"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

sábado, 8 de marzo de 2008

Los hábitos y la virtud


Por Corina Ríos

Según Aristóteles [384 A.C – 322 A.C] los hábitos se adquieren por la práctica.

Entendemos por hábito una disposición a obrar de una manera determinada que se adquiere mediante la repetición de actos.

Cuando los hábitos son buenos o positivos, se denominan virtudes.

Cuando los hábitos son malos o negativos: vicios.

Los vicios nos alejan de nuestro deber…

Las virtudes, en cambio, nos ayudan a cumplir con nuestro deber

Como la virtud moral es un término medio, resultará difícil acertar y muy fácil, equivocarse, ya que existen muchas formas de ser vicioso y sólo una de ser virtuoso.

De ahí que en el vicio caemos con mucha facilidad.

En cambio, en la virtud “nunca caemos”

Sólo llegaremos mediante un constante esfuerzo.

La virtud no brota espontáneamente de la naturaleza. Se adquiere mediante el ejercicio y la repetición de actos buenos.

Por ejemplo: Para que un hombre se haga justo, es necesario que practique la justicia.

La virtud es un hábito inteligente y voluntario ya que implica un acto de deliberación y de elección, en el que intervienen, conjuntamente la inteligencia y la voluntad.

Virtuoso es quien tiene el hábito de la virtud, conseguido por la repetición de actos virtuosos.

Origen del Estado y de la sociedad [Aristóteles]

Todo Estado es evidentemente una asociación, y toda asociación no se forma sino en vista de algún bien, puesto que los hombres, cualesquiera que ellos sean, nunca hacen nada sino en vista de lo que les parece ser bueno.

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Es claro, por lo tanto, que todas las asociaciones tienden a la bien de cierta especie, y que el más importante de todos los bienes debe ser el objeto de la más importante de las asociaciones, de aquella que encierra todas las demás, y a la cual se llama precisamente Estado y asociación política.

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Así el Estado procede siempre de la naturaleza, lo mismo que las primeras asociaciones, cuyo fin último es aquél; porque la naturaleza de una cosa es precisamente su fin, y lo que es cada uno de los seres cuando ha alcanzado su completo desenvolvimiento, se dice que es su naturaleza propia, ya se trate de un hombre, de un caballo, o de una familia. Puede añadirse, que este destino y este fin de los seres es para los mismos el primero de los bienes, y bastarse a sí mismo es a la vez un fin y una felicidad. De donde se concluye evidentemente que el Estado es un hecho natural, que el hombre es un ser naturalmente sociable, y que el que vive fuera de la sociedad por organización y no por efecto del azar, es ciertamente, o un ser degradado, o un ser superior a la especie humana; y a él pueden aplicarse aquellas palabras de Homero:

«Sin familia, sin leyes, sin hogar...»



Y, gracias al ungido presidente Duhalde, el 60 % de la ciudadanía ingresó en la pobreza, la Justicia fue suspendida por 180 días hábiles, llegando a sumar a HOY, 2.200 días corridos.

Este Estado nuestro que NO practica la justicia desde hace décadas, y que vive fuera de la sociedad por “organización” (y no por efecto del azar) se ha degradado.

Sus viciosos actos los alejaron del deber de “servir a la Patria” (a pesar de haber juramentado hacerlo)

Desde La Matanza, Corina Ríos DNI 4482250
Marzo 7, en el año del Señor, 2008

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