Desde hace más de 20 años vengo sosteniendo, en la cátedra, a mis alumnos, colegas, familiares, amigos y cualquier persona con la que establezco contacto que hay un deber grave para todos los seres humanos...
El único deber, que es ser feliz.
Y que la sonrisa es una actitud espiritual del hombre, un estilo de vida, y lleva a la alegría y la suma de las alegrías hace a la felicidad.
La alegría es un grato y vivaz movimiento del ánimo entendido como dicha, contento y júbilo
Desde la psicología es un sentimiento íntimo de satisfacción por la posesión de un bien real o imaginario.
Se diferencia del placer que es solamente sensible y momentáneo, mientras la alegria tiene una mayor plenitud y es consecuencia de un trabajo o esfuerzo personal.
Sin embargo no tiene la permanencia y la continuidad de la felicidad.
Otra condición de la alegría es la comunicación, compartir la alegría aumenta la dicha y encamina a la felicidad.
La felicidad es un estado de ánimo que combina satisfacción, contento con la posesión de algo.
Es el estado de satisfacción completa de todas las inclinaciones
El sentido religioso oriental ha hecho coincidir la felicidad en una armonía espiritual conseguida por medio de la virtud.
Sería un equilibrio moral.
Para el cristianismo la felicidad es un bien natural que reside en la voluntad y es fundamentalmente divina, por lo que Dios es el objeto de la felicidad humana.
Esa aproximación se realiza mediante el amor y toda la vida es potencialmente feliz porque lleva a la divinidad.
La felicidad puede entenderse como tener y gozar de ella o también ocasionar felicidad en los otros.
La felicidad es así para si y para los otros.
Hay momentos es que se facilita concretar dicho estado, sobre todo cuando las cosas que uno encara o aspira, se concretan, o las relaciones humanas van acorde con lo esperado.
Pero sin caer en una motivación religiosa de la misma, en momentos de tropiezos o sinsabores, la felicidad debe ser también un estado del ánimo que ayude a superarlo y logre encauzar lo que uno se propone.
En estados complejos como pérdida de seres queridos o traspiés sociales y/o económicos pareciera que es imposible gozar de felicidad.
Sin embargo desde adentro de uno mismo, desde el corazón se debe lograr la armonía para sobrellevar el trance de la mejor manera posible, y no hay mejor forma que la felicidad.
Para poder transmitir la felicidad a los otros hay que gozarla, poseerla y disfrutarla.
En un marco de responsabilidad y sentido común, sin inconsciencias ni inconsistencias, manejando la situación en que uno se encuentra y teniendo en cuenta que es la realidad que nos circunda y a la cual debemos adaptarnos.
No toda la vida es color de rosa, ni pasaremos la misma sin tropiezos.
Es una tarea de la voluntad, movida por los sentimientos y apoyada por el razonamiento, la cual debemos entender como la mejor manera de vivir y la menos traumática.
Aquella que nos permite superarnos, ser mejores y alcanzar los objetivos que nos hemos propuestos aún a despecho de las circunstancias favorables o desfavorables que sucedan a nuestro alrededor.
Ser feliz es una forma de vida, es una manera de obrar y de existir, es una condición que hace al hombre apto para las virtudes sociales y los emprendimientos solidarios.
Ser feliz hace mejor la convivencia y opera a favor de un mayor acercamiento entre las personas.
Ser feliz en suma es el grado óptimo de la vida personal, individual y de la vida social, en relación con los hermanos.
Elías D. Galati
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