Reportajes
El Mercurio
Steve Bannon, estratega de
la campaña de Donald Trump y ex asesor clave del Presidente de Estados Unidos,
en entrevista con Axel Kaiser, Director Ejecutivo de Fundación para el
Progreso:
"Cada
vez más gente exigirá un populismo de derecha. Una vez que los millennials se
sumen, va a ser la fuerza política más poderosa en el mundo.
Revela
que se juntó con los hijos de Jair Bolsonaro -favorito para ganar las
elecciones en Brasil de hoy- en Nueva York y les advirtió que tuvieran cuidado
porque "lo iban a tratar de matar".
Dice
que Brasil es un país "al borde del abismo" y que candidato lo puede
rescatar.
"Hay
una amenaza a la democracia por la anarquía en las calles".
Cualquiera sea
la opinión que se tenga sobre él, no cabe duda de que Steve Bannon es uno de
los personajes más influyentes y controvertidos de la política mundial en la
actualidad.
Con
una trayectoria educacional que incluye Virginia Tech School, Georgetown y
Harvard, Bannon llegó a desempeñar ocupaciones tan diversas como la de oficial
de la marina norteamericana, banquero de inversiones en Goldman Sachs y
productor de Hollywood.
Sin
embargo, sería su incursión en política lo que lo llevaría a la fama mundial.
Y
es que fue Bannon quien, contra todos los pronósticos y para perplejidad del
mundo entero, diseñaría la estrategia que puso a Donald Trump en la Presidencia
de Estados Unidos.
Luego
de asumir, Trump lo nombraría Chief Strategist de la Casa Blanca y Senior
Advise r del Presidente, cargos que mantuvo hasta que diferencias con su jefe
lo hicieron partir.
Hoy,
el también cofundador de Cambridge Analytica viaja por el mundo promoviendo lo
que denomina "revolución populista", apoyando y asesorando a
movimientos nacionalistas entre los que se encuentra el de Víktor Orbán en
Hungría, el de Mateo Salvini en Italia, el Frente Nacional de Le Pen en Francia
y, según muchos, el de Jair Bolsonaro en Brasil.
En
esta conversación, Bannon desarrolla su visión política, analiza el auge
populista en el mundo y explica los conceptos que lo motivan en su cruzada
"revolucionaria".
-Steve
Bannon, muchas gracias por el interés en conversar sobre uno de los temas más
urgentes en el mundo de hoy.
-Encantado, y espero ir algún día a Chile a hablar de
populismo.
-Lo
primero que sería bueno aclarar es, precisamente, su concepto de populismo.
Nosotros
en América Latina sabemos que el populismo se encuentra relacionado con
políticas desastrosas en términos económicos y sociales y con amenazas a la
institucionalidad que pueden venir desde la izquierda o la derecha.
¿Podría
explicarnos qué entiende por populismo y cómo es que, en su visión, este no es
una amenaza para la estabilidad y prosperidad de los países?
-Bueno, existe una
diferencia fundamental entre el uso del término populismo que usted describe y
lo que ocurre hoy en día.
Actualmente,
el populismo consiste más bien en una revuelta en contra de las élites
globalistas que han pasado a llevar la soberanía de países individuales y el
valor de la ciudadanía.
Por
eso es que vemos una revuelta en países como el Reino Unido, Italia, Hungría,
Francia y través de Europa occidental y ahora con Trump en Estados Unidos.
Se
trata de un movimiento soberanista que comenzó hace muchos años con Ross Perot
y Sarah Palin, pero se manifestó luego de la crisis financiera de 2008 cuando
las élites corporativas y de Wall Street se rescataron a sí mismas, tomando
ventaja del sistema.
-¿Y
cómo se configura exactamente ese populismo?
-Recuerde que las piezas
centrales de la campaña de Trump fueron las siguientes: en primer lugar
nacionalismo económico; en segundo lugar, la seguridad nacional de Estados
Unidos, y la tercera gran área de trabajo es el desmantelamiento del estado
administrativo burocrático.
Jueces
como Brett Kavanaugh y otros que ha nombrado Trump, no son primeramente
conservadores en temas valóricos como lo era Antonin Scalia.
Lo
que ellos harán será atacar el Leviatán que ha creado la izquierda.
-¿Podría
desarrollar un poco más esa idea?
-En los 70, la izquierda
entendió que debía buscar caminos de poder distintos al de las elecciones, pues
algunas las iban a ganar y otras las iban a perder.
Como
consecuencia, comenzó a montar un estado administrativo para crear todo tipo de
regulaciones que usualmente eran muy distintas a lo que querían los
representantes que hacen las leyes.
