Por
Roxana Acotto
www.notiar.com.ar
La esencia del kirchnerismo quedó al desnudo esta semana mucho más claramente en un absurdo spot publicitario filmado en Malvinas que en la aprobación y promulgación de la ley que expropia el 51 por ciento de las acciones de Repsol en YPF.
Con una capacidad discursiva que nadie puede desconocer, las huestes del kirchnerismo (que ya demuestran ser mucho más que el propio Kirchner, hoy un fetiche más que una fuente de ideología) convencieron a buena parte de la población y a casi toda la oposición de que nacionalizar la petrolera en manos españolas y gerenciada por los Eskenazi era una buena medida.
Sin plan, sin proyecto y tras nueve años de gestión de la política energética (que es mucho más que YPF), allá fueron casi todas las manos hacia arriba en Senadores y Diputados.
El mismo escenario que festejó el default de Rodríguez Saá ahora aplaudió una medida nuevamente poco estudiada, resuelta en 20 días y sin "que se presente ningún plan estratégico..."
Pero esta es apenas una muestra parcial del modus operandi del kirchnerismo.
La esencia de este espacio político es otra.
Así como a Maradona lo resumen sus dos goles a los ingleses en 1986, al equipo de gobierno lo pinta de cuerpo y alma el spot publicitario (propagandístico, más propiamente) que hizo la agencia Young & Rubimcan para vender a Nike y que terminó comprando la Presidencia de la Nación.
Para quienes no lo vieron (y vale la pena que lo busquen en el canal de la Casa Rosada en YouTube), la pieza pensada por publicitarios muestra a un jugador de la selección argentina de hockey sobre césped ejercitándose en las Islas Malvinas, para rematar con un eslogan gebeliano: “Para competir en suelo inglés, entrenamos en suelo argentino” (en relación con los Juegos Olímpicos que empiezan en Londres en julio próximo).
Puro efecto, cero estrategia.
¿A quién sirve y fortalece esta pieza televisiva?
Además de agregar rispideces inconducentes en la discusión con Gran Bretaña por Malvinas, el mensaje contradice el espíritu olímpico que –precisamente– busca limar los problemas entre los países compitiendo en deportes en vez de hacerlo en los campos de batalla.
La delegación olímpica argentina (que jamás va a recibir los fondos superavitarios que está lejos de generar Fútbol para Todos) tiene una presión extra innecesaria para sus limitadas chances de conseguir medallas.
El propio presidente del Comité Olímpico Argentino (un empresario amigo del Gobierno) tuvo que salir a aclarar que en los Juegos está prohibida cualquier manifestación política, algo que ellos les explican a nuestros atletas mientras desde la red de medios públicos se le moja la oreja a Londres.
Y mojar la oreja, en el idioma de las costumbres argentinas, es precisamente eso:
Un gesto pueril que sólo busca enojar al otro sólo para desatar una pelea.
Sin estrategia, sin plan.
Sólo para mojarle la oreja.
Fuente: La Voz del Interior (Córdoba)
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