Por Carlos Manuel Acuña (*)
Hace unas horas, los servicios de inteligencia le confirmaron a Cristina W. la fundada posibilidad de que comiencen a producirse saqueos en los distntos centros urbanos.
Nadie ignora este tema y mucho menos nuestros lectores, así como también que el gobierno prefiere llamar a este problema de una manera distinta, tal como hizo recientemente en Mendoza cuando prefirió llamar al suceso ocurrido en un supermercado, como “robo organizado”, es decir, una forma de no reconocer la realidad.
Podemos agregar que así son las cosas en la Argentina de hoy, aunque la ignorancia que rige en Olivos y en la Casa Rosada no impide que “la sensación” también llegue a los más altos estratos del poder.
De allí que cada vez más seguido se registren en la residencia presidencial gritos y pataletas que hacen crecer los temores no por lo que va a suceder, sino por las reacciones destempladas de la presidente de nuestra ex República.
A medida que avanzan los acontecimientos -ya no los podemos medir por meses sino por semanas,- el escenario se complica y explica las inquietudes generalizadas en una población que ya padece el peso indisimulable de la declinación del suministro de energía, un fenómeno que llegó a tal punto que hasta el mismo gobierno reconoce que existe.
Entre tanto, la sequedad de la plaza financiera hace subir las tasas de interés, el alza del dólar paralelo es imparable y se come las reservas del Banco Central, organismo cuya titular Mercedes Marcó del Pont está a punto de alejarse de sus funciones.
Apenas iniciada esta semana, Cristina W. convocó a un ex presidente de la institución, David Blejer, para ofrecerle el cargo.
Como cabía esperar, Blejer rechazó amablemente la distinción y es factible que le haya recordado a la Primera Mandataria los términos de una conversación mantenida tiempo atrás en que le advirtió lo que iba a ocurrir de no adoptarse medidas de fondo.
Tal vez le habrá mencionado el impedimento que significa la influencia ejecutiva -¿podemos definirla de esa forma?- que significa el joven Axel Kicillof en el Palacio de Hacienda, además de la inexistencia de señales correctivas en el rumbo tomado por el cristinismo.
Mientras tanto, el incremento salarial auto adjudicado por los legisladores por encima de las pautas oficiales agregó otro motivo de enojo popular y hasta diríamos que un agravio a la opinión pública, agravio que se acentuará a medida que avancen los días y el comienzo de las clases marque, como es costumbre, una etapa en el malestar social.
Simultáneamente y en tanto nuevos buques de la Armada sufren percances que no conmueven al ministro de Defensa/
Puricelli -en la Fuerza Aérea agradecen que la falta de recursos impida que vuelen sus aviones prácticamente inutilizados-, para ser ecuánimes daremos una buena noticia:
el vicepresidente Amado Boudou será, finalmente, procesado.
Este suceso abrió más aún la brecha que existe entre el Ejecutivo y el Poder Judicial y, mientras este proceso avanza ya sin producir mayor escándalo, tal como lo comentamos en nuestra última entrega, sí generó movimientos políticos que podríamos llamar “preventivos”.
Así, ya se tomaron las primeras disposiciones para reemplazar a Beatriz Rojkés de Alperovich -senadora por Tucumán- en el cargo de Presidente Provisional del Senado y, por ende, tercera en la sucesión presidencial.
En su reemplazo se designará al titular de la bancada del Frente para la Victoria (¿Victoria?), Miguel Pichetto, en quien se había pensado para designarlo en el Banco Central, pero el caso es que ahora, frente a la evolución de un panorama político que permite sopesar que Cristina W. renunciaría o la harían renunciar, el núcleo duro del kirchnerismo -o como se lo quiera llamar-, necesita alguien de confianza extrema en el pináculo del poder para controlar lo que se avecina.
Controlar, repetimos, siempre y cuando estén en condiciones de hacerlo.
De paso, acotaremos que el marido de doña Beatriz, el gobernador tucumano, no puede detener el problema que lo complica en el caso de la muerte violenta de una joven meses atrás, muerte asignada según las mentas provinciales a “
hijos del poder” que realizaron una festichola que terminó trágicamente.
