"Los
lugares más oscuros del infierno están reservados para
aquellos que se mantienen neutrales en tiempos
de crisis moral"
Dante Alighieri
Hoy
no voy a dirigirme a usted, que está convencido de votar a Juntos por el Cambio
(Mauricio Macri/Miguel Angel Pichetto y María Eugenia Vidal), pero sí le pediré
que, cualquiera sea su edad, vaya el domingo próximo a votar porque, como le
contaré más adelante, nos jugamos el 11
de agosto la República.
Le
aclaro, y puede verificarlo en mi blog, donde están publicadas mis notas
semanales de los últimos quince años, que no pertenezco al Pro ni a Cambiemos y
que tengo graves y justificadas críticas a la gestión de gobierno de Macri,
comenzando por la falta de respeto a la sociedad que implicó no decirle la
verdad al principio de su mandato sobre el contenido envenenado de la herencia
que recibió en 2015.
De
haberlo hecho, de haberle explicado claramente que sólo podía esperar sangre,
sudor, lágrimas y esfuerzos, quizás otro hubiera sido este cantar.
También
pretendo hoy, con el respeto del caso, que reflexione usted, que piensa votar a
Consenso Federal (Roberto Lavagna), a Despertar (José Luis Espert) o a Nos
(Juan José Gómez Centurión).
Los
tres postulantes no reaccionaron frente quienes les pedimos que renunciaran a
sus candidaturas presidenciales -ya que, polarizada la elección como está, es
hartamente improbable que puedan llegar a participar del ballotage y, así, sólo resultan funcionales al
kirchnerismo- y mantuvieran las legislativas, un objetivo claramente útil
para sus posiciones y sus aspiraciones políticas.
Usted,
que cree firmemente en las propuestas económicas de Lavagna, en el liberalismo
de Espert o en la férrea defensa de la vida de Gómez Centurión, lo que pretende
en realidad es que haya voces que las representen y que lo expresen así en el
Congreso.
Me
atrevo a pensar que, si renunciaran a esas candidaturas presidenciales, que
nunca podrán ser otra cosa que testimoniales, el peso de sus respectivas
agrupaciones políticas en la configuración de las futuras cámaras
parlamentarias se potenciaría.
No
dudo de la honorabilidad de ninguno de ellos, dos de los
cuales son, además, amigos míos.
Pero,
me parece, su vanidad está haciéndonos correr, como país y como sociedad,
riesgos inaceptables.
Si
éstos se convirtieran en realidad y perdiéramos definitivamente la República y
el futuro, la historia será inmisericorde con los tres.
Analicemos
juntos, ahora, en qué radica necesidad de concurrir a votar en las PASO y,
además, cortar la boleta de estos tres candidatos tan tozudos, partiendo del
presupuesto de que el kirchnerismo movilizará, con seguridad, a toda su
militancia para esa contienda.
Para
percibir qué significa eso basta con recordar que, en las últimas elecciones,
en la primera vuelta hubo dos millones de votos más que en las primarias.
Ahora
bien; como seguramente ya sabe, los famosos mercados descuentan -ya lo tienen
en sus cálculos- que la fórmula Fernández² obtendrá más votos que la de
Macri-Pichetto.
Si
esa diferencia fuera, digamos, hasta un 5%, no pasaría demasiado porque en las
elecciones reales ese porcentaje creen que puede revertirse.
Sin
embargo, si fuera mayor, pongamos entre 8 y 10%, la situación sería la
contraria y considerarían inevitable el retorno de nuestro propio
"socialismo del siglo XXI".
A
partir de entonces, todos los indicadores económicos -cotización del dólar,
inflación, riesgo-país, precio de las acciones y de los bonos, depósitos en los
bancos, etc.- saltarían por el aire, y así la profecía clepto-populista
("vamo a volvé, vamo a volvé") se vería cumplida y habremos perdido
definitivamente la República.
Terminarán los
procesos por corrupción y la jefa de la organización ilícita continuará impune,
la
plata robada habrá desaparecido para siempre, los ladrones saldrán de la
cárcel,
tendremos
definitivamente una Justicia militante, la prensa libre habrá dejado de existir
y nuestro inexorable destino será la triste y horrorosa Venezuela actual. Para
comprobarlo basta con escuchar las demenciales propuestas que brotan del
Instituto Patria y de todos quienes acompañan a Cristina.
De
Macri -y de quienes lo acompañan- se puede decir mucho (inexperiencia,
soberbia, mala praxis, graves errores no forzados, incumplimiento de la promesa
de acabar con el curro de los derechos humanos y con la bastarda persecución a
los militares, etc.), sobre todo en el tema económico, pero nos sacó del cepo y
del default, recuperó el Indec y la credibilidad de las estadísticas públicas,
consiguió revertir el monumental déficit energético que Néstor nos legara,
nos
reinsertó en el mundo y nos alejó del "eje del mal" bolivariano,
terminó con la persecución a los opositores y a la prensa,
está peleando
día a día con éxito contra el narcotráfico, ha realizado obras públicas
importantísimas que nos han costado la mitad de las kirchneristas,
poco
a poco va limpiando el ambiente sindical y encarcelando a sus grandes y eternos
caciques corruptos, largos etcéteras,
y
el país respira una libertad como no existió en los veinte años que lleva este
siglo.
Por
quedarse el domingo 11 en su casa, ¿está usted dispuesto a perder todo eso?,
¿privilegiará
su comodidad a la vida de la República?,
¿facilitará
el retorno de una fuerza política que lleva a tantos delincuentes condenados
como candidatos?,
¿aceptará
que vengan por lo poco que queda?, ¿tolerará una nueva guerra contra el campo?,
¿quiere
que los narcotraficantes vuelvan a imponer su ley?,
¿desea
que, para no estigmatizarlos, se deje de contar a los pobres o cree que en la
Argentina hay menos que en Alemania?,
¿olvidó
el memorándum con Irán, el asesinato de Alberto Nisman y sus circunstancias?,
¿prefiere
negar la inflación?, ¿quiere que se vuelva a emitir moneda sin respaldo?,
¿cuánto
cree que valdrán sus propiedades si La Cámpora se hace cargo del país?
En
resumen, ¿usted se jugará?
Bs.As.,
3 Ago 19
Enrique
Guillermo Avogadro
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