Por España, yo sigo

EDURNE URIARTE
Fuente: ABC.es

El síntoma más concluyente de la pérdida de credibilidad de un líder es la percepción de sus argumentos como chistes.
El cachondeo y la risa que coronan las sentencias con vocación de trascendentales. Que es lo que le pasó a Zapatero en sus dos mensajes finales de la réplica a Rajoy.
Cuando, muy circunspecto y teatral, dijo aquello de que importa lo que a España le conviene y él va a hacer lo que a España le conviene, cueste lo que cueste.
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Y uno no podía dejar de imaginar el ruido de fondo de una ciudadanía entusiasmada con la propuesta y que le invitaba a hacer con urgencia, y cueste lo que cueste, lo que a España le conviene, es decir, renunciar de una vez a su poder.

O cuando citó a Kennedy, ¡pobre Kennedy!, para pedir a Rajoy que pensara en lo que puede hacer por España y «no en lo que la crisis puede hacer por usted»

Y lo decía un presidente que no pronunció una sola vez la palabra nación en su discurso ni en sus réplicas y que sustituyó esa palabra por la de «país» en cada una de esas ocasiones.
De la misma forma que fue incapaz de decir bandera nacional o bandera de España cuando recibió a los futbolistas de la selección y usó el rodeo aquel de la bandera que representáis.
Y este político invocaba precisamente al presidente de la nación que más ensalza, defiende e idolatra a su nación.
Inspirado quizá en las conjunciones planetarias que él protagoniza de vez en cuando con los líderes americanos.

Pero este presidente convertido definitivamente en caricatura de si mismo, tiene aún el poder en sus manos.
Y casi dos años por delante para poner en marcha la principal novedad anunciada ayer. La búsqueda de atajos para que el Estatut pueda saltarse la sentencia del Constitucional.
O no pienses en lo que puedas hacer por tu país sino en lo que el PSC y los nacionalistas catalanes, y, de paso, los vascos, puedan hacer para mantenerte en el poder...