Como una cosa trae a otra, ya aparecen informaciones sobre irregularidades administrativas que tomarán cuerpo poco a poco y oscurecen el horizonte político del sonriente Alperovich.
En materia de gobernadores, las novedades son bastante movidas, pues todo indica que el cordobés De la Sota, el primero en sublevarse contra el gobierno unitario que quiere instalar Cristina W., acaba de recibir el respaldo del gremialista Luis Barrionuevo, uno de los tres, junto con Hugo Moyano y el “Momo” Venegas, que trazan la estrategia de los futuros pasos que dará el sindicalismo argentino.
Para decirlo con pocas palabras, acotaremos que antes de que la inflación llegue al fatídico número del 30 por ciento -ya bastante cercano- nadie se sorprenderá cuando se produzca la primera huelga activa de este año.
Entre paréntesis, la inexperiencia de Guillermo Moreno al comentar como posible la suba del dólar oficial a un nivel de 6 pesos por unidad sirvió de acicate para una suba generalizada.
Así las cosas, con Pichetto sentado en la banca como Presidente Provisional y sucesor en potencia, el titular de la Suprema Corte, Ricardo Lorenzetti, ve esfumarse -o dificultarse, si se prefiere- la perspectiva de convertirse, aunque sea transitoriamente, en presidente de la ex República, una vieja aspiración que siempre llenó de desconfianza a Cristina W., pero ahora, con las cosas tan revueltas y la eventualidad de un alejamiento de Cristina, este último asunto queda incorporado al complejo escenario en que ella misma se ha colocado.
Desagio, devaluación, caída de las exportaciones, una cosecha magra, reducción de los planteles,
descontrol acelerado del narcotráfico,
crecimiento vertical de la inseguridad,
una próxima cosecha magra y que será retenida por los productores,
papelones de Timerman en la gestión distractiva por las Islas Malvinas,
virtual y buscada desaparición de las Fuerzas Armadas,
descontento en las de Seguridad y Policiales,
huelgas, saqueos en puerta pero ya ensayados,
pestes que reaparecen, cortes de energía, corrupción,
desinversión, desocupación, abucheos a los funcionarios y tantos otras cuestiones cuya mención ocuparía demasiado espacio, son la señal inequívoca de que a partir de este otoño la Argentina vivirá momentos más aciagos todavía.
Uno muy importante se inició hace unas horas, cuando aparecieron en distintos centros productores de soja funcionarios de la AFIP muñidos de una orden de Guillermo Moreno para que les informen cuánta soja queda almacenada en el campo y dispongan el remito de inmediato a determinados centros de almacenaje.
Según parece, el precio de la venta forzada sería fijado por la Secretaría de Comercio Interior, sin mayores explicaciones ni garantías respecto del pago.
Al mismo tiempo, se requiere la información acerca de las superficies sembradas y una apreciación del eventual resultado de la cosecha que, según Moreno, deberá liquidarse de inmediato.
De más está decir, que el campo está en pie de guerra y surgirá un conflicto que involucrará a la entidades representativas, a los autoconvocados, a los medieros y a los fondos de producción agrícola, un tema que se complicará cuando la asociación sea a porcentaje.
Los juzgados no darán abasto con los pedidos de amparo por la vulneración a la propiedad privada.
Para concluir por hoy, señalaremos que, dentro de las estructuras financiadas para simular respaldos que no existen, La Cámpora se ha destacado especialmente porque varios de los jóvenes que la integran están en el gobierno y hablan hasta por los codos de una época y de personas cuyas trayectorias desconocen y que, por lo general, cheques mediante, desprecian.
Hoy y como corolario de viejas disputas por acercarse más y más al poder, a los codazos y casi siempre en silencio, ha estallado en sus distintos niveles de conducción una disputa de tono subido que amenaza con divisiones y encontronazos.
Todavía no se llegó a ello pero quienes conocen las intimidades de esta asociación no descartan que se podrá llegar a los garrotazos
(*) Crónica y Análisis publica el presente artículo por gentileza de su autor Carlos Manuel Acuña -Periodista y escritor- autor entre otros libros de "Por Amor al Odio", "Vertbitsky - de la Habana a la Fundación Ford" y "Los Traidores"
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