Así
han construido un sistema que aprueba reglas que ellos mismos aplican e incluso
tienen sus propias cortes administrativas, las que han comenzado a hacer
metástasis.
En
ese contexto, cuando digo que soy un populista de derecha lo que afirmo es que no soy un libertario ni un anarquista, sino
que buscamos una clase trabajadora que tenga algo que decir.
Eso
requiere que haya mejores acuerdos comerciales que permitan tener mejores
trabajos y acabar con el capitalismo de amigotes - crony capitalism -, porque
Estados Unidos hoy es casi un capitalismo de Estado.
Tenemos
corporaciones tecnológicas y de medios gigantes que se concentran cada vez más
entre sí y que concentran su poder con el poder de un enorme gobierno.
Eso
lo debemos terminar.
El impacto
político de la crisis del 2008
-¿No
sería preferible una alternativa política más moderada que Trump u Orbán?
-El mundo se
verá obligado a elegir entre dos formas de populismo: el de derecha
o el de izquierda.
El
centro está desapareciendo, eso es un hecho.
Entonces, si vas
a tener que acomodar tu filosofía de inversiones al hecho de que hay que
preocuparse de las personas comunes y corrientes, parece evidente qué camino se
debe seguir.
De
lo contrario tendrás a Jeremy Corbyn, Bernie Sanders, a los Chávez, Allende y
Castros de este mundo y ya hemos visto lo que hace el populismo de izquierda:
La principal
víctima es la gente más vulnerable que se enfrenta a un poder político
centralizado y alejado de ellos, y a un masivo intervencionismo estatal
de consecuencias desastrosas.
-¿Podría
decirse que usted está hablando de una especie de capitalismo popular, -for the
people- para usar el concepto del profesor Luigi Zingales, quien hace un tiempo
lo invitó a hablar a la facultad de negocios de la Universidad de Chicago?
-Así es. Mire, lo que
los trabajadores quieren es un día de pago honesto para un día de trabajo
honesto, no una transferencia del gobierno.
No quieren que
el mundo compita con ellos por su trabajo, sino un sentido de nacionalismo
económico donde el Estado prioriza su bienestar, no mediante subsidios masivos
sino a través de la habilidad de tener trabajos mejor pagados.
Adicionalmente,
quieren tener acceso a capital para desarrollar emprendimientos.
Este
movimiento populista se trata de hacer todos capitalistas, es pro mercado pero
este debe ser iluminado.
Lo que tenemos
hoy en Estados Unidos es socialismo para los muy pobres y socialismo para los
ricos.
-¿Lo
dice por la reacción a la crisis financiera de 2008?
-Lo que ocurrió
en la Oficina Oval en septiembre de 2008 explotó en la elección de Donald Trump.
Fue
el colapso financiero y los rescates.
Recuerda
que el balance de la Reserva Federal en esa fecha era de 880 mil millones de
dólares.
Cuando Trump
levantó la mano para llegar a la Casa Blanca era de 4,5 billones -millones de
millones- de dólares.
La
inundación de dinero de la Fed, el Banco Central Europeo, el Banco de Japón, el
Banco de Inglaterra inflacionó los precios de los activos porque tenían miedo
de un colapso.
Lo
que hicieron esencialmente fue imprimir dinero para salvar a los ricos.
-Pero
podría decirse que sin esas medidas se habría producido una crisis mucho peor
que, finalmente, habría afectado también de manera terrible a las personas más
modestas.
-Ben Bernanke
(ex presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos) y Henry Paulson
(ex secretario del Tesoro) pidieron un billón de dólares diciendo que si no se
los pasaban, todo iba a colapsar en 72 horas.
Cuando
el jefe de la Fed te dice eso...
Yo
creo que el paquete de rescate original tenía que ocurrir simplemente debido a
quien lo estaba pidiendo.
Pero
hay una gran diferencia entre sumar un billón a 800 mil millones, lo que da un
total de 1,8 billones, y terminar con 4,5 billones porque jamás dejaste de
imprimir.
Esto
afectó los ahorros de la gente.
Hay
una tremenda diferencia en las deudas de los sistemas de pensiones debido a
eso; el mercado de viviendas se puso fuera del alcance de las personas que
además ven salarios planos y cero incremento en el valor neto de sus activos.
Debemos dejar de socializar el riesgo.
El ejemplo de
Chile
-Ese
es un argumento que han hecho muchos economistas, que la transferencia de
riesgo de la banca al contribuyente no es capitalismo.
-No lo es.
Les
hemos dado un tremendo potencial de ganancias a los hedge funds y a esa gente,
y muy poca pérdida, creando un enorme riesgo moral.
Los ricos deben
entender que debemos abrir el sistema para todos y dejar de socializar el
riesgo.
Por
eso es que el populismo de derecha se trata de capitalismo para todos.
