectiva, un eco... despiertan un mundo en nuestra imaginación.
Todo lo suyo lo sentimos nuestro, en alguna medida y nos parece también, que de algún modo le pertenecemos, como la hoja a la rama.
Ningún concepto político determina este sentimiento natural.
Es innecesario estimularlo, con sugestiones educativas porqué es anterior a la escuela misma.
El terruño se ama por instinto, con espontaneidad.
Es un amor vivido y viviente.
Es la compenetración del hombre con su medio.
No tiene símbolos racionales, ni los necesita.
Su fuerza moral es más honda...
Tiene sus raíces en el corazón
Boletín Info-RIES nº 1102
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*Ya pueden disponer del último boletín de la **Red Iberoamericana de
Estudio de las Sectas (RIES), Info-RIES**. En este caso les ofrecemos un
monográfico ...
Hace 3 meses
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