MALVINAS - 30 años

Unir cada sufrimiento individual en identificación grupal, a 30 años de Malvinas, aún es necesario para continuar demostrando que las vivencias no pueden borrarse aunque se insista en asociar a los ex soldados conscriptos combatientes de Malvinas con la imagen de “los chicos locos de la guerra”
Los que se suicidan, los violentos, los adictos, imagen instaurada en el colectivo para continuar estigmatizando, excluyendo e ignorando la realidad, como si diluyendo responsabilidades, la historia pudiera enterrarse.

Cada ciudadano ex soldado conscripto combatiente de Malvinas debió reformular su estrategia de adaptación ante la posibilidad de matar o morir, de sentirse héroe o enemigo y la imposibilidad de comprender qué sucedía cuando ese desequilibrio, producto del trauma, les impedía continuar.
Una vivencia tan hostil que conducía a imaginar el regreso, ése que los acercaría a la contención humana y les permitiría volver a adaptarse para continuar.
Desafortunadamente ese “post guerra” también fue hostil, pues quebró su relación dialéctica con el mundo y agudizó la desconfianza desgarrada en Malvinas.

En nuestro ámbito aún no pierden vigencia las preguntas que le formularan a Shaim Shatan, creador de los VVWG – Vietnam Veterans Groups -:
“¿No podría ser acaso que nuestra realidad fuese una falsa realidad o, por lo menos, una realidad incompleta y escotomizada?... 
¿No podría ser que fuésemos nosotros los enfermos, utilizando mecanismos tales como la negación para protegernos contra la evidencia de la verdad?”

Malvinas: 30 años…y hay quienes ansían archivarlos, como si los compatriotas que se suicidaron, por no saber cómo estar al frente en otros frentes, pudiera purgarse con dádivas.
Iniciar un nuevo proceso de aprendizaje de la realidad, sin indiferencias y en conocimiento de la auténtica problemática ya no les compete,
porque el “enemigo” se manifiesta aún hoy cuando se enfrentan ética, política, salud y sociedad...

Mara Martinoli
www.apgargentina.blogspot.com