Creo que ese es
el futuro, especialmente en América Latina, la devastación de programas socialistas ha sido criminal producto de una
combinación entre codicia y teorías económicas nefastas.
Por
eso creo que Chile es un gran ejemplo que deberían seguir.
Lo
increíble es que ustedes le dieron una lección a los dos grandes íconos
conservadores, Margaret Thatcher y Ronald Reagan, que tomaron lo aprendido en
Chile y lo aplicaron en las grandes democracias occidentales.
Y
aun vivimos de ese capital.
Trump y las
élites
-El
populismo de Trump y otros, ¿no se trata de un juego con las emociones de la
gente, de un fenómeno irracional? ¿Será que las élites no vieron eso y fueron
tomadas por sorpresa?
-Las élites son
tan arrogantes que no pueden entender lo que pasó con Trump.
Yo
provengo de una familia de clase trabajadora y le puedo decir que esa gente ya
no se sentía representada.
Esto
no es emocional, aunque sí hay un elemento de ello, esto es racional.
La gente
entiende que en la crisis financiera las élites se ocuparon de sí mismas y
nunca tomaron en cuenta a la gente, hasta que apareciera un Trump.
Y
lo que hicimos fue decir que él era el representante de la gente y Clinton la
guardiana del establishment corrupto.
-Pero
Trump es un multimillonario que pertenece a la élite. ¿Por qué sería diferente?
-Trump conecta
con la clase trabajadora, tiene una habilidad única en eso.
Ellos
creyeron que él podía revertir el declive generado por las élites de los dos
partidos, que se sentían cómodos administrándola.
Lo
que Trump dijo es que iba a ser un disruptor e innovador en distintas áreas,
desde la OTAN y Norcorea hasta el comercio con China, dando voz a la gente y revalorizando el concepto de ciudadanía.
Ese
es el poder de Trump y siempre digo que esta revolución recién está comenzando,
vamos a tener cada vez más gente en Pakistán, Asia, África, América Latina que
exigirá este populismo de derecha.
Una
vez que los millennials se sumen, va a ser la fuerza política más poderosa en
el mundo.
Nacionalismo y
estado paternalista
-Usted
habla además de nacionalismo y si combina ese concepto con el de populismo, es
difícil no pensar derechamente en fascismo.
-Tal vez un
nombre más apropiado sea el de movimiento "soberanista", pero nada puede
ser más alejado del fascismo, pues este último supone la adoración del Estado y
su fusión con los intereses económicos.
Nosotros
somos los antifascistas que buscan des construir el Estado administrativo.
Además
somos individualistas, aun cuando creemos que hay poder en la respuesta
colectiva de la gente que no quiere al "nanny state" (estado
paternalista) en sus vidas personales, porque lo que quiere es libertad
individual. Cuando hablo de nacionalismo, me refiero a naciones-estado
soberanas del estilo del orden del tratado de Westfalia, pues ellas son mejores
para gobernarse a sí mismas ya que entienden su cultura, su civilización y su
política.
-¿No
propone la abolición de la Unión Europea, por ejemplo?
-No. Hubo una
idea radical que surgió en las escuelas de negocios en los 70, que se llama
la "maximización del valor de los accionistas" donde todo se trataba
del retorno sobre el capital, activos y el traspaso a los accionistas, lo cual
inclinó demasiado las cosas a favor de los corporativistas. Lo que queremos es
maximizar el valor de la ciudadanía, que ustedes los ciudadanos de Chile
reciban un trato especial de quienes no lo son, pues ha tomado muchas
generaciones llegar a donde están. Tienen una herencia y una cultura que es
especial dentro de esa nación llamada Chile.
-¿Y
esta idea no tiene nada que ver con etnia o raza? Se suele acusar de
xenofóbica.
-Para nada. Al
nacionalismo económico no le importa tu raza, religión, género, preferencia
sexual ni nada de eso. Lo que le importa es la ciudadanía.
Creo
que en Estados Unidos, los principales promotores de la idea serán los
afroamericanos e hispanos de la clase trabajadora.
Ya
se está viendo.
Un millón
seiscientos mil afroamericanos que votaron por Obama no votaron por Hillary
Clinton.
Tampoco
estaban preparados para votar por Trump, pero están en un periodo de transición
y no sé cuántos votarán por él en la próxima vuelta, pero sé que cada vez menos votarán por los demócratas.
Ellos
comienzan a entender que nosotros somos la alternativa más racional porque
estamos velando por el interés de los trabajadores.
Guerra
comercial: Trump no va a perder
-En
términos de la guerra comercial, ¿cómo se justifican las tarifas, si el libre
comercio es lo más beneficioso para todos?
