La evacuación de la tripulación es la peor y más vergonzosa decisión que podría tomar el gobierno nacional y la tomó.
CIUDAD DE BUENOS AIRES
(Urgente24).-
Decidida que fue por parte de nuestras máximas
autoridades la “evacuación” de la Fragata Libertad.
Una vez más la cruda
realidad demostrará que no siempre el mundo está dispuesto a atender los
caprichos, necesidades o contingencias de Argentina, dejando de girar en torno
al sol para satisfacer a este país.
Es más que probable que quien más desee en estos
momentos ver zarpar al buque escuela con sus velas desplegadas y sus más de 300
tripulantes a bordo sean las autoridades ghanesas.
La existencia de una tropa militar invitada por 4
días y que ya lleva casi un mes, es a todas luces un problema operativo,
diplomático y castrense bastante complejo de atender.
Por un lado, las autoridades militares locales no
pueden mirar para otro lado y deben darle la necesaria atención protocolar, al
buque, su comandante y tripulación.
Por otra parte, la contención de tanta gente -en
su mayoría joven- debe abarcar necesariamente la posibilidad que tengan algún
problema de salud, accidente o situación conflictiva propia de la permanencia en
un lugar no preparado para ello y siendo la Argentina un país sin delegación
diplomática en Ghana es de por sí complejo.
La noticia de la evacuación podrá aliviar en
parte el manejo del personal, pero abre la puerta otra serie de cuestiones que
al menos por ahora, parecen no haber sido tenidas en cuenta por el canciller
argentino, Héctor Timerman, ni por el gobierno nacional.
El puerto de Tema no es un puerto olvidado del
atlántico africano.
Es un moderno puerto comercial con 12 muelles mercantes, una
dársena exclusiva para barcos pesqueros, muelles para buques tanque, un dique
seco importante, un pequeño apostadero naval y 36 pies de calado, bastante más
que el puerto de Buenos Aires, además el puerto mueve unos 800.000 contenedores
al año.
Esto implica que difícilmente alguna autoridad
portuaria pueda ver sin preocupación que un muelle operativo pueda quedar
“anulado” por tiempo indeterminado y mucho menos que la Fragata quede en una
situación de “Buque Inactivo” esto es, sin sus servicios básicos en
funcionamiento y sin posibilidades de poder ser movida llegado el caso.
El gobierno acaba de anunciar que se mantendrán
44 tripulantes a bordo, lo que parece ser un número operativamente factible para
atender las necesidades básicas del buque.
Pero necesariamente deberán las autoridades
argentinas sentarse a negociar con los representantes legales de los bonistas,
cuestiones tales como provisión de combustible, lubricantes y agua para asegurar
el funcionamiento de los servicios básicos del buque, víveres para la
tripulación y demás detalles operativos.
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De ninguna manera el buque puede quedar “muerto”
en un muelle comercial no sólo por el costo que ello significa sino además por
el riesgo para el propio buque y las instalaciones portuarias.
El gobierno argentino difundió la noticia que
“se les niega la provisión de combustible” pero esto no es así.
Lo que
el juez ghanés ordenó es que todo lo que tenga que ver con la logística del
barco sea consensuado entre las partes y la Argentina no quiere sentar ningún
precedente de diálogo con los bonistas.
Al parecer la cancillería argentina parece
desconocer la famosa fórmula “sin reconocer hechos ni derechos” que
permite en todos los ámbitos judiciales entablar una negociación relativa a
cuestiones de forma sin entrar a considerar la cuestión de fondo.
El capricho de mantener la terquedad de negar un
reclamo de parte de los fondos de inversores y que ha tenido incluso la
aceptación de tribunales internacionales está llevando a Argentina además de
enfrentar un papelón internacional sin precedentes a poner en severo riesgo la
integridad material de un buque que difícilmente Argentina pueda volver a
construir si lo llegara a perder.
Ceremonia de despedida
En las primeras horas del martes (23/10), el
Capitán de Corbeta Eduardo Llambí ordenará a los jefes de
brigada que los guardiamarinas que se presenten en formación, de espaldas a la
proa del buque por riguroso orden de promoción, de babor a estribor.
Rogelio Cari, suboficial mayor
veterano de la Guerra de Malvinas, hará formar al personal de suboficiales y
marineros de la nave.
Ellos lo harán sobre una banda y sobre la otra formará la
banda de música.
Cuanto todo esté listo, la banda ejecutará
"honores" y el comandante de la Fragata ARA Libertad, Capitán de Navío
Pablo Lucio Salonio, ingresará a la ceremonia seguido un paso
atrás por su segundo, Capitán de Fragata Carlos María
Allievi.
Tras los saludos militares correspondientes, el
oficial de ceremonia pedirá permiso para "iniciar la ceremonia".
Sin dudas ese
será uno de los puntos de mayor emoción, al entonar las palabras del Himno
Nacional Argentino.
Tras la entonación, un guardiamarina argentino y
uno en representación de los invitados extranjeros harán uso de la palabra,
mientras el Capitán Salonio se prepara para las suyas, en que despedirá a sus
cadetes. Palabras que intentarán confortar a una dotación que será diezmada.
Las palabras del Comandante finalizarán con la
última orden: "Desembarcar".
Tras ello, la dotación entonará la "Marcha
de la Armada" y se dará por finalizada la ceremonia.
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