"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

jueves, 21 de abril de 2011

Semana Santa

LA BONDAD

En este mes que se celebra la Semana Santa, en que el cristianismo conmemora la pasión del Señor, es oportuno hablar de la bondad.
Se define la bondad como la natural inclinación a hacer el bien y tener un genio apacible.
Se dice en términos jurídicos, que no hay justicia sin bondad, ambas virtudes primordiales de los hombres y que van aparejadas en las cuestiones sociales.
El hombre bueno es benévolo y útil a sus congéneres, como a la naturaleza, de carácter simple y sin dobleces, que tiene claro cuales son sus limitaciones y sus deberes, como también sus derechos.

Es un ser que no tiene egoísmos, ni jactancia, y que lejos está de la soberbia que caracteriza a aquellos que tienen dotes y se creen más que los otros.
La bondad indica una posición equidistante y de equilibrio entre el yo y los otros.
Desde la psicología es un tipo de conducta caracterizada por la natural inclinación a hacer el bien.
Lo natural es aquello formado por la naturaleza o referido a la misma.
O sea las inclinaciones tal como son en origen, sin intervención de la educación, la cultura o construcción psíquica o sociológica alguna.
Natural es aquello tal cual es el hombre, como está constituido, como es su forma de ser primaria, opuesto a lo artificial que es adquirido o producido por el ingenio humano.
Y lo antinatural es aquello que viola las funciones básicas de la especie.
¿Es la bondad una característica natural del hombre?

Hay toda una discusión filosófica sobre el buen salvaje y la cultura, si el hombre es bueno por naturaleza, o el hombre se convierte en bueno por artificio de la educación y la cultura.
Más allá de la discusión filosófica, sociológica e histórica la bondad es la característica elemental de un hombre de bien.

El hombre de bien es aquel que ejemplifica la especie humana.
Es el modelo, la matriz, el ejemplo a seguir.

Como sea, porque es así de origen y no debe desviarse, o porque debe constituirse una sociedad de hombres buenos y servidores de la paz, la armonía y el amor.

Las virtudes que son construcciones filosóficas, religiosas, sociológicas e históricas encajan en el hombre bueno, no es posible encontrarlas en el hombre llevado por la maldad, el odio, el rencor o la venganza.
Y otra característica es que el hombre bueno es alegre y feliz.
Vive su bondad con una gran paz interior y con una alegría que desborda su ser y es contagiosa para los que están en contacto con él.
La mayor virtud de la bondad es la solidaridad...
El hombre virtuoso y bondadoso es solidario, piensa en el prójimo, no se antepone a las necesidades de los otros y no espera otra cosa que dar felicidad a los demás, como se siente él mismo feliz.
El placer, la alegría, la felicidad forman una entidad armónica y vital en la esencia del hombre y es la manera más auténtica de demostrar la condición humana.
La bondad es la suma de las virtudes, es la que contiene a todas, es también el arquetipo de la conducta humana.
Sociológicamente es imposible armar un orden social estable y duradero sino esta presenta esta virtud en los componentes de la sociedad.
Es preferible un hombre bueno a cualquier otra condición de cualquier tipo que fuera, un hombre bueno une, modela, lleva adelante a la sociedad y a sus semejantes.

Recuerdo los dichos del Martín Fierro.

Hay hombres que de su cencia
tienen la cabeza llena;
hay sabios de todas menas,
mas digo, sin ser muy ducho:
es mejor que aprender mucho
el aprender cosas buenas.



Elias D. Galati

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