"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

lunes, 20 de junio de 2011

POESIA Y FILOSOFIA


En principio los términos poesía y filosofía son opuestos y parecería que no tienen puntos de contacto.

La filosofía es orden, método, racionalidad y la poesía inspiración, emoción, belleza.

Una busca el conocimiento de la totalidad del ser y otra conjugar las palabras de una manera diferente de modo de llegar a la sensibilidad del hombre y emocionarlo.

¿Pero en realidad los poetas no intentan hacer filosofía y los filósofos no hacen en última instancia poesía?

Si bien puede considerarse la filosofía como la auténtica contemplación de las cosas según el orden y el valor que detentan, esa contemplación no deja de ser imaginativa, y exige engrandecer el espíritu y acomodar el corazón, y el filósofo que llega a ella es también poeta.

Se dijo alguna vez que "el poeta que dirige su apasionada imaginación hacia el orden de todas las cosas es filósofo"

La intuición poética es la visión más amplia que la visión común, las palabras se seleccionan para que tengan un impulso mágico hacia la cima de la inspiración, de modo que sea posible sentir la emoción poética desatada por el autor y recorrida por los oyentes o lectores.

Hay un momento imperceptible donde se confinan en un mismo lugar la filosofía y la poesía.

En el Dante podemos ver la amplitud del poema, donde todas las experiencias se transforman en la visión filosófica del mundo elevando el carácter imaginativo a un grado superlativo poético.

Por eso el poeta en un solo lamento compendia todo lo que es el universo, que le es afin y acepta su destino final.

Como  dice Bachelard en Instante metafísico e instante poético:
“La poesía es una metafísica instantánea. En un breve poema, debe dar una visión del universo y el secreto de un alma, un ser y unos objetos, todo al mismo tiempo. 
Si sigue simplemente el tiempo de la vida, es menos que la vida, sólo puede ser más que la vida inmovilizando la vida, viviendo en el lugar de los hechos la dialéctica de las dichas y de las penas. 
Y entonces es principio de una simultaneidad esencial en que el ser más disperso, en que el ser más desunido conquista su unidad”

La poesía es sublime, habla el lenguaje de los dioses, a cuyo fin aspira igualmente la filosofía que pretende conocer los primeros principios y los últimos fines, llegar al conocimiento eterno.

Hay un punto de contacto en la intuición, en la poesía de Neruda podemos ver los dos aspectos de la misma, la intuición y el sentimiento, hay pues una intuición del sentimiento, la que está dirigida a la construcción del poema y define la inspiración.

Es un conocimiento irracional del sentido del vivir y de las cosas, del universo en su totalidad que se aparece ante el ser que poetiza iluminando sus palabras y dándoles un sentido mágico.

Jung dice que en el momento de la génesis el artista se convierte en visionario que capta el inconsciente colectivo de su grupo o comunidad y del universo entero.

La intuición encierra el lenguaje y el sentido, la combinación de las palabras de una manera especial, única.

La intuición es el método de la filosofía moderna desde Descartes y los filósofos idealistas.

Intuir del latín ver, es un acto único del espíritu que en forma inmediata contempla y aprehende al objeto con una visión del alma.

Los filósofos no usan la intuición sensible porque puede engañar o desfigurar el concepto.

Existe otra intuición, que es la visión directa del espíritu, la intuición espiritual, que puede ver en forma inmediata la relación de diferencia de los objetos de carácter formal, ya que por lógica y según el principio de contradicción una cosa no puede ser y no ser al mismo tiempo.

Además existe otra forma de intuición, que no es sólo formal, que se puede denominar intuición real, que puede llegar a captar la esencia del objeto, su existencia y su consistencia.

Ésta es el tipo de intuición que utilizan los filósofos, una intuición espiritual de carácter real, más allá de la intuición formal.

Podemos decir que poesía y filosofía son dos caras de una misma moneda, el razonamiento y la inspiración, conformadas en pos de una concepción y una comprensión mejor del ser, del mundo, de los valores y de las cosas.

Elias D. Galati

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