"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

miércoles, 17 de octubre de 2012

Sobre la regulación de la sexualidad: La ministra y la puta


Al proponer "abolir" la prostitución en Francia, el gobierno socialista reavivó el debate tan antiguo como actual, sobre a quién posee el cuerpo de la mujer


N. de la R.: en la Argentina, por una conveniencia del discurso político del Frente para la Victoria, se ha intentado asimilar prostitución a trata de personas, y no es correcto. A veces son temas que coinciden pero a veces no.
Ni prostitución es siempre trata de personas ni violencia de género ni corrupción de menores (un tema, además, para la polémica: si se puede votar desde los 16 años, ¿cuál es la edad mínima para el sexo consentido pago?)
El discurso 'políticamente correcto' sobre la prostitución ha decidido desoir el reclamo de AMMAR (Asociación de Mujeres Meretrices de Argentina, vinculada a la Central de Trabajadores Argentinos), por un instrumento legal que permita regular el trabajo sexual y que contribuya, además, a combatir los delitos vinculados.
Luego, hay una enorme hipocresía social expuesta en la denuncia que los programas de mayor audiencia televisiva promocionan el sexo pago y caro, algo que siempre se escucha pero que ahora Natacha Jaitt 'blanqueó' cuando dijo: "Estar en 'Bailando por un Sueño', por ejemplo no es tanto el sueldo si no lo que te genera" (en términos de clientela sexual).
El debate sobre la prostitución tiene un capítulo importante hoy día en Francia, que rebotó en Brasil, segun explica la siguiente nota, que a su vez es válida para la Argentina:
por ELIANE BRUM
S. PAULO (Época). Cualquiera que haya seguido la polémica que se desarrolla en Francia, puede estar preguntándose: ¿por qué, a esta altura, la prostitución aún mueve tantas pasiones? Es una buena pregunta con muchas respuestas posibles. Si los argumentos en contra de las relaciones sexuales remuneradas son bien conocidos y arraigados en la sociedad occidental, incluso en la brasileña, el debate francés ha sido una excelente oportunidad para conocer los argumentos a su favor. Manifiestos tanto de "trabajadoras del sexo" como de intelectuales de renombre han invocado cuestiones profundas de nuestro tiempo: hasta dónde el Estado puede intervenir en la vida privada, incluso supuestamente "en nombre del bien", es uno de ellos. 
El disparador de la controversia fue la declaración de la ministra de Derechos de la Mujer y portavoz del gobierno de Francia, Najat Vallaud-Belkacem. Ella dijo en julio: "La pregunta no es si queremos abolir la prostitución: la respuesta es "sí". Pero tenemos que darnos los medios para hacerlo. Mi deseo, así como el del Partido Socialista, es ver desaparecer la prostitución". Aquí cabe señalar que ella utiliza la palabra "abolir". La elección es deliberada: en opinión de la ministra, así como parte del Partido Socialista y del movimiento feminista, la prostitución es una forma de esclavitud. Así que no basta prohibir: es necesario "abolir".  
A los 35 años de edad, hermosa, madre de gemelos, Najat posee una interesante biografía: nacida en una aldea rural de Marruecos, en una familia de siete hijos, emigró a Francia cuando era aún niña, se especializó en Ciencias Políticas en la reconocida Sciences Po y se convirtió en una activista de los derechos humanos. Ni bien hizo la declaración, se convirtió en el blanco de una ofensiva de prostitutas organizadas, que salieron a las calles a protestar. Entre ellas, una francesa de 25 años, estudiante de postgrado en literatura, llamada Morgane Merteuil. 
Morgane
Ella, Morgane, secretaria General del Sindicato de Trabajadoras del Sexo (Strass), prostituta que atiende a domicilio en programas combinados a través de Internet, lanzó un manifiesto provocativa en septiembre llamado: "Liberen al feminismo".
