SE CONVOCA A DEFENDER LAS CATEDRALES
Por el Dr. Jorge
B. Lobo Aragón (*)
Todos tenemos deberes y obligaciones proporcionados
a nuestras fuerzas y capacidades. Los más fuertes, los más valientes, las más
lúcidos responsabilidades mayores que la gente común.
Admiramos al héroe, pero ¿todos tenemos la
obligación de comportamiento heroico? Pareciera que no; los griegos
consideraban al héroe de naturaleza superior a la humana.
Veneramos al mártir, que participando de la
naturaleza humana, heredera de la caída de nuestro padre Adán por dar fe de su
amor a Jesucristo llega hasta la muerte.
El instinto nos empuja a preservar la vida; el
mártir se sobrepone a su instinto en virtud del amor a Dios.
En los primeros siglos la sangre de los mártires fue
sementera de cristianismo (sanguis martyrum semen christianorum est”, dice
Tertuliano).
Miles de mártires enriquecen el santoral.
Aunque hubo casos en que se eludió el martirio.
Fue en la Revolución Francesa.
En su rechazo a los órdenes y las jerarquías, la
revolución quiso liquidar a la religión.
Eran gente de armas llevar y de ánimo pronto y vivo
para usarlas con saña; no andaban con chiquitas.
Inventan la guillotina para ser más fríamente
eficaces y la aplican, no sólo en pescuezos aristocráticos sino también en los
de revolucionarios caídos en desgracia.
Octubre de 1793 es tiempo de especiales violencias.
Se decapita a la antigua reina, se decide abolir la
era cristiana reemplazada por la revolucionaria; se comienza a guillotinar a
los Girondinos.
Hebert y Chaumette, jefes de la Comuna, idean
aniquilar toda religión.
Y el 7 de noviembre de 1793 el arzobispo de París,
acompañado de su clero, es obligado a abjurar de Cristo frente a la Convención.
Son hombres de carne y hueso, débiles como nosotros,
y tienen terror porque ven a su lado las consecuencias del odio desatado.
Abjuran formalmente de la fe. Posiblemente no sea
verdadera apostasía, ya que guardarían la fe en sus corazones.
Mientras tanto miles de sacerdotes en toda Francia
sufrían valerosamente el martirio,
En aquellos días, en el mismo París, los
revolucionarios descontrolados matan una comunidad entera de monjas carmelitas.
La persecución religiosa era activa.
Tres días después de la abjuración del clero se
decreta obligatorio el culto a la diosa Razón, En Francia los libros
eclesiásticos eran destruidos, destruidas las imágenes, los ornamentos
sagrados, las reliquias de los santos, las campanas.
Se derrumbaban campanarios por considerárselos
opuestos a la igualdad que idolatraban; Esos sacerdotes conocían la enseñanza
del Señor, “No temáis a los que matan el
cuerpo, mas el alma no pueden matar", y que “Al que
me confiese delante de los hombres, yo también Té confesare delante de mi Padre
que está en los cielos, Y al que me negare delante de los hombres yo también le
negaré delante de mi Padre".
Tremendo
seria el terror
para olvidar estas
admoniciones evangélicas.
Hoy esa amenaza sigue tristemente viva y se convoca a defender las Catedrales de Buenos
Aires, La Plata, Rosario, Mar del Plata y Chubut el 17/12/11 ante intentos de
profanación el día 17 de diciembre próximo.
La convocatoria es la de pararse frente a las Catedrales de dichas
ciudades, impidiendo el paso de quienes buscan la profanación de los Templos,
mientras dure el intento de dañar cada Catedral.
Por tal motivo, diversos grupos convocaron a todos
los católicos coherentes a acudir en Defensa de la Santa Iglesia, el día arriba puntualizado desde las 9 de la
mañana, en conocimiento de que un grupo de ateos bajo el nombre de
"apostasía colectiva" planea atacar las catedrales mencionadas.
El grupo ateo, afirma en su comunicado que realizara
una presentación colectiva a la Iglesia Católica donde le harán llegar
solicitudes de apostasía.
Acciones, que tendrán lugar simultáneamente en los
templos especificados de la República Argentina y en varios países de
Latinoamérica, y que se lleva a cabo desde el año 2009, en donde alegan que miles de personas han
decidido renunciar colectiva e individualmente a la iglesia católica, en un
acto de repudio público a la manipulación ideológica y material de la Iglesia
Católica en la vida ciudadana.
Es para ellos una forma de divulgar el desacuerdo
con la política social, sexual y económica dejando en claro que la Iglesia no los representa ni quieren que la misma reciba del Presupuesto
del Estado Nacional, subsidios ni privilegios en su nombre.
Hacen mención a que despliegan amparados en la ley
de Habeas Data (Ley 25.326 de Protección de Datos Personales),en el art. 18 de
la Declaración Universal de los Derechos Humanos y el art. 18 del Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos, que garantizan la libertad de
conciencia y de religión.
El objetivo de este grupo es la destrucción total de
la Iglesia Católica aspirando a la Derogación de Los Concordatos del Vaticano
con el Estado Argentino, a la eliminación del Artículo 2 de la Constitución
Nacional y retiro de Símbolos Religiosos de espacios y oficinas públicas entre
otras exigencias.
O sea un Estado laico, separado de la Iglesia
Católica.
