Hay momentos en la vida de los pueblos y de las personas que se cruzan con la historia.
Son momentos mágicos en los cuales un individuo o un grupo: escucha, interpreta y asume el sentir de la comunidad.
Quedan grabados en la memoria colectiva como hechos que marcan un punto de inflexión.
Un lugar desde donde partir.
Nuestra historia es pródiga en estos momentos. Cabe recordar el momento histórico de San Martín, llegado de vuelta de Europa y a quién aún en el barco, las autoridades de Buenos Aires, le ofrecen la suma del poder público, todos los poderes para que termine con la rebelión de los caudillos.
El Libertador entendió que su pueblo y su Patria no querían la lucha fratricida, y ni siquiera descendió del navío, volviendo a Europa.
Después de derrotar a las fuerzas de la Confederación, Mitre asume que la unión del país debe hacerse con los parámetros de todos, y a pesar de ser porteño decide tomar la Constitución Federal de las Provincias y sentar con ellas las bases de la unión nacional.
La impericia de los gobernantes y su afán desmedido de poder, han llevado a nuestro país a una división tan profunda, como hacía años que no se daba.
La forzada entrada de las retenciones en el Congreso marcaban esa tendencia, que no había consenso y que las divergencias se ampliaban.
El debate en ambas Cámaras indicó claramente la división ideológica, política, partidista y social existente.
Alguien vivió un momento histórico, puesto por el destino a decidir, a señalar para donde se inclinaría la balanza escuchó la voz del pueblo, que quería vivir en paz, unido, con armonía y justicia, sin divisiones, sin patoterismo y en auténtica libertad.
Escuchó la voz de los que no querían estar de rodillas, pidiendo le den lo que le han sacado, sumidos en la dominación y la arbitrariedad de quien otorga.
Escuchó la voz de los que quieren la auténtica democracia, la de la posibilidad de disentir, la del control entre los poderes, la Democracia Republicana soñada por los argentinos.
Y con gran humildad y pidiendo disculpas si se había equivocado, votó por el futuro de una Patria grande.
Elías D. Galati
wolfie@speedy.com.ar
Son momentos mágicos en los cuales un individuo o un grupo: escucha, interpreta y asume el sentir de la comunidad.
Quedan grabados en la memoria colectiva como hechos que marcan un punto de inflexión.
Un lugar desde donde partir.
Nuestra historia es pródiga en estos momentos. Cabe recordar el momento histórico de San Martín, llegado de vuelta de Europa y a quién aún en el barco, las autoridades de Buenos Aires, le ofrecen la suma del poder público, todos los poderes para que termine con la rebelión de los caudillos.
El Libertador entendió que su pueblo y su Patria no querían la lucha fratricida, y ni siquiera descendió del navío, volviendo a Europa.
Después de derrotar a las fuerzas de la Confederación, Mitre asume que la unión del país debe hacerse con los parámetros de todos, y a pesar de ser porteño decide tomar la Constitución Federal de las Provincias y sentar con ellas las bases de la unión nacional.
La impericia de los gobernantes y su afán desmedido de poder, han llevado a nuestro país a una división tan profunda, como hacía años que no se daba.
La forzada entrada de las retenciones en el Congreso marcaban esa tendencia, que no había consenso y que las divergencias se ampliaban.
El debate en ambas Cámaras indicó claramente la división ideológica, política, partidista y social existente.
Alguien vivió un momento histórico, puesto por el destino a decidir, a señalar para donde se inclinaría la balanza escuchó la voz del pueblo, que quería vivir en paz, unido, con armonía y justicia, sin divisiones, sin patoterismo y en auténtica libertad.
Escuchó la voz de los que no querían estar de rodillas, pidiendo le den lo que le han sacado, sumidos en la dominación y la arbitrariedad de quien otorga.
Escuchó la voz de los que quieren la auténtica democracia, la de la posibilidad de disentir, la del control entre los poderes, la Democracia Republicana soñada por los argentinos.
Y con gran humildad y pidiendo disculpas si se había equivocado, votó por el futuro de una Patria grande.
Elías D. Galati
wolfie@speedy.com.ar
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