Sacerdote jesuita
famoso por sus libros y conferencias de espiritualidad, donde mezclaba la
doctrina judeo-cristiana con el budismo.
De Mello nació en Bombay (India) en 1931.
Sintiendo
el llamado para el sacerdocio, inició sus estudios en la Compañía de Jesús, en
Poona. Transcurrida esta trascendental etapa de su vida, se graduó en
psicología, carrera que siguió en Estados Unidos, según la sugerencia y consejo
del Padre Mann, provincial de la Orden.
Comenzó dirigiendo ejercicios espirituales para
jóvenes novicios; que fueron el punto de partida para su carrera pública como
director de almas, labor que continuaría durante toda su vida.
Se basó en la
metodología, los principios y la fuerza de los Ejercicios de Ignacio de Loyola,
que había aprendido en España.
Pero había agregado los ingredientes propios de
su personalidad tan especial; y fueron numerosos sus retiros para la renovación
del espíritu.
Participó en el Movimiento de Renovación
Carismática, con gran intensidad.
Ambas experiencias fueron la base de lo que
vendría después.
Murió en la Universidad de Fordham, de un fulminante
ataque cardiaco, la misma noche de su primer día en Nueva York, el 1 de junio
de 1987 y tres meses antes de cumplir los cincuenta y seis años.
Sus restos descansan en el Cementerio de la Iglesia
de San Pedro, en la ciudad de Bandra (India), donde había sido bautizado.
Posteriormente a su muerte, en 1998, la Congregación
para la Doctrina de la Fe (dirigida por el entonces cardenal Ratzinger)
investigó sus escritos y calificó algunos de ellos como «incompatibles» con la
fe católica.
Algunas ediciones de sus libros llevan una hoja de
precaución que indica:
'Los libros escritos por el padre Anthony de Mello
fueron escritos en un contexto multireligioso para ayudar a los seguidores de
otras religiones, agnósticos y ateos en su búsqueda espiritual, y el autor no
pretendió que fueran un manual de instrucciones sobre la fe católica en la
doctrina y dogmas cristianos"
Uno de sus cuentos predilecto
¨
Un monje andariego se encontró en uno de sus viajes una piedra preciosa y la guardó en su saco.
Un día se encontró con un viajero y al ir a compartir con él sus provisiones, y viajero vio la joya y se la pidió.
El monje se la dio sin más.
El viajero le dio las gracias y marchó lleno de gozo y alegría.
Sin embargo, días después volvió en busca del monje mendicante, le devolvió la joya y le suplicó:
"Ahora te ruego que me des algo de mucho más valor que esta joya...
Dame por favor, el desprendimiento que te permitió dármela a mí
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