Acusaciones de
triple alianza
No
hay órganos supranacionales que tomen decisiones sino órganos
intergubernamentales y actos legales incompletos.
* Gretel Ledo
Los
cambios de aire que se respiran en Argentina a partir del nuevo gobierno en
camino hacia la reinserción global impulsando entre otras acciones el ingreso
de nuestro país a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económicos (OCDE), los acuerdos Mercosur-Alianza del Pacífico,
Mercosur-EFTA (European Free Trade Association),
Mercosur-Unión
Europea pareciese que avanzan en un plano de deseos magnánimos si se piensa en
el estado actual por el que atraviesa el Mercosur.
Venezuela
ahincada en la firme idea de mantener la Presidencia Pro Témpore del Mercosur a
pesar de la negativa tajante de Brasilia y Asunción, ha desatado un sin número
de enfrentamientos que lejos de ser diplomáticos rozan lo grotesco del clásico
estilo con el que se maneja Maduro.
Las
recientes declaraciones de Maduro en cadena nacional así lo demuestran:
“Venezuela se
respeta; somos presidente de Mercosur y lo vamos a ejercer plenamente señores
de la triple alianza, y llamo al pueblo a cerrar filas con los pueblos de
Sudamérica en defensa de los derechos del pueblo de Venezuela…
Aquí los
esperamos, aquí los vamos a enfrentar y aquí los vamos a derrotar, pero con
Venezuela no se van a meter”.
Con
este accionar, Maduro pulveriza la institucionalidad del bloque regional
desfragmentando la unidad hasta ahora conquistada.
¿Qué imagen
reportamos hacia el mundo?
Las
acusaciones incriminan a los presidentes de Argentina, Mauricio Macri; de
Brasil, el interino Michel Temer; y de Paraguay, Horacio Cartes tildados como
"la triple alianza de torturadores".
Inicialmente
la Ministra de Relaciones Exteriores argentina, Susana Malcorra propuso una
dirección colegiada entre Brasil, Uruguay, Paraguay, Venezuela y Argentina
conformada por los embajadores de cada país ante la Asociación Latinoamericana
de Integración (ALADI).
La
iniciativa no prosperó y se intentó una Coordinación Temporaria de actividades
en Montevideo.
Otra
de las alternativas que emergió fue adelantar la Presidencia de Argentina 6
meses ya que oficialmente debería asumir en Enero.
Aunque
tampoco prosperará si no existe una reunión formal del Consejo del Mercado
Común (CMC).
Venezuela no da
el brazo a torcer.
Para
nuestro país el Mercosur constituye el espacio primordial de diálogo y
construcción conjunta basado en una profunda affectio societatis y en valores
compartidos que nos identifican como región de paz y cooperación.
La auto
proclamación venezolana además de ilícita y antidemocrática, es ilegítima.
En
la construcción de un proceso de integración, existe una puja constante entre
detentar poder o ceder.
Los
Estados son actores importantes y poderosos al inicio de una negociación pero a
medida que evoluciona la gestación del proceso, cobran un rol esencial las
instituciones regionales y los actores transnacionales.
La
dinámica del proceso de integración es particular en cada caso.
Observamos
una clara diferencia entre ambas regiones.
Mientras
que en Europa la dinámica se retroalimenta más allá del control de los Estados;
en el Mercosur, el papel que juegan los gobiernos nacionales es preponderante
de manera tal de frenar el mismo proceso de autogeneración.
En el Mercosur
no hay órganos supranacionales que tomen decisiones sino órganos
intergubernamentales y actos legales incompletos.
Bajo
este planteo, no existe efectividad en las decisiones del bloque mientras éstas
no sean internalizadas por cada uno de los países que lo conforman.
Asimismo
la ausencia de un órgano supranacional en lo que respecta a la decisión de controversias o de justicia
independiente que esté legitimada para la toma de decisiones implica que sus
laudos no se hagan efectivos en los países miembros.
En
lo que respecta al PARLASUR, no toma decisiones per se.
Solo
realiza sugerencias o recomendaciones al único órgano que sí resuelve, que es
el Consejo del CMC.
Los
Presidentes de los Estados parte toman las decisiones más importantes.
La
esencia de la debilidad institucional de este andamiaje integracionista, está
en el principio constitutivo que tuvo el Mercosur en su origen: el principio de
intergubernamentalidad donde los Estados mantienen la cuota de decisión sobre
todos los temas.
A
diferencia de ello, desde la constitución de la Unión Europea, se tendió a
dotar de institucionalidad al Parlamento Europeo.
Maduro
alega que Venezuela llega al Mercosur con deseos de integrarse dignamente en un
nuevo mecanismo de integración que vaya más allá del comercio.
Ahora
bien, ¿cómo hablar de un nuevo mecanismo de integración cuando se avasalla la
Cláusula Democrática establecida en el Protocolo de Ushuaia (1998)?
La
Cláusula determina la exclusión del bloque de todo país que quiebre el orden
democrático más allá de la aplicación de sanciones comerciales o cierre de
fronteras.
Detenciones
ilegales, suma del poder público, derechos civiles y políticos coartados,
persecuciones,
ausencia de libertad de prensa son algunos de los matices que alteran el orden
democrático, óbice inaceptable para la continuidad del proceso de integración
regional.
* Gretel Ledo
Analista
Política Internacional.
Magister
en Relaciones Internacionales Europa – América Latina (Università di Bologna).
Abogada,
Politóloga y Socióloga (UBA)
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