Entrevista a Ferreira Gullar
UMA VISION CRÍTICA DE LAS COSAS
Habla de la caída del socialismo y de la esquizofrenia.
El poeta dice que el socialismo no tiene más sentido y rechaza el rótulo de derechista y ataca:
“Cuando ser de la izquierda significaba cárcel, nadie era. Ahora que da premios, todo el mundo es.”
Ferreira Gullar es uno de los poetas brasileños de todos los tiempos.
Tiene 82 años fue militante del Partido Comunista de Brasil y, exiliado por la dictadura militar vivió en la Unión Soviética, en Chile y Argentina.
Se desilusionó del socialismo en todas sus formas, y hoy cree al capitalismo “invencible”.
Es autor de versos clásicos – “A la vida le falta una puerta/ - sería del lado de afuera/ – para que se vea pasar/ - en el mismo momento que pasa/- y que en el final fuese tan sólo/ - un tiempo que se despierta/ - no un sueño sin respuesta/ - a la vida le falta una puerta.
Gullar tuvo dos hijos enfermos de esquizofrenia.
Uno de ellos murió.
El poeta narra el drama familiar y defiende la intervención de los hospitales psiquiátricos para los enfermos en fase aguda.
Sobre su oficio dice: “Tiene que haber sorpresa, sino la poesía es fría”.
VEJA: Usted ya dijo terminó sus estudios en “subversión” en Moscú y escribió un poema en que la niña era “casi tan bonita como la revolución de Cuba” ¿Cómo se dio su desilusión con la utopía comunista?
FERREIRA GULLAR “No hubo ningún hecho determinado.
Ninguna decepción específica.
Fue una cuestión de reflexión, de experiencia de vida.
La cosas iban sucediendo, no sólo conmigo sino también en el contexto nacional.
El hecho es que las cosas cambiaron.
El socialismo fracasó.
En cuanto el Muro de Berlin cayó, mi visión ya era bastante crítica.
La caída del socialismo se dio por alguna gran guerra. El fracaso del sistema fue interno.
Volví a Moscú hace algunos años.
La tumba de Lenin está allí en la Plaza Roja, pero en el resto de la ciudad solo se ve la propaganda de Coca Cola.
No tengo ninguna duda de que el socialismo acabó, sólo algunos locos insisten en lo contrario.
Si el socialismo entró en colapso cuando todavía había Unión Soviética como segunda fuerza económica y militar del mundo, no será ahora que el sistema va vencer.
V: ¿Por qué el capitalismo venció?
FG: El capitalismo del siglo XIX era algo abominable con un nivel de explotación inaceptable. Las personas con espíritu de solidaridad y con sentimientos de justicia se revolucionaron para actuar en su contra.
El Manifiesto Comunista, de Marx, en 1848 y el movimiento que le siguió tuvieron un papel importante para cambiar la sociedad.
La lucha de los trabajadores, el movimiento sindical, la toma de consciencia de los derechos, todo eso hizo mejorar la relación capital-trabajo.
Lo equivocado es creer, como Marx dice, que quien produce la riqueza es el trabajador, y el capitalismo solo obtiene provecho.
Eso es una bobada. Sin la empresa no existe riqueza.
Uno depende del otro.
El empresario es un intelectual que, en vez de escribir poesías, monta empresas.
Es un creador, un individuo que hace cosas nuevas.
La visión de que sólo un lado produce riqueza y el otro sólo explota, es radical, sectaria y primaria.
A partir de esa miopía todo los demás dio equivocado para el campo socialista.
Pero es una equivocación concluir que la derrota del socialismo sea prueba de que el capitalismo es absolutamente bueno.
El capitalismo es la expresión del egoísmo de la voracidad humana de la ganancia.
El ser humano es eso. Con raras excepciones.
El capitalismo es fuerte porque es instintivo.
El socialismo fue un sueño maravilloso, una realidad inventada que tenía como objetivo crear una sociedad mejor.
El capitalismo no es una teoría, nació de la necesidad real de la sociedad y de los instintos del ser humano. Por eso es invencible.
La fuerza que forma al capitalismo invencible y viene del origen natural indiscutible.
Ahora mismo, mientras hablamos, hay millones de personas inventando maneras de ganar dinero.
Es obvio que un gobierno central con seis burócratas dirigiendo un país no va tener la capacidad de dictar rumbos a esos millones de personas.
No tiene ninguna cabida
V: ¿Usted se considera un hombre de derecha?.
FG: Yo, ¿de derecha?
Era sólo lo que faltaba.
La cuestión es muy clara.
Cuando ser de izquierda eso significaba cárcel, nadie era.
Ahora que da premios, todo el mundo es.
Pensar así en lo que a mi respecta, eso no es honesto.
Porque lo que estoy diciendo es que el socialismo acabó, estableció dictaduras, no creo la democracia en ningún lugar y mató gente, en cantidades.
Esa es la verdad. No estoy inventando nada.
V: ¿Y Cuba?
