Por EDGAR MAINHARD
A causa de la reivindicación de la ignorancia que realiza a diario, los gobiernos del Frente para la Victoria menosprecian encuentros tales como el World Economic Forum, que transcurre habitualmente en Davos-Klosters, Suiza.
En 2012, 30 jefes de Estado llegaron hasta el frío alpino, entre el 25 y el 29 de enero, cuando Cristina Fernández ya no estaba de licencia posquirúrgica.
Entre ellos, el mexicano Felipe Calderon y el peruano Ollanta Humala.
World Economic Forum, sesión de trabajo
Si la jefa del Frente para la Victoria no consideraba imprescindible asistir, sí podría haber enviado una delegación importante porque al menos 1 de los 3 temas importantes que abordaron los líderes públicos y privados presentes, era de interés estratégico de la Argentina.
Esos 3 capítulos fueron:
> La crisis financiera internacional
> Cambio de paradigma económico: ¿El fin del capitalismo?
> La seguridad alimentaria en los próximos 30 años.
La producción y comercialización de producción agrícola resulta trascendente para la economía argentina. Sumarle valor a la cadena de producción es un objetivo estratégico segun lo declaró el Plan Estratégico Alimentario que difundió Cristina Fernández en octubre de 2010.
En especial porque el objetivo que se abordó -y fue explicitado por el nuevo presidente de la FAO (Food and Agriculture Organization/Naciones Unidas), el brasileño José Graziano da Silva (alcanzar la poltrona de la FAO ha sido un objetivo estratégico de Brasil)- fue cómo incrementar en 70% la oferta alimentaria hacia 2040.
Productor y exportador de alimentos, la Argentina tiene intereses concretos en el tema.
Para abordar específicamente ese tema llegó gente tan diversa como importante, vinculada a diferentes etapas de la actividad: Paul Polman, CEO de Unilever; Irene Rosenfeld, chairman y CEO de Kraft Foods; Nandu Nandkishore, vicepresidente de Nestlé para Asia, África, Oceanía y Oriente Medio; Alberto Weisser, chairman y CEO de Bunge Limited (USA); David MacLennan, CEO de Cargill Inc.; Jerry Steiner, CEO de Monsanto; Serge Schoen, CEO de Louis Dreyfus Commodities; Doug McMillon, CEO de Wal-Mart International; Sandra Peterson, chairman y CEO de Bayer CropScience; Carlos Enrique Piedrahita Arocha, chairman de Grupo Nutresa; Kendall Powell, chairman y CEO de General Mills; James Borel, CEO de DuPont de Nemours; Jean-François van Boxmeer, chairman y CEO de Heineken; Michael Mack, CEO de Syngenta, etc. etc.
El único argentino presente fue Mario Blejer, director de IRSA y presidente de Foro País -organización no gubernamental enfocada en los alcances productivos de la cadena agroindustrial de la soja-.
Las políticas
Cuando en los encuentros internacionales se aborda la sustentabilidad alimentaria ya no se trata del hambre extremo sino de la calidad de la nutrición.
Y se enfatiza en la problemática de la oferta (no de la demanda) que supone la provisión alimentaria, y la coordinación global de las políticas comerciales.
También de las políticas públicas.
Por ejemplo, que un promedio de 30% de la producción alimentaria se pierda antes de llegar al consumidor supone una situación grave de desperdicio, y se requieren políticas públicas para resolverlo.
Luego, el precio de las commodities:
¿con precio tope para eliminar la volatilidad, tal como propuso Nicolas Sarkozy pero no pudo imponerlo durante la reunión del G-20 en Francia (y volverá a intentarlo en México, en breve), o sin precio tope tal como lo defienden la Argentina pero también los vilipendiados hedge-funds que invierten en derivados?
Además, cómo alcanzar un financiamiento adecuado de la actividad.
También
> ¿cómo incrementar la productividad?
> ¿cómo mejorar el componente nutricional?
> ¿cómo reducir las fluctuaciones estacionales?
> ¿cómo promover el valor agregado en origen en la cadena agroindustrial? (un objetivo argentino pero al que se opuso la delegación china presente).
Bill Gates
La provisión de alimentos resulta una cuestión decisiva en el transcurso de la Civilización. William Gates III, el fundador de Microsoft, siguió el tema, chequera en mano (aportó US$ 700 millones para investigaciones vinculadas al tema alimentario), en nombre de su Bill & Melinda Gates Foundation.
