Mostrando impunemente una retórica artificialmente desplegada, miscelánea de falsa sabiduría y copiosa producción de banalidades, con habilidades histriónicas excepcionales y una personalidad que con sumo cuidado intentará disimular para lograr lo que planifica, controlará negando las escasas raíces morales presentes en el contexto que los reconoce y avala como líder, humillando, usufructuando, sojuzgando.
Y en el “alardeo grupal”, que facilitará y afianzará esa exaltada naturaleza, distribuirá gratuitamente ese sentimiento de superioridad auto proclamada que pone a prueba todo otro esfuerzo que no responda al severo cumplimiento de juicios y marcos propios de referencia, antípoda de normas que enceguece valores, que propicia la degradación social en ocasiones en incipiente, que permitirá manipular destinos.
Y como emisario de ese estado anómico, controlará cada situación adversa que podría entorpecer la materialización de sus fines, disipando mensajes en fórmulas y propuestas emergentes de idénticas incongruencias.
Evitará que la disidencia actúe, inducirá hábilmente una compra-venta de conveniencias subordinadas, un mercadeo de conciencias sustentado en oportunismos, una lógica de permutas que no escatimará recursos, una práctica que, en ocasiones, sólo se ejercerá por simple placer.
Es entonces cuando el placer obtenido en la acción a corto plazo, producto de una imaginación impensada, permitirá desplazar sensibilidad por sensiblería, reflejo del malestar de una cultura replegada a escenarios patológicos que privilegian tan solo la funcionalidad.
Porque cuando un líder no es líder nunca crea relaciones sociales que enaltezcan el desarrollo de cada hombre, confronta,
cuando no es coherente ni flexible, enfrenta,
cuando no es comunicador de valores, desune y cuando sus estrategias responden a sí mismo, que se adaptan a sus causas, busca victorias sobre los contrarios,
cuando no es comunicador de su grupo social, es injusto,
cuando es firme tan sólo para competir por el poder, tergiversa normas inconvenientes,
cuando crea contextos en los que reina lo imprevisible, será espejo deshumanizante de lo deshumanizado, por lo tanto no será nunca líder, tan solo un mero dirigente sectario.
Si intentáramos acomodarnos a su anomia caeríamos en la amalgama y por el contrario, si la realidad fuera realmente ética, ese estilo nunca ocuparía el podio, sería degradado antes de desplegar su aparente liderazgo y esto, es compromiso de “los otros” y de todos.
Mara Martinoli
Boletín Info-RIES nº 1102
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*Ya pueden disponer del último boletín de la **Red Iberoamericana de
Estudio de las Sectas (RIES), Info-RIES**. En este caso les ofrecemos un
monográfico ...
Hace 1 mes
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