Por Mara Matioli
El hombre es una criatura libre, naturalmente dispuesto a serlo, pero ante la responsabilidad que la libertad implica, pareciera desorientarse, como si quisiera ser aquello que no es, como si quisiera huir de su condición desespera por elecciones que fascinan, inquietan y se pierden en la contradicción del juego - como si intentara librarse hasta del sentido de Dios -
Mientras no se encuentre su significación, mientras se mantenga el desencuentro, el hombre podría ser presa de cualquier movimiento o grupo que le prometiera “vivir libremente su condición”
Podría ser víctima del oportunismo de la manipulación, que dominará condicionando y aprisionando el “proyecto hombre libre”, impidiendo encontrar cuanto ya fuera dado.
Actualmente observamos cómo los hombres parecieran más libres y a la vez, más incómodos con su libertad... tan incómodos que transitan por lugares comunes carentes de responsabilidad y empeño.
Podríamos entonces afirmar que, en condiciones de desarrollo social considerado normal, el hombre no posee otro recurso que el de su libertad y por lo tanto, es el único responsable de perderla.
La libertad se construye con “sí” y con “no”, un juego que permite constituirse.
La importancia de la elección tiene entonces un carácter trascendental: requiere de actos que garanticen la consolidación y conservación “humanas”, para no empeñar la libertad a través de elecciones contrarias a su sentido que llevarán, paulatinamente al opuesto: "la esclavitud".
Cuando la libertad se pierde por elección, se pierde la dignidad de los actos naturalmente libres.
Cada libertad entregada alimenta la “libertad de acción” de los grupos sectarios que, fuera de toda opción por el bien, conforman una especie de “sectocracia del capital humano”, un desierto donde nunca tiene cabida la libertad.
Incluirse en un grupo sectario es “servir” a quienes generalmente se sirven de lo religioso para esclavizar, disipando la existencia hasta desgarrarla, determinando el límite de cada libertad, un límite cada vez más marcado, tanto, que no conformará solo la pérdida de libertad.
El límite natural no se impone desde fuera, lo fijamos libremente nosotros.
El hombre sólo podrá “servir al hombre” retomando el camino humanamente libre, para construir un futuro social que deje entre paréntesis a todo aquel que intente derrumbar este sentido: No a la inversa.
Las seudo religiones y los grupos sectarios no obtienen adhesiones por sí solos, cada hombre, tal vez habituado a una cultura de dependencias, percibe su libertad y decide.
Libertad: Facultad que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra, y de no obrar, por lo que es responsable de sus actos. (Diccionario de la Real Academia Española)
Refutamos admitir que las cosas pueden ser vistas en una luz distinta de aquella con la que ven nuestros propios ojos, porque esto nos obligaría a considerarlas y profundizarlas, y esto cuesta cierto esfuerzo, tal vez fatiga...
Quien no lo haga, renuncia a vivir y se contenta con vegetar.- [Indro Montanelli]
Boletín Info-RIES nº 1111
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Hace 2 meses
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