Y en aquellas reuniones que Gates no pudo estar presente -porque había otros debates simultáneos-, dejó a Christopher Elias, director del Global Development Program de la fundación; y a Mark Suzman, director a cargo de programas y políticas internacionales.
Una conclusión del encuentro consistió en lograr financiación para varias iniciativas que se desarrollarán en 5 países bien diferentes, a modo de 'leading-case'.
Además del dinero de la Bill & Melinda Gates Foundation, ocurrieron otras donaciones, hasta sumar US$ 2.000 millones para la investigación de:
> Confección de un Master Plan agroalimentario por país;
> Innovación financiera de la actividad agroalimentaria;
> Penetración de la telefonía celular en zonas rurales (se exhibieron estadísticas que demuestran que en las áreas con telefonía móvil se duplica la productividad respecto de las áreas que carecen de telefonía móvil, y eso tiene que ver con la comunicación que permite el flujo de información);
> Aumento de la nutrición por unidad de producto (comer no supone alimentarse, y hay graves problemas sanitarios que avanzan, derivados de la propia industria alimentaria);
> Cuantificación de las variables (se avanzará en índices globales para la actividad agroalimentaria. Atención el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, que siempre tiene cuantificación propia de variables, tan cuestionada y ausente de credibilidad).
La ausencia argentina
Inexplicable el escaso interés argentino por participar de esos eventos.
Probablemente una consecuencia de la 'cola de paja' de una relación fluctuante con los productores agropecuarios, la propiedad intelectual de la industria semillera o las restricciones a las importaciones agroquímicas.
Pero la economía argentina ha alcanzado una altísima productividad en la cadena agro-industrial.
El gobierno de Cristina puede presentar el PEA2 (Plan Estratégico Alimentario) como el Master Plan que se está pidiendo a cada país.
Hay un considerable contenido nutricional por unidad de producto en la industria local y un declarado esfuerzo de cuantificación.
Entonces, ¿dónde se encuentra el problema de Cristina y su Frente para la Victoria con el mundo?
La Argentina participa del G-20 porque más costoso sería no hacerlo, pero a veces vive como una pesadilla integrar la élite a la que ingresó en los años '90, consecuencia de una política internacional bien diferente, de reinserción en el mundo y que el FpV considera "de entrega", ignominiosa, decadente y otras tonterías ladriprogresistas.
Así, hay un distanciamiento de la Argentina respecto de otros eventos y foros globales que hacen a la Civilización presente: desde el Fondo Monetario Internacional a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (¿por qué demoró años la adhesión a las exigencias del Grupo de Acción Financiera Internacional?)
Ese enfoque cargado de resentimiento intelectual que afirma que es mejor alejarse de las corrientes de colaboración provoca, a la vez, consecuencias en la ausencia argentina de los flujos de inversión globales.
El Frente para la Victoria no tiene explicación para el déficit vigente de inversión en energía, por ejemplo.
Puede pelearse con las petroleras pero eso no resolverá nada.
Y, lo que es mucho más grave para la Argentina, es el déficit de inversión para renovación y ampliación de infraestructura, cuestión central no solamente para mejorar la eficiencia de la cadena agroindustrial sino para darle más dinamismo a un período de menor actividad económica.
No se entiende el afán de irse del mundo, tarea imposible y con altos riesgos porque otros ocupan los lugares que un país abandona.
Anécdota
En El porqué de los dichos, José María Iribarren explica lo siguiente acerca del refrán:
"Quien se fue a Sevilla, perdió su silla"
"En tiempos de Enrique IV le fue concedido el arzobispado de Santiago de Compostela a un sobrino del arzobispo de Sevilla, don Alonso de Fonseca, y como el reino de Galicia estaba muy alterado, creyó el electo que el tomar posesión iba a costarle Dios y ayuda. Pidióselo a su tío, y éste convino en que iría él a Santiago a pacificar Galicia, y que mientras tanto quedase su sobrino en el arzobispado de Sevilla.
Don Alonso de Fonseca restableció el sosiego en la revuelta diócesis de Santiago; pero cuando trató de deshacer el trueque con su sobrino, éste se resistió a dejar la silla hispalense.
Hubo necesidad, para apearle de su resolución, no sólo de un mandamiento del Papa, sino de que interviniese el rey y de que algunos partidarios del sobrino Fonseca fuesen ahorcados después de breve proceso.
Dedúcese que el refrán debe decir que la ausencia perjudica, no al que se fue a a Sevilla, sino al que se fue de ella..."
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