(N. de la R.: Morgane Merteuil, la secretaria general del sindicato de trabajadores del sexo, STRASS. Merteuil presume de ser puta, quiere seguir siéndolo y pide a las feministas abolicionistas que le dejen serlo: "Prefiero ser puta que trabajar una fábrica", afirma M. M. cuando le preguntan por su oficio).
  
Justo al inicio del texto, Morgane dice: "En mi trabajo como recepcionista en un bar americano, rápidamente me di cuenta que si quería ganar más de 20 euros por noche, tendría que realizar sexo oral. Al reflexionar, no vi ninguna desventaja, prefiriendo hacer esto para pagar mis estudios que tener otros trabajos peores".
  
En su manifiesto, Morgane acusa a las feministas de imponer "una imagen mainstream y burguesa de la mujer". Según ella, el movimiento feminista ha construido un propagada sobre un ideal de dignidad y un modelo de emancipación para la cual "todas las mujeres se supone que deberían ser irresistiblemente atraídas". Por el contrario, Morgane aboga por "un feminismo plural", que abarque las diferencias entre mujeres y comprenda que no todas comparten las mismas aspiraciones. La Strass, que Morgane Merteuil representa, llegó a pedir la dimisión de la ministra Najat Vallaud-Belkacem.
La prostitución ha sido un tema espinoso tanto para la izquierda como para el feminismo a lo largo de la historia. Es emblemático que estas dos mujeres, la ministra y la prostituta, representantes de sus respectivos movimientos políticos, luchen en bandos opuestos cuando posiblemente estén del mismo lado en la mayoría de los temas de derechos humanos. En particular, es bastante revelador que ellas debatan en campos opuestos, pero en nombre de un mismo ideal: la autonomía de las mujeres. 
Prostitución
Antes de continuar, vale la pena un paréntesis: la prostitución es el acto en el que una mujer adulta vende sexo por elección propia. Aquí o en Francia, las prostitutas se enojan cuando la gente habla de "prostitución infantil". 
"No es la prostitución", dicen. "Si un niño está teniendo sexo por dinero, ella no está prostituyéndose, está siendo violado". Ellos tienen toda la razón. Hay varias violencias relacionadas al acto sexual, sobre las que no hay ninguna discusión: abuso sexual infantil, trata de mujeres y así sucesivamente. Son considerados delitos en la mayoría de los países. Establecer esta diferencia es crucial en cualquier debate serio sobre el tema. 
Dicho esto, la discusión sobre lo que es o significa la prostitución es un campo minado. Por eso la polémica en Francia. Para la ministra y los socialistas en el poder, la prostitución es una forma persistente de opresión contra las mujeres. En esa mirada, la prostituta es una víctima de la sociedad patriarcal. En esa relación, el hombre abusar del cuerpo de la mujer, puesto en lugar de objeto y aniquila su dignidad. Y la mujer, al estar en el papel de prostituta, ocupa siempre una posición pasiva.  
Para las religiones, especialmente la católica, la cuestión de la prostitución es de orden moral. La prostituta es una pecadora obstinada. Aún perdonada, es una mujer decaída que, además de profanar su cuerpo, usa el sexo para corromper inocentes, profanar matrimonios y destruir hogares. Cuando se considera que la mujer peca al prostituirse, aunque la mirada religiosa por lo menos le concede algo de protagonismo a la mujer, puesto que pecar en general, es un gesto activo, aunque cuando se pueda considerar que ella es inducida al pecado por un hombre malo - o por el propio diablo.  
Para parte del movimiento feminista - y es importante destacar que es parte porque el tema tiene muchos matices dentro del propio movimiento - es la sociedad patriarcal la que "peca" contra las mujeres. El combate a la prostitución gana contenido ideológico explícito y también pasa a ser tema de la izquierda en la percepción de que las prostitutas son víctimas del capitalismo: sin condiciones para ejercer un trabajo decente, por pertenecer a las clases más bajas, las mujeres se verían obligadas a vender sus cuerpos. 
