Se define fortaleza como fuerza, vigor, energía y entereza.
También se entiende como la defensa de un lugar cerrado.
Desde la religión es la tercera virtud cardinal que afirma el dominio del alma sobre las pasiones del cuerpo, sostiene el ánimo ante las contrariedades de la vida y le da fuerza para el ejercicio de las otras virtudes.
Consiste en vencer el temor, ser firmes en las dificultades y buscar permanentemente el bien, sobre todo en las relaciones humanas.
Como virtud es afrontar con vigor y coraje los riesgos y como intención mantener la recta razón en el obrar.
Ordena tu personalidad dándole firmeza en las dificultades y haciéndola constante y perseverante en la búsqueda de la verdad, resistiendo los pensamientos de comodidad y egoísmo.
Según Isaacs es necesaria "en situaciones ambientales perjudiciales a una mejora personal, resiste las influencias nocivas, soporta las molestias y se entrega con valentía en caso de poder influir positivamente para vencer las dificultades y para acometer empresas grandes".
El desarrollo de la fortaleza desarrolla las otras virtudes, llena al hombre de fuerza interior y le permite conocer sus posibilidades y la realidad que lo circunda para hacer de su vida útil y buena.
Los avatares de la vida mantienen al hombre permanentemente entre circunstancias gratas e ingratas, agradables y desagradables, felices y trágicas, alegres y dolorosas.
Cuando se producen hechos ingratos, desagradable, trágicos y/o dolorosos es cuando se prueba la fortaleza de los seres humanos.
En la forma de enfrentarlos, de asumirlos, de convivir con ellos y de tratar de superarlos, cuando se puede.
Forma el carácter que es uno de los modos de ser biológicos del ser vivo, y aquello que lo diferencia del resto.
Es su personalidad y su forma de ser, y la fortaleza define un tipo de caracterología específica determinante de la misma.
Es un rasgo distintivo que puede aplicarse a una persona o a un pueblo, y señalado por el coraje, la virtud, la bondad, características que emanan de la fortaleza.
Y esta virtud se manifiesta principalmente frente al dolor.
El dolor sea físico o anímico.
El dolor que producen hechos de la vida personal, ausencia de seres queridos, pérdidas irreparables, distanciamientos o enojos y falta de entendimiento entre la gente.
El dolor que produce la pérdida del amor, de aquel o aquella que ha sido elegida por el corazón para acompañarnos en nuestra vida, y que de repente por azar, diferencias o actitudes no comprendidas rompen dicha unidad y terminan con el afecto logrado.
El dolor de la enfermedad, propia o ajena, las cosas que no podemos preveer ni evitar y que se manifiestan repentina y hostilmente en nuestras vidas provocando cimbronazos profundos y cambios inapropiados.
El dolor que produce aquello que nos cambia la vida interior, que incide en nuestra psiquis y en nuestra mente de tal manera que nos posiciona negativamente, y nos descoloca.
La fortaleza es la virtud que permite una etapa superadora.
No significa que no se sentirá, que no tendrán efectos ni los hechos ni el dolor sucedido.
Significa que nuestro espíritu es capaz de recibirlo, de soportarla, de disolverlo y seguir adelante con su vida, desde otro ángulo posiblemente, con otras condiciones, pero seguir adelante en fin.
Lo mismo sucede a los pueblos.
Circunstancias que hacen que la vida cambie, que la situación social se modifique, que se achique, que haya pérdidas tanto materiales como morales, ponen a prueba la fortaleza de los pueblos.
Aquellos que logran soportarlas y superarlas son en realidad pueblos fuertes, con agallas y con la virtud de la fortaleza.
Elias D. Galati
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