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Caricatura de Alfredo Sabat

domingo, 31 de marzo de 2019

Los documentos secretos de Malvinas III


Los Reyes Magos

Los diarios del martes 5 de enero de 1982 informaron que los tres comandantes en Jefe de las Fuerzas Armadas se reunirían para analizar distintas cuestiones. Entre otras, "la recomposición del cuadro de gobernadores" que secundarían la gestión de Galtieri, los nombramientos de algunos embajadores políticos, la situación de algunos oficiales de las Fuerzas Armadas que ejercían la presidencia en empresas estatales y a los que se les había solicitado la renuncia y algunas líneas generales del plan de austeridad, en particular los gastos de publicidad del Estado. Nada de todo esto era veraz.
La reunión se llevó a cabo en el edificio Libertador, sede del Ejército, a partir de las 9 de la mañana.
Previamente –así me lo relató el jefe aeronáutico- el jefe del Ejército le dijo al brigadier Lami Dozo, como al pasar, en un pasillo del tercer piso del edificio Libertador, antes del inicio formal de la reunión:

-"Negro" (así lo llamaba Galtieri a veces al jefe aeronáutico) quiero hablar con vos sobre Malvinas.
La cosa no anda bien" (ya se observaban las próximas reuniones de fines de febrero en Nueva York).

En esa reunión se analizó la cuestión Malvinas en el contexto de la política exterior y se concluyó que debía adoptarse una política "agresiva".
Según el informe de marras, "en esa reunión el caso Malvinas fue tratado fuera del temario de la Junta Militar.
El análisis del caso partió de la trayectoria de las negociaciones desde 1965 hasta la fecha y los sucesos más recientes que hacían al tema". Además, el mismo día se consideró dar un paso militar en el caso de no progresar la vía diplomática.
El martes 12 de enero la Junta Militar, reunida en el edificio Libertador a las 9 de la mañana, terminó de completar "un análisis político", según La Nación, y analizar las próximas designaciones de gobernadores y embajadores. Nada era cierto.

Lo que no se dijo al periodismo fue que el 12 de enero "se trató la planificación militar de Malvinas como acción alternativa en caso de fracasar la solución negociada con Gran Bretaña y teniendo siempre el propósito de lograr el objetivo político a través de un acuerdo.
Por Resolución no incorporada al Acta de la Junta Militar, se designaron -por consiguiente- a los señores General de División García, Brigadier Mayor Plessl y Vicealmirante Juan José Lombardo para analizar la previsión del empleo del poder militar para el caso Malvinas con un enfoque político-militar que especificara los posibles cursos de acción.
Se planeó asimismo que el trabajo sería secreto y manuscrito, eligiendo distintos lugares de reunión; y que además de los miembros designados tendrían conocimiento del tema, en el momento oportuno, los jefes del Estado Mayor General de las tres Fuerzas Armadas y el Sr. Canciller".

 “Nunca van a mandar la flota”, dijo el canciller Costa Méndez.
El funcionario pensaba que el Pentágono lo iba a apoyar
Aprovechando la estadía del embajador argentino en Londres, Carlos Ortiz de Rozas, en Buenos Aires, Costa Méndez lo hizo dialogar con el Presidente. Durante la reunión (20 de enero a las 12.30 horas) se conversó sobre el diferendo con Chile, pero Galtieri se mostró más interesado en hablar de Malvinas.
Años más tarde, Costa Méndez dirá que Ortiz de Rozas habló con el presidente sobre la situación interna del gobierno de Margaret Thatcher y de una eventual reacción británica si la Argentina invadía las Malvinas.
Para la historia, no hubo documentos escritos.
Los hay orales.
Hasta ese momento, la evaluación que hacía el embajador Ortiz de Rozas, sobre la respuesta británica, frente a la posibilidad de ocupar Malvinas era la siguiente:
* Ignorar el hecho.
* Protestar o retirar el embajador.
* Rompimiento de relaciones y sanciones diplomáticas.

Costa Méndez se inclinaba por la primera alternativa.
"Nunca van a mandar la flota", le dijo a su secretaria Laura Ayerza tras el 2 de abril de 1982.
"'Canoro' pensó que el Pentágono lo iba a apoyar", me completo la funcionaria.

III
El martes 26 de enero la Junta Militar se reunió a las 9 de la mañana en el edificio Libertad.
Durante la reunión se resolvió "fuera de Acta" que el "Grupo Malvinas" conformado por Lombardo, García y Plessl "preparara la exposición de los planes de la alternativa militar a mediados de marzo de 1982".
A renglón seguido se produjo la nueva Directiva de Estrategia Nacional (DENAC) 1/82 y el Plan de Campaña Esquemático correspondiente a la Directiva de Estrategia Militar (DEMIL)1/82.

En la DENAC 1/82 se explicita conceptos referidos al Poder Nacional:

"a) Objetivo Político: Consolidar la soberanía argentina en las Islas Malvinas, Georgias y Sándwich del Sur y contribuir a afirmar su pleno ejercicio en el Atlántico Sur;

b) Resolución Estratégica Nacional: El Comité Militar ante la evidente y reiterada falta de progreso de las negociaciones con Gran Bretaña para lograr el reconocimiento pleno de nuestra soberanía sobre las islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur y convencido que la prolongación de esta situación afecta el honor nacional, el pleno ejercicio de nuestra soberanía en el Atlántico Sur y la explotación de recursos renovables y no renovables, ha resuelto prever el empleo del poder militar para el logro del objetivo político. Esta resolución deberá mantenerse en el más estricto secreto durante el planeamiento y circunscripta exclusivamente a los titulares de las áreas destinatarias".

La Directiva Estratégica Militar 1/82 era más explícita a los ojos de un lego: "La Operación desde el punto de vista militar es apta, factible y aceptable", y que "la Fuerza Conjunta estaría en condiciones de ejecutar la operación a partir del 15 de mayo de 1982".

Lombardo sería el jefe del Teatro de Operaciones del Atlántico Sur (TOAS).
El general de división García desembarcó en Puerto Stanley el 2 de abril y en los días de la guerra, como jefe del Teatro de Operaciones Malvinas, desplegó toda su fuerza mirando la frontera con Chile, porque los chilenos pusieron a sus espaldas más tropas que las que habían destinado en los días del conflicto del Beagle de 1978.
El almirante Carlos Busser comandó la fuerza conjunta de desembarco.
El contralmirante Gualter Allara fue el comandante de la flota y el contralmirante Carlos Alfredo García Boll fue el comandante de la aviación naval.

Para los que imaginaron la “Operación Rosario”, Margaret Thatcher no daría la orden de atacar a un blanco “no rentable”, eso les enseñaba la historia
El plan de ocupación establecía un "D+5".
Eso significaba que, una vez cumplida la misión, los buques y las tropas volvían a sus destinos en el continente, quedando solamente una dotación de alrededor de 400 efectivos cumpliendo tareas policiales, mientras se abría el escenario diplomático.

Además de no generar víctimas fatales entre los británicos debía brindarse un buen trato a los pobladores isleños.
Especulaban con la solución diplomática, pero al mismo tiempo llevaron carteles impresos con los nuevos nombres de las calles de Puerto Stanley.
Eso significaba que iban para quedarse porque –especulaban– el Reino Unido nunca reaccionaría de la manera que lo hizo:
Muy simple, para los que imaginaron la "Operación Rosario", Margaret Thatcher no daría la orden de atacar a un blanco "no rentable", eso les enseñaba la historia.

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