En este caso, las prostitutas serían víctimas tanto de la sociedad patriarcal, de las relaciones desiguales de género, como del capitalismo. Serían explotadas tanto por el hombre como por el Capital. Esta visión es llevada al ámbito de la política partidaria por las feministas con bastante esfuerzo, ya que el mundo de la política siempre ha sido predominantemente masculino - y lo sigue siendo. Generalmente, el tema se mantiene en la periferia y rara vez alcanza el centro, como ocurre hoy en Francia.
"Yo soy puta"
El conflicto con estas miradas diferentes se establece cuando las prostitutas, que hasta entonces eran "contadas" y representadas por otros, comienzan a hablar por sí mismas. A partir de la segunda mitad del siglo 20, especialmente, comienzan a organizarse y reclaman el protagonismo, tema preferido por tanto el movimiento feminista como por la izquierda política. 
En sus manifestaciones, sus líderes dicen algo inquietante: "yo elegí ser prostituta". Y entonces empiezan a reclamar la regulación profesional y los derechos laborales y de seguridad social. No es coincidencia que se denominen "trabajadoras del sexo" o "profesionales del sexo", anunciando en el nombre el mundo al que pertenecen: El mundo del trabajo.
Cuando las "víctimas" rechazan el lugar de la víctima, hay un problema. Y, por supuesto, el debate se vuelve más complejo y desafiante. En una provocación a las feministas, Morgane Merteuil defiende el derecho de las mujeres musulmanas a llevar el velo. Y combate lo que llama "normalización de las relaciones sexuales", defendiendo el derecho de las mujeres a las que no les gusta el sexo y por lo tanto quedan afuera de la norma impuesta por las feministas. 
"Cuando una mujer no encaja en el modelo emancipado de las sociedades occidentales, no es necesariamente una víctima de la dominación de los hombres", dice la prostituta. "Sólo podremos calificar la lucha del feminismo como una lucha por la dignidad de las mujeres, si se entiende como una lucha en la que cada mujer pueda ser considerara digna, con independencia de cuáles son sus elecciones".
(N. de la R.: Siguiendo los escritos de Virginie Despentes y de la suiza Grisélidis Réal, Merteuil rechaza la idea de "una sociedad binaria, que opone a hombres y mujeres, porque las relaciones de dominación son más complejas y se sobreponen varias opresiones". Sobre el hecho de ser prostituta, defiende la libre elección entre putas y clientes: "Sí, los hombres pueden ser tiernos y precavidos. Sí, las mujeres pueden amar el sexo. Y sí, prostituirse puede ser una forma de reapropiarse del propio cuerpo y la sexualidad", escribió en un panfleto que publicó el diario Libération.
La declaración puede parecer ingenua pero no desapasionada: "Somos prosexo, proporno, proputas y por la libertad de llevar el velo, o al menos por la toma de conciencia de que no existe solo una prostitución sino varias, que no existe solo un velo sino muchos. Solo así podremos calificar el feminismo como una lucha por la dignidad de las mujeres, entendida como una lucha para que cada mujer pueda ser considerada digna, sean cuáles sean sus elecciones").
En una de sus manifestaciones, la ministra Najat Vallaud-Belkacem afirmó que las prostitutas en Francia tienen esperanza de vida 40% más baja que las otras mujeres. Y declaró: "No es cierto que las mujeres se prostituyen porque quieren". 
En Francia, el 85% de ellas prefieren tener otro estilo de vida. En contraste con las declaraciones de este tipo, las prostitutas francesas podría decir - y han dicho - que el gobierno socialista debería actuar para ampliar los derechos y mejorar las condiciones de trabajo y salud de las trabajadoras sexuales, para que se ampliara la esperanza de vida. Así también dar alternativas a aquellas que prefieren tener otra profesión. Vale la pena recordar que, si se hace una investigación exhaustiva, tal vez el número de insatisfechos con el "estilo de vida" sea aún mayor que en otros tipos de trabajo.  