FG: No puedo defender un régimen bajo el cual no me gustaría vivir.
No puedo admirar un país de donde el cual no se pueda salir en el momento que uno quisiera.
No se puede defender un régimen donde no se pueda publicar un libro sin pedir permiso al gobierno.
A pesar de eso hay un sector de intelectuales brasileños que defienden a Cuba, pero obviamente no quieren vivir allá de hecho ninguno.
Es difícil para las personas reconocer que estaban equivocadas, que se pasaron toda la vida pregonando algo que nunca dio un buen resultado.
V: ¿Cómo usted define su visión política?
FG: No creo que el capitalismo sea justo.
También no es una fatalidad.
El produce desigualdades y explotación.
Pero, la naturaleza es injusta.
La justicia es un invento humano.
Unos nacen inteligentes y otros burros.
Unos nacen atléticos y otros cojos.
Quienes quieren corregir esas injusticias somos nosotros.
La capacidad creativa del capitalismo es fundamental para la sociedad y se desarrolla para la solución de las desigualdades, porque es sólo la producción de la riqueza la que puede resolver eso.
La función del estado es impedir que el capitalismo lleve a la explotación al nivel que él quiera llevarla.
V: ¿Cuál es su visión del gobierno de Dilma Rousseff?
FG: Dilma es una mujer honesta. No roba y no tiene la característica de la demagogia.
Pero ella fue puesta en el poder por Lula.
Por lo tanto, no tiene autoridad moral para decirle no a él.
En ese aspecto, es prisionera de él.
V: ¿Cómo usted evalúa la perspectiva la de la condenación por el Superior Tribunal de Justicia, de los funcionarios que están siendo juzgados por corrupción?
FG: El juzgamiento no va alterar el curso de la historia brasileña de un momento para otro.
Pero lo que el Supremo esta haciendo es muy importante.
Es algo muy positivo para la sociedad.
Condenar corruptos, personas que se aprovecharon de su posición dentro del gobierno, es una luz de esperanza.
V: ¿Usted se identifica con algún partido político actual?
FG: Fui del partido comunista, pero era moderado.
Nunca defendí la lucha armada.
La lucha armada sólo ayudó si a justificar la acción de la línea dura militar que quería aniquilara sus oponentes.
Cuando fui preso en 1968, fui clasificado como prisionero de guerra.
El argumento de los militares era, y es irresponsable: quien toma las armas quiere matar, entonces debe estar preparado para morir.
V: ¿Usted condena a quien tomó las armas para luchar contra el régimen militar?
FG: Quien se adhirió a la lucha armada fueron personas generosas, integras, tanto que algunas sacrificaron su vida.
Pero es un error.
Usted tiene que tener una visión crítica de las cosas, no puede estar enteramente, dejándose llevar y provocar una revuelta, por resentimientos.
Lo mejor para el enemigo es que el otro pierda la cabeza.
Luchar.
Luchar contra quien está lúcido es más difícil que luchar contra quien está desvariado.
V: ¿Cómo justifica usted su defensa de la internación en el tratamiento de la esquizofrenia?
FG: Las personas usan la palabra manicomio para desmoralizar los psiquiátricos.
Interné mi hijo en un hospital que tiene piscina, salón de juegos, biblioteca.
Incluso los públicos no tienen más la camisa de fuerza o salas con rejas.
Tuve dos hijos esquizofrénicos.
Uno murió el otro está vivo, pero no tiene más el problema en el mismo grado.
Controló con remedios, y la edad también le ayuda.
La esquizofrenia surge en la adolescencia y se junta con la impetuosidad.
Con el tiempo la persona va madurando.
Enfermedad es enfermedad, no es la gente.
Si estoy engripado, yo no soy la gripe.
La esquizofrenia es una enfermedad, pero yo no soy la esquizofrenia.
Puedo evolucionar y volverme una persona más madura, debajo de toda aquella confusión.
El esquizofrénico con 50 años no es el mismo de cuando tenía 17.
V: ¿Cuál es su peor momento en su convivencia con sus hijos esquizofrénicos?
FG: Cuando a la persona le da un ataque, ella puede tirarse por la ventana.
Mi hijo Paulo, se tiró.
Hoy el esta rengo porque sufrió una lección en la columna.
Él conversaba conmigo, miraba televisión, jugaba y leía mis poemas.
Cuando le dio el ataque, no tenía control.
Quería estrangular a la empleada.
En esos momentos, la única manera es internarlo y medicarlo.
En ese estado, sin nadie que lo socorra a uno, el esquizofrénico puede hacer cualquier cosa.
¿Qué hace una familia pobre, si no tiene donde internar al enfermo?
Si mantiene la persona en casa, ella puede incendiar todo, tomar un cuchillo y intentar asesinar a cualquiera. Puede huir a la calle, desvariado.
Esa política contra los hospitales psiquiátricos tiene como resultado práctico una tragedia.
Los ricos internan sus hijos en clínicas particulares y los pobres mueren en la calle.
