A los 5 años de edad, el siciliano Michele Sindona era huérfano de guerra.
Pero
La Cosa Nostra se hizo cargo de conseguirle unos padres adoptivos, y pagarle la
educación.
Pronto
se mostró como un genio en matemáticas, así que pensó hacer el doctorado en
Bolonia.
"La
Familia" le propuso, en cambio, enviarlo a estudiar matemática financiera
en Harvard.
Tras
recibirse se convirtió en el genio financiero de la mafia.
El mayor problema que tenía era que las cinco familias de Nueva York estaban ganando demasiado dinero, pues los viejos Don habían muerto, y los nuevos no tenían sus prejuicios contra el tráfico de drogas.
Era
mucho dinero para lavar.
Le
comentó su problema a Licio Gelli, operador del mayor "banco de
favores" del mundo.
Al
mismo tiempo el Papa Paulo VI le contó a su amigo y mentor, Gelli, que estaba
desesperado, pues el Concilio Vaticanø II había llevado a la Iglesia al borde
de la quiebra.
Así
que Gelli hizo el contacto.
La Cosa Nostra depositaba el dinero en El Vaticanø, que por el Tratado de Letrán es un país independiente.
Y
el dinero se canalizaría del IOR al Banco de Filadelfia, comprado por Sindona,
y al Banco de Licio Gelli, el Ambrosiano.
Funcionó
algunos años, y el Papa evitó la quiebra (La iglesia administra 300.000
escuelas en el mundo que hubiesen cerrado) gracias al pedal financiero, y sin
hacer preguntas.
Pero
un día el FBI se cansó y acorraló a Sindona.
Este
pactó inmunidad para hablar.
Antes de comenzar su declaración le ofrecieron un café.
Cuatro
segundos después del primer sorbo ya estaba muerto.
Calvi,
presidente del Banco Ambrosiano intentó huir a Londres, donde apareció colgado
del puente Blackfriars (que significa Monjes Negros).
Luego
de esto, la iglesia se mantuvo a flote gracias al apoyo económico del Obispado
de Boston.
Pero
cuando este obispado debió pagar 800 millones de dólares por demandas de abusos
sexuales cometidos por algunos de sus sacerdotes, la iglesia se encontró de
nuevo contra las cuerdas.
Benedicto
XVI fue forzado a renunciar, o caso contrario, a declarar la quiebra.
Y
ahí entra en escena Bergoglio, operador de los jesuitas, quienes juegan
para el NOM (Nuevo Orden Mundial) desde 1990.
Se
armó esta operatoria: los líderes Chavistas, Kirchneristas, Sandinistas
depositarían el dinero robado a sus países, usando a la Cruz Roja como
vehículo, el IOR.
Luego
el dinero pasaría a los Bancos controlados por el Vaticano: el Fiore de Bilbao,
el Pax de Essen y el Populare de Roma.
Y
el dinero volvería lavado a sus dueños en forma de créditos.
Ayer Bergoglio salió a decir que el derecho de propiedad es "secundario".
En
consonancia con la frase del NOM: Para el 2030 no tendrás nada, pero serás
feliz.
Claro
que Bergoglio se refiere a tu terrenito, tu casa, tu negocio; los
políticos te la podrán quitar para dárselas a sus clientes.
O
para ellos.
De
ninguna manera Bergoglio se refiere a afectar la propiedad de los poderosos,
quienes son sus socios.
El
Club Bilderberg, el Club de Roma, los políticos y sindicalistas pueden estar
tranquilos.
Vienen
por tu vida.
Ya
te robaron media cara, tu trabajo, la escuela de tus hijos, tus viajes y
salidas.
No
dejes que te roben el resto.
Horacio
Rivara
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