Sobre el tema de la prostitución hay una película francesa, que todavía puede estar en algunas salas de cine en Brasil, llamada Elles (Malgorzata Szumowska, 2011). En ella, Juliette Binoche es la "emancipada" periodista de una revista femenina - casada, dos hijas, intelectual, moderna, posiblemente de izquierda - que, para hacer un artículo, se adentra en el mundo de dos jóvenes que pagan los estudios universitarios vendiendo sexo. Como siempre sucede en un artículo, la periodista tiene que hacer una travesía interna en la que se enfrenta su vida, su sexualidad y su visión del mundo. Es una película valiente, en la que Binoche, en la piel de su personaje, se expone a las cámaras casi sin maquillaje, en varios sentidos. 
El debate
En la vida real, entre las partes más interesantes del debate francés hay un manifiesto titulado: "La prohibición de la prostitución es una quimera". El texto está firmado por un grupo de 12 intelectuales y feministas. Entre ellos se encuentran la filósofa Elisabeth Badinter, la escritora Regine Deforges, el historiador Georges Vigarello y el director de cine y escritor Claude Lanzmann (que causó controversia en FLIP de 2011, en Paraty). Ellos critican la posición "abolicionista" del gobierno y la intención de penalizar a los clientes, con multas e incluso prisión, como una estrategia para reprimir la prostitución. Hoy en día, son las prostitutas que puedan pagar una multa e incluso hasta pueden ser arrestadas si son encontradas ofreciendo sexo en lugares públicos. 
El grupo abre el manifiesto declarando: "Si la ministra de Derechos de la Mujer hubiera anunciado su intención de poner fin a la esclavitud de las mujeres por las mafias de la prostitución, todos nosotros, hombres y mujeres por igual, indistintamente aplaudiríamos esta iniciativa. Esta guerra difícil de llevarse a cabo parte de un imperativo universal. Esto implica, entre otras medidas, la ampliación de los efectivos policiales, mejorar la cooperación internacional, una justicia firme y la protección de las mujeres que denuncian a sus proxenetas. Sin embargo, esto no es el caso hoy en día. El objetivo de la abolición de la prostitución con el pretexto de acabar con la esclavitud sexual es de otra naturaleza. Ya no es un imperativo universal, sino de una toma de decisión ideológica que implica los siguientes postulados: 1) la sexualidad facturada es una atentado a la dignidad de la mujer; 2) las prostitutas son todas víctimas y sus clientes todos sinvergüenzas. Estos postulados son altamente cuestionables".  
Enumero aquí los argumentos principales presentados en el manifiesto por considerar que son ricos para una reflexión menos reductiva sobre el tema de la prostitución, pero no sólo de ese tema. Se trata también de discutir hasta qué punto el Estado debe intervenir en la vida privada de las personas, "en nombre del bien" - un tema muy actual en el Brasil de hoy. Lo siguiente son los puntos principales: 
1. La dignidad de la mujer no se basa en el criterio de las prácticas sexuales. Lo mejor sería admitir: no todas las mujeres tienen la misma relación con sus cuerpos y la cuestión de la promiscuidad puede ser una elección libre
2. Los hombres que frecuentan prostitutas no son todos depredadores sexuales que tratan a las mujeres como objetos descartables. Extrañamente, nadie ha hecho mención a los muchachos de programa, homosexuales o heterosexuales;
3. La sexualidad humana varía de acuerdo con las sociedades. Y, dentro de una misma sociedad, varía con la época y con la clase social. No hay razón para imaginar siquiera que ella se va a amoldar a la utopía de una sexualidad perfectamente regulada; 
4. La pena a los clientes no traerá la abolición de la prostitución. Ni las call girls ni los proxenetas de Internet se verán afectados por eso, como lo demuestra el ejemplo de Suecia (Suecia penaliza clientes desde 1999); 
5. Quien va a sufrir con la pena de esos clientes serán las proletarias del sexo, que serán más que nunca sometidas a la extorsión de los proxenetas, que sólo se beneficiarán de la situación; 
6. En el nombre de una concepción abstracta de la humanidad, los "abolicionistas" quieren imponer a la sociedad francesa su opción ideológica, pero ¿quén puede proclamarse juez de ese dominio que es eminentemente privado? 
