“Mi carta, que es feliz pues va a buscaros
cuenta os dará de la memoria mía” - Ramón de Campoamor
Estimada señora:
Comienzo pidiéndole disculpas por no utilizar el género femenino en una palabra que, como ambos bien sabemos, no lo admite, pero comprenderá que, a mis años, no quiero ni debo contribuir a la destrucción del idioma español, herencia cultural de todos los pueblos de habla hispana.
Una vez dicho esto, pasemos al meollo de la cuestión, es decir, a aquellas cosas y conductas que, por no imaginarlas motu proprio en el futuro inmediato, me parece menester recomendarle.
El huracán de cola que recibe la economía argentina puede transformarse en el punto de inflexión en la pendiente decadente en la que se encuentra nuestro país desde hace décadas, y puede ser Ud. misma la que se ponga a la cabeza de ese cambio de tendencia y, con ello, reciba el agradecimiento y la ponderación de esta generación y de las futuras.
Ambos recordamos, señora, que en vida de su marido –le doy, a título personal, mi más sentido pésame al respecto- le escribí dos cartas similares a ésta, en febrero y en septiembre de 2010, que puede Ud. releer en mi blog (http://egavogadro.blogspot.com) y en las que le pregunté si no le daban vergüenza una larga lista de episodios y situaciones que habían complicado, innecesariamente, la vida de los argentinos y destruido, sí destruido, las instituciones de la República.
No voy a pedir disculpas por ellas, puesto que sigo pensando exactamente lo mismo que allí dije, pero sería bueno utilizarlas como índice para las cosas que Ud. puede corregir ya mismo en su gobierno. Puedo asegurarle que, si lo hace, ganará las elecciones presidenciales de 2011 sin necesidad de ballotage alguno. Además, señora, obtendrá seguramente la impunidad respecto a todo lo sucedido en el pasado reciente, lo cual no es poca cosa.
Hasta los jóvenes, esos que se vieron en el velorio de su marido, y más allá de las rispideces que produce la temprana edad, la acompañarán tan pronto les explique el porqué de cada una de las medidas. Por supuesto, quedarán al margen muchos grupúsculos, tanto de derechas como de izquierdas, pero no serán significativos a la hora de contar las voluntades.
Pero entremos, de una vez, en tema.
Cuando Ud. fue elegida, una vez que don Néstor la convirtiera en candidata, gran parte de la clase media, especialmente en las localidades del interior, votaron por más democracia, más diálogo, más institucionalidad y, sobre todo, más República. Pues bien, de eso se trata. De que Ud. asuma el papel constitucional de Presidente de todos los argentinos.
Es cierto que no puede resultarle demasiado fácil borrar con el codo lo que su difunto marido escribió con la mano, ya que éste vería desmerecida su gestión y empañada el aura de estadista con que, post mortem, muchos pretenden dotarlo. Pero se trata ahora de Ud. y del futuro del país, y no puede ni debe desperdiciar esta oportunidad que Dios le ha brindado para ser instalada en ese verdadero “Altar de la Patria” que debiera ser, si se retiran de sus muros algunas presencias, el Salón de los Patriotas.
Me parece, de todo punto de vista, impensable que Ud. prefiera, voluntariamente, no ganar el bronce eterno, sobre todo cuando lo tiene al alcance de la mano.
Las medidas a adoptar pueden enumerarse en un simple dodecálogo, pues no es éste el ámbito apto para entrar en demasiados detalles:
1. Permitir y exigir a la Justicia ejercer su rol constitucional, con excelencia, con independencia, con rapidez y con eficiencia, dotándola del presupuesto necesario y cambiar, inmediatamente, los representantes oficiales en el Consejo de la Magistratura, para que éste recupere el prestigio y la confiabilidad en la función para la que fue creado.
2. Restaurar y respetar las funciones de todos y cada uno de los organismos de control administrativo, con designaciones de funcionarios que, por su sola presencia, garanticen la buena imagen de esas instituciones, y establecer la auditaría de la labor de éstas en forma permanente por organizaciones independientes.
3. Recuperar el Indec, reincorporando a los profesionales que lo llevaron a ser uno de los organismos más respetados del mundo en su especialidad, para que podamos saber cuántos y cómo somos, como está y como estará nuestra economía, cuántos pobres y cuántos miserables realmente tenemos. Hacer que el Ministerio de Planificación Federal establezca un plan general a diez años vista, y consensuarlo con los principales partidos opositores, para dotarlo del necesario apoyo legislativo y político.
