"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

lunes, 3 de junio de 2013

El cáliz del papa Francisco recaló en la Bienal de Venecia


El cáliz del papa Francisco que el orfebre argentino Juan Carlos Pallarols prepara hace cuatro meses, recorriendo las provincias y países de todo el mundo donde invita a la gente a decorarlo con golpecitos de cincel, recaló en la 55 Bienal de Venecia para seguir luego su viaje a Roma.

Una larga fila de personas envolvía el espacio de trabajo del orfebre -responsable de tres bastones de mando presidenciales, la máscara de Evita y de otros cálices para otros cuatro papas-, a la espera del pequeño martillo redondeado que sumó nuevas muescas a la copa de plata que, "a fin de este año o principios del próximo", se le entregará a Francisco, dijo a Télam Pallarols.

"Ya alcanzamos tres millones de golpecitos, son como pequeñas gotitas de agua o granitos de alpiste que sumados logran una textura muy elegante llamada martelé, martillado en francés", describió entusiasmado.

Junto a la mesa de trabajo colocó cuidadosamente los cuadernos que son un clásico en estas incursiones suyas -lo hizo con Juan XXIII, Pablo VI, dos veces con Juan Pablo II, con Benedicto XVI y ahora es el turno de Francisco- donde la gente escribe mensajes que llegarán, ya no al Palacio del Vaticano, sino a la Casa Santa Marta donde decidió instalarse el Papa, lejos de pompas y lujos.

El cáliz que pasó por manos de grandes y chicos de todo el mundo -en los Giardini venecianos un niño italiano preguntaba qué era ese clavo finito, por el cincel que un hombre sostenía concentrado sobre la superficie plateada, para acertarle con el martillo lejos de los dedos-, ya recorrió Buenos Aires, Salta, Entre Ríos y Catamarca entre otras provincias, y pasó por Canadá y Estados Unidos.

"Es la primera Bienal de Venecia que visito y estoy muy contento y orgulloso de representar aquí a la Argentina", dijo el embajador de la marca país, exultante por hacer llegar a la Bienal la platería argentina.

Cuando comenzó este trabajo Pallarols estaba pensando en una exposición en Roma, había sido un pedido del Vaticano, pero en medio de la faena Benedicto anunció su renuncia, siguió el Cónclave y finalmente el Papa elegido fue Jorge Bergoglio, el mismo que cuando era cardenal acercó su obra a Joseph Ratzinger.

"Al enterarnos -rememoró el artesano de 70 años- decidimos que el cáliz fuera mucho más simple y ecuménico, dado que conocimos a Bergoglio y sabemos cómo es y cómo piensa sobre la simpleza, la unión de las iglesias y la humildad de las cosas.
Por ese motivo hemos hecho un cáliz muy importante pero sencillo".

La idea es entregárselo a Francisco "como un obsequio de las cientos de miles de personas que trabajaron en él", afirmó el orfebre un poco alejado del gentío.
Y mientras se acercaba al contador electrónico que va aumentando la cifra golpe a golpe recordó una anécdota: "Hace tres semanas la presidenta Cristina Fernández de Kirchner dio el golpecito dos millones y le escribió una página entera al Pontífice".

"Queremos saber cuánta gente se suma a esta invitación, algunos dan tres golpes, otros menos.
El otro día una señora en San Nicolás (localidad bonaerense) dio un golpecito por cada hijo, eran siete.
Esto es algo que puede hacerse con una máquina, pero en este caso está hecho con golpecitos de fe y afecto", resumió Pallarols.

Mirando el cuaderno que en ese momento completaba una devota ucraniana recordó:
"Cuando le entregué el cáliz al papa Benedicto y vio que había tantos libros (por las hojas encuadernadas) me dijo que esto no es un trabajo de platería, sino la oración de todo un pueblo".

"Todos los que trabajan dejan su mensaje, imaginate cuando pasan más de 300.000 personas -como ahora mismo pasa- el volumen que alcanza la cosa", indicó con una sonrisa.

Realizado totalmente a mano, el cincelado que ahora se completa en Roma, volverá a Buenos Aires para continuar luego por la ciudad italiana de Loreto; México DF, París y por Cataluña, Cádiz y Zaragoza, anuncia.

"Francisco dijo que caminemos y trabajemos todos juntos, qué mejor que hacer el cáliz entre todos como un acto de amor", se preguntó el orfebre y tuvo que alejarse nuevamente, lo reclamaba una joven rusa, emocionada de haber dado con él.
Hacía días que lo buscaba en Venecia, quería sumar su golpecito.

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