-Trump se sentó
en una reunión del G7
con Francia y Alemania y dijo que estaba dispuesto a retirar todas las tarifas
de inmediato y llevarlas a cero, si los demás retiraban los subsidios, pero
ellos dijeron que eso no se podía hacer.
Esto
no es una guerra comercial.
China,
que es una sociedad totalitaria y mercantilista, ha estado en guerra económica
con Estados Unidos, desindustrializándolo por veinte o treinta años, y Trump la está enfrentando en sus mismos
términos de combate y no va a perder.
El efecto
Bolsonaro
-¿Cómo
ve la elección de Bolsonaro en Brasil, no lo percibe como una amenaza a la
democracia según ha dicho, por ejemplo, The Economist ?
-Brasil es un
país al borde del abismo y creo que Bolsonaro lo puede rescatar.
Esto
es lo que The Economist no menciona: hay una amenaza a la democracia por la
anarquía en las calles, tienes 68 mil asesinatos al año y muchos más que no son
reportados.
Brasil
se está moviendo hacia la anarquía y lo que Bolsonaro dice es que para salvar la democracia deben tener orden y
legalidad.
Creo
que es un héroe.
Cuando
me junté con sus hijos en Nueva York, lo primero que les dije fue que debían
tener cuidado porque lo iban a tratar de matar.
Creo que podría
llegar a cerca del 60% de los votos, al menos sobre el 55%, lo que cambiaría las
reglas del juego.
-¿Entonces,
no teme que exista un auge de democracias iliberales en Occidente? Ese es el
consenso.
-Los globalistas
aman las elecciones hasta que comienzan a perderlas y entonces son
todas democracias iliberales.
La
verdad es que los triunfos han sido contundentes.
Orbán
sacó casi un 70% de los votos, Salvini y De Maio un 62%, Bolsonaro podría
obtener 55% o más.
Estas
no son elecciones cerradas sino arrasadoras.
La maquinaria de
George Soros (empresario multimillonario y cercano al Partido Demócrata) y sus
amigos en los medios dirán que todos estos son antidemocráticos, pero ellos
están ganando por amplios márgenes y proponiendo a la gente políticas que se
hacen cargo de los asuntos que les aquejan dentro de su Estado-nación.
-¿Tampoco
ve una amenaza a la libertad de expresión y prensa?
-Ha habido mucho
activismo político en la prensa, especialmente en el caso de Hungría
con los amigos de Soros, pero no creo que haya problemas con eso, defendemos la
prensa libre porque creemos que es fundamental y me parece un gran problema que
estas grandes compañías tecnológicas estén intentando suprimir la voz del lado
conservador.
-Respecto
de tecnologías, usted ha hablado de nuevas tendencias de futuro que alimentarán
el populismo más allá de los flujos migratorios y la situación económica de las
masas.
-Creo que fuera
de la reacción al globalismo, estamos enfrentando la convergencia de
tendencias como el auge de la inteligencia artificial y la ingeniera robótica y
genética, que nos está llevando a un punto de inflexión en los próximos 20 a 25
años en relación a lo que significa ser Homo sapiens.
Necesitamos
un populismo en que todos tengan voz sobre eso y no quedarnos con la mentalidad
planificadora e ingenieril del partido de Davos, que toma estas decisiones en
un cuarto de espaldas al resto, lo que significa que si no estás en el cuarto
probablemente estás en el menú.
Y esto no se
trata de republicanos contra demócratas, pues lo que hemos tenido es una clase
política permanente de globalistas de izquierda y de derecha.
Trump es una
reacción en contra de eso.
"Hemos
permitido a las universidades convertirse en centros de marxismo cultural"
-Finalmente,
¿cómo ve el rol las universidades en todo el contexto político que describe? Ha
habido mucha discusión sobre este tema.
-Creo que la
Escuela de Frankfurt y el marxismo cultural está profundamente inmerso en los programas de
adoctrinamiento de las universidades.
Hemos
permitido a las universidades convertirse en centros de marxismo cultural totalmente
opuestos a la base fundamental del Occidente Judeo Cristiano y eso debe ser
enfrentado, pero la prioridad ahora es ganar elecciones.
La victoria
engendra la victoria.
Si
ganas elecciones puedes implementar tus programas y en última instancia, tendrás
que llegar a la raíz de este radicalismo y ese es el sistema educacional y
universitario y la maquinaria de ONGs respaldada por Soros.
Pero
la marcha por las instituciones comenzó hace décadas, en los 60, cuando la
izquierda entendió que tomarse la educación le iba a dar un enorme poder para
cambiar la sociedad y estaba en lo correcto.
Pero
no habrá una varita mágica que lo corrija, tendrá que haber una confrontación
muy larga…
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