4. Rehacer el Presupuesto 2011, para darle verosimilitud en todos los indicadores económicos, como la inflación y la recaudación, y aumentar significativamente los montos destinados a educación y a salud, y terminar con el uso político y arbitrario de los fondos públicos.
5. Acabar con el ataque sistemático a la libertad de prensa y a los periodistas, y reenviar al Congreso la Ley de Medios para adecuarla a la realidad tecnológica y económica y para establecer plazos que permitan asegurar que no existen intereses de coyuntura en su normativa.
6. Terminar en forma inmediata con los subsidios a las tarifas de la energía y el transporte, y subsidiar directamente a los consumidores, para que quienes los reciben no sean los de más altos ingresos sino los más pobres.
7. Negociar el Club de París y con los acreedores externos que no entraron en los sucesivos canjes, permitir la auditoría del FMI sobre las cuentas nacionales y recuperar para la Argentina los mercados de deuda voluntarios.
8. Establecer un nuevo y digno régimen de coparticipación federal y un nuevo sistema impositivo, más justo y más universal. Terminar con el indiscriminado saqueo a las “cajas” oficiales.
9. Dotar a las inversiones externas directas de la indispensable seguridad jurídica, aún a costa de permitir temporariamente la prórroga de la jurisdicción a tribunales extranjeros.
10. Reprivatizar Aerolíneas Argentinas o, si resultara imposible, subsidiar exclusivamente a los usuarios más pobres, que hoy deben viajar en ómnibus, ya que las tarifas resultan prohibitivas. Con lo que nos cuesta hoy la compañía, el Estado podría tener una flota de pequeños aviones para conectar, en caso necesario, algunas regiones del país.
11. Terminar con la forma actual de soportar económicamente el “Fútbol para todos”, transparentar la gestión de la publicidad oficial y permitir el acceso de todas las voces y todas las tendencias a los medios de comunicación estatales, privilegiando en éstos los contenidos culturales y descartando los meramente comerciales.
12. Desprenderse, inmediatamente, de los funcionarios más emblemáticos del estilo de gobernar vigente, tales como Guillermo Moreno, Aníbal Fernández, Amado Boudou, Héctor Timerman, Ricardo Jaime, sus propios secretarios privados y tantos otros impresentables.
Señora, con una Justicia como la que describo el país recuperará la paz y la tranquilidad, ya que los delincuentes, todos ellos, estarán presos. Se transformará en un arma eficaz para combatir la corrupción, la inseguridad, la droga y habrá Ud. descartado los principales temas de preocupación de sus compatriotas.
Si toma esas medidas, y varias más de detalle, comenzarán a fluir hacia la Argentina las indispensables inversiones extranjeras directas –es decir, con destino a la producción y no a la especulación financiera- y podrá Ud. hacer crecer de inmediato el empleo registrado y, con él, el genuino consumo de la población.
Además, podremos recuperar las reservas de gas y de petróleo que hemos perdido en estos años y tal vez, sólo tal vez, volver a la autosuficiencia en la materia.
Liberar el mercado de energía y soportar las quejas por el natural reacomodamiento de los precios con los valores internacionales podrá traerle algunas desafecciones transitorias pero, si esas medidas vienen acompañadas de las demás que le sugiero, rápidamente serán aceptadas por sus damnificados.
Esta carta ya está siendo demasiado larga y, si Ud. lo quiere y toma este nuevo derrotero, podremos muchos entrar en los detalles menores.
Pero le puedo asegurar, señora, que si adopta estas medidas y estas conductas no solamente habrá ganado un lugar en la Historia grande de la Argentina sino que le serán perdonados muchos de los errores, de los desaciertos y hasta de los actos non sanctos cometidos hasta ahora.
Porque su gobierno y el huracán de cola que está soplando –y seguirá haciéndolo por un tiempo- habrán conseguido cambiar, definitivamente, el destino a la desaparición como país que tantas décadas de decadencia, económica y moral, hoy nos tienen asegurado.
Reflexione, señora. Ud. puede y debe hacerlo, y los argentinos de bien, todos, la acompañaremos.
Que tenga Ud. buenas noches.
Buenos Aires,Noviembre 7, 2010
--
Enrique Guillermo Avogadro
Abogado
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