Es un día hermoso.
La vida parece sonreir y el calor se filtra entre la gente.
Sólo es distinta la actitud personal de cada uno.
Desde nosotros contemplamos las cosas y las acomodamos a nuestros sentimientos.
Es cierto existen miedos y temores, propios de nuestra finitud y de no saber que pasará mañana.
Pero hoy está ahí a nuestro alcance y se nos muestra con toda la belleza que la naturaleza nos puede dar.
Y nos invita a unirnos al convite natural, a la gracia de la vida, a la fiesta del amor.
El amor que rige al mundo, que debe mover nuestras voluntades y regir nuestra razón.
El amor que debemos dar a manos llenas a cuantos lo precisan y necesitan de nosotros.
El amor que nos hace más humanos y nos lleva hasta el infinito de la divinidad.
Elias D. Galati
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