7. Todo adulto tiene el derecho de ser capaz de hacer o no hacer lo que quiera con su cuerpo. Promulgar ilegal lo que consideran inmoral no es más que una rama despótica de la opinión de lo que es "el bien". El poder político no puede intervenir en las prácticas sexuales entre adultos que consienten; 
8. La prioridad es hacer de la lucha contra los traficantes de personas una causa nacional y encontrar los medios para hacerlo. Pues es aquí que están el crimen y el reto. Perseguir a los clientes es dar una ilusión de acción, con bajo costo. Es ceder a la tentación prohibicionista, que consiste en todo esperar de la criminalización del consumo. Será necesario luchar contra este punto de vista, que no hará más que a producir un infierno empedrado con buenas intenciones. 
Controversia
La controversia, que parece tan lejos de haber terminado como la prostitución en Francia o en cualquier parte del mundo, es incentivadora. En Brasil, el tema de la prostitución es periférico en la política partidaria – cuando no es invisible. El tema es más visible en la ficción - en la literatura, en el pasado, hoy en día en las novelas.
Pero, desde finales de los '80 del siglo 20, en el proceso de redemocratización del país, las prostitutas se organizaron en todo Brasil. Davida, fundada en Rio de Janeiro por Gabriela Silva Leite, una estudiante universitaria que decidió convertirse en una prostituta, es una de las principales organizaciones de trabajadoras sexuales. Años atrás, prostitutas vinculadas a las ONG crearon la Daspu, una marca de ropa cuyos desfiles han aparecido en los periódicos más importantes del país – la "Putique" a la que se puede acceder a través de Internet.
En el Congreso, un proyecto de ley elaborado por el diputado Jean Wyllys (PSOL), denominao "Ley Gabriela Leite", en honor de la fundadora de Davida, que ayudó a elaborarla, contempla la principal demanda de las prostitutas organizadas: la regulación de profesión. El proyecto de ley fue presentado en julio y, posiblemente, se enfrente a un difícil camino cuando no salpicado de prejuicios. Este es un debate que todavía tiene que ser enfrentado en Brasil, no sólo en el legislativo, sino también en el gimnasio y en las calles – en las luces y en las tinieblas. El proceso histórico ha demostrado que la marginación del sexo pagado beneficia a las organizaciones delictivas que trafican y explotan y desampara a la parte más débil – las personas.
La prostitución puede ser un "acto sexual arancelado" o "la transformación de las mujeres en objetos" puede ser un "pecado" o "un acto libertario de transgresión" puede ser "la apropiación del cuerpo" o "la alienación del cuerpo". Depende del observador. Vale la pena recordar, también, que el ser una prostituta es también un deseo de algunas mujeres - y de algunos hombres. Y en este sentido, emanciparse, convertirse en adulto es responsabilizarse de su deseo.
Me parece que una posible explicación para el hecho de que la prostitución sigue siendo causa tanta controversia es un territorio frágil que es la sexualidad humana y especialmente la femenina. Es importante tener en cuenta que todo el debate francés, aunque se citen aquí y allá, los muchachos de los programas, travestis, es esencialmente un debate sobre las prostitutas. No es por casualidad. A lo largo de la historia, tratamos de regular la sexualidad, especialmente la sexualidad de las mujeres, en nombre de las ideas más variadas - o incluso sin ninguna idea. La realidad no se cansa de mostrar que la sexualidad está fuera de control, hay algo en ella que siempre se escapa. Es por eso que la intención de la ministra Najat y del gobierno socialista de "abolir" la prostitución no pasar de una quimera. 

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