"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

sábado, 13 de julio de 2013

La hora de desaprender

Por: José Gerardo Mendoza Durán

Aunque estoy en desacuerdo con las ideas y criterios aquí planteados, porque jamás pienso poner en práctica lo que recomienda el escritor columnista de muy fina pluma Sr. Don Samuel Arango publicado el 8 de octubre del 2012 en el periódico El Colombiano, digo que no pondré en práctica porque no está en mi mente jubilarme, y cumplir con lo que dije hace pocos días en una de mis reflexiones en positivo, que no estoy cansado, que los proyectos me revolotean en la mente