En suma, lo que persiguen no es un Estado
“separado”, sino un Estado que persiga a la Iglesia, que destruya todo vestigio
público de la Fe que fundó la Patria.
A su vez, el grupo “Apostasía Colectiva en
Argentina”, según informó en su propio comunicado, tiene la adhesión de las
organizaciones “Asociación Civil Ateos de Mar del Plata; Hijos Mar Del Plata;
Colectivo de Varones Anti patriarcales; Arga tea; Cael; Coalición Argentina por
un Estado Laico; Rima; Red Informativa de Mujeres Argentinas; Federación 7
Argentina GLBT y Asoc. Madres de Plaza de Mayo”
En objeción a
las admoniciones proferidas, se destaca claramente que la apostasía es un acto
de la inteligencia y voluntad humana desviada de Dios, que se dirige a
repudiarlo y a preferirse a sí misma o al mismo Lucifer, guiada por el
diabólico “non serviam”.
Así pretenden fundar una sociedad sin Dios, que será
indefectiblemente contra el hombre. Tal acto de repudio, mantenido hasta el
último momento de la vida condenará el alma del apóstata a una vida perdurable
sin Dios, que es Amor, es decir, vivirá por los Siglos de los Siglos sin Amor,
y en la perpetuo dolor por conocer que su situación será no sólo justa sino
misericordiosa por parte de Dios a quien en vida han repudiado.
La apostasía es un acto intelectual y volitivo, no
un papel o una declaración, y que depende de la misma persona que la elige,
afrontando sus consecuencias.
Ni Dios ni la Iglesia Católica obliga a las personas
a salvar su alma, a vivir en Gracia de Dios, o a ganar la Bienaventuranza.
Quienes redactaron el comunicado de prensa en sus aspiraciones de intimidar se declaran
como un desierto a la Palabra de Dios, un terreno infértil donde la semilla
jamás podrá germinar, tal como San Juan Bautista se definía, se convertía en
una voz en el desierto, una voz a la que nadie oye.
¿Para quién predicaba entonces?
La respuesta es simple: Para Dios, para ese Dios
Persona, que es el Amor Infinito, a Quien los apóstatas declaran no amar.
El eufemismo del “poder pastoral” de la Iglesia
Católica, se refiere específicamente a la Evangelización y la prédica de la
Tradición Católica.
¿Por qué no existen estos grupos entre los
islámicos? Es necesario esclarecer que el apóstata del mahometanismo es
condenado a muerte, y cualquier persona lo puede ejecutar…
¿Acaso se quejan de eso?
Si no se sigue a Dios ¿a quién hay que seguir?
¿A un apóstata que afirma con fuerza dogmática que
Dios no existe?
Y si Dios no existe ¿hay que hacer lo que a uno le
venga en gana?
Si se rechaza a Dios, que es la Vida fuente de la
vida, sólo queda la muerte y la cultura de la muerte.
La virtud de la humildad y de la aceptación de la
Palabra de Dios es llamada por estos agrupaciones “operación de dominación”,
que se enfrentan a sus “prácticas cotidianas de liberación”.
¿Qué liberación practican los apóstatas?
¿Cómo piensan liberarse de la muerte y de sus
consecuencias?
Esto que exteriorizan, implica confundir el
Sacramento con un registro del mismo, ya que el Sacramento no se borra.
La relación de una persona con Dios no se elimina
borrando el nombre de un papel, del mismo modo que la Historia en sus hechos
concretos no se puede anular.
La Iglesia Católica sólo manifiesta en su Magisterio
cómo es el deber ser de la sociedad, conforme la Doctrina Social de la Iglesia
Católica, y defiende a los ciudadanos en su condición de católicos.
Los católicos somos ciudadanos, aunque ciertos
grupúsculos pretendan negarnos tal condición.
Pretenden que no hay pecado, y por tanto no hay de
qué confesarse, ni modo de solucionar las ofensas a Dios (a quien niegan).
Y si no hay pecado, los apóstatas se consideran los
“perfectos”, frente a los católicos en la Iglesia, que está formada por
pecadores arrepentidos.
Los “perfectos” no van a la Iglesia, porque la
Iglesia Católica es para los que reconocen sus defectos, pecados e
imperfecciones.
Esos “perfectos” son los que creen estar autorizados
a arrojar “la primera piedra”.
El objetivo de este grupo es la destrucción total de
la Iglesia Católica.
Es un grupo injustamente discriminatorio por materia
de la Fe religiosa.
Nadie les impide que se proclamen (o sean)
agnósticos, apóstatas, degenerados, delincuentes, y que llamen a quienes
practican tales conductas como “personas de bien” y “de honor”.
Es todo una cuestión de conciencia.
La Iglesia Católica señala el camino para salvar el
alma enseñado por Cristo mismo como Dios nacido hombre en la Historia, pero no
obliga a nadie a seguirlo.
Apóstatas no se preocupen.
Dios les dará lo que Ustedes explícitamente están
pidiendo, porque la Gracia es un Don, y el rechazo de esa Gracia es pura
responsabilidad de quien decide rechazarla.
(*) Crónica y Análisis publica el presente artículo
del Dr. Jorge B. Lobo Aragón (Abogado, ex Juez y Fiscal en lo Penal y ex
Legislador) por gentileza de su autor.
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