Por: Osvaldo Pepe
Fuente: SECRETARIO DE REDACCION DE CLARIN
Caja y látigo, hablando en criollo, han sido y son las herramientas con las que los Kirchner construyeron su poder desde 2003.
Y fue en base a la filosofía del disenso entendido como herejía, y castigado como tal, que consolidaron su férreo estilo de conducción y sus gestos de gobierno a la usanza de los césares.
Por alguna extraña paradoja, pudiendo haber mostrado sus modos autoritarios en épocas de romance con la sociedad, han preferido desnudar esos hábitos en la época de vacas flacas y de encuestas que resultan devastadoras para sus imágenes.
En los seis meses que siguieron a la derrota electoral de junio, el Gobierno ya no quiso disimular su verdadera genética.
Entonces, Néstor Kirchner, su jefe político, sabiendo que en poco tiempo la Presidenta tendría que gobernar con minorías parlamentarias, ordenó aprobar leyes a los empujones, saltando sobre los reglamentos, maniobrando sobre sus límites, o pisoteándolos directamente; además de hacer uso abusivo, aunque legal, del automatismo de los brazos levantados de legisladores que no pudieron tocar ni "una coma" de los proyectos oficiales, ni sostener negociaciones con la oposición, sin escuchar los taladrantes ladridos que llegaban de Olivos.
El bloqueo al Parlamento, central en la estrategia del nuevo tiempo, sea con vetos, con DNU, chicanas o lo que haga falta, está en marcha.
Y otra vez buscan disciplinar a los gobernadores, hacerles sentir el rigor del control de la caja, asediada por la embestida federalista de un nuevo criterio para repartir los recursos del impuesto al cheque, hoy de fuerte sesgo centralista, que amenaza con birlarles a las arcas K unos $ 10 mil millones.
Osadía imperdonable, si las hay, para el matrimonio presidencial, acostumbrado a sacar el látigo cuando la caja peligra.
Boletín Info-RIES nº 1102
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*Ya pueden disponer del último boletín de la **Red Iberoamericana de
Estudio de las Sectas (RIES), Info-RIES**. En este caso les ofrecemos un
monográfico ...
Hace 3 meses
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