Cuando escucho decir que las familias internan a los hijos porque quieren librarse de ellos, sólo puedo pensar que quiere a mis dos hijos más que yo.
Nunca vio mis hijos, pero ella ama mi hijo más que yo.
Es un absurdo.
No sabe lo que es una familia que tiene un hijo esquizofrénico.
Además del problema del tratamiento existe la desesperación de no saber que hacer.
Los hospitales psiquiátricos continúan existiendo porque los médicos saben que no hay otra salida.
No se interna un enfermo para que se quede ahí dentro toda la vida, pero si los días o tiempo necesario.
Mis hijos nunca se quedaron internados, más del tiempo necesario.
Ellos volvían normales a mi casa.
Era una alegría.
Ninguna familia quiere ver o tener su hijo preso.
V: ¿Cómo fue la primera vez que se enfrentó con la enfermedad?
FG: El primer ataque de Paulo fue en el exilio, en Buenos Aires.
Un día, en el departamento, estábamos jugando, y la pelota descendió por la escalera, el salió a buscarla y no volvió.
Bajé las escaleras y el había desaparecido.
¿En que dirección busco?
Volví a casa y lloré no sabía que hacer.
El estuvo meses perdido.
Eso fue en 1974, enseguida que llegué a Buenos Aires.
Terminé encontrándolo preso.
En su desvarío intento robar un auto- no sabía manejar- y fue preso.
Hizo huelga de hambre. Estaba hecho un esqueleto.
El oficial dijo que era preciso una orden para soltarlo, porque era menor.
Pero dejaron que me lo llevara. Sabían que él estaba enfermo.
Llevé a Paulo a casa.
El entro y comenzó a a destrozar la ventana.
Vivíamos en el 5to piso.
Fue internado hasta el día que, experto como es, desapareció del hospital para siempre.
Lo encontraron en Sao Paulo.
Salió de Buenos Aires sin dinero, sólo con lo que estaba vestido.
Esos episodios no tienen fin.
V: ¿Cuál es su método para hacer poesía?
FG: Ya estuve doce años sin publicar un solo libro.
El último salió hace once años.
La poesía no nace por el deseo de uno, ella nace del espanto de alguna cosa de la vida que veo y que no sabía.
Sólo escribo así. Estoy en la playa y recuerdo mi hijo que murió.
Él veía aquel mar, aquel paisaje. Hoy estoy viendo por él.
Y ahí comienzo un poema.
Los muertos ven el mundo por los ojos de los vivos.
No se puede escribir un poema sobre cualquier cosa.
El mundo aparentemente está explicado pero no está.
Vivir en un mundo sin ninguna explicación iba dejar a todos locos.
Pero ninguna explicación explica todo, tampoco podría.
Entonces de vez en cuando lo no explicado se revela y es eso lo que hace nacer la poesía. Sólo aquello que no se sabe puede ser poesía.
V: ¿La edad es una amiga aliada del poeta?
FG: Con el avance de la edad disminuyen los deseos y la inspiración, la gente se espanta menos.
Existe el poeta que no se espanta más, pero el insiste en continuar escribiendo, no quiere darse por vencido. Y entonces comienza a escribir bobadas y cosas sin la misma calidad de las que produjo antes.
El sabe hacerla, pero sólo es técnica, le falta algo.
No se hace poesía en frio.
Eso no va a pasar conmigo.
Sin el espanto yo no la hago.
Escribir solo para hacer de cuenta que escribo, no lo hago.
Yo voy a morir y el poeta que está dentro mío también.
Todo acaba un día.
Cuando el poeta que está dentro mio muera, no escribo más.
No me voy a forzar la barra eso no va a suceder.
Cada vez que publico un libro, la sensación que tengo es de que es el último.
Escribir un poema para mí es una gran felicidad.
Si no acontece pues no aconteció
...
Ferreira Gullar es el nombre artístico de José Ribamar Ferreira (São Luís (Maranhão), 10 de septiembre de 1930), un poeta, dramaturgo, ensayista, cronista y crítico de arte brasileño.
En 1959, fundó el grupo poético «Neo-Concretes».
Mientras vivía en Argentina, en 1976, escribió Poema Sujo, su poema más conocido.
[1] Ferreira Gullar permaneció en el exilio desde el golpe de Estado en Brasil de 1964 hasta 1985.
Periodista: Pedro Días Leite
Publicado em la revista “Veja” de Río de Janeiro Brasil
Edición 2288 – Año 45 – No 39 – del 06/09/2012
...
Aprendizaje
Del mismo modo en que te abriste a la alegría
ábrete ahora al sufrimiento
que es fruto de ella
y su opuesto ardiente.
Del mismo modo
que de la alegría fuiste
al fondo
y te perdiste en ella
y te encontraste
en esa pérdida
deja que el dolor se ejerza ahora
sin mentiras
ni disculpas
y en tu carne evapore
toda ilusión
que la vida sólo consume
lo que la alimenta.
Ferreira Gullar (São Luís do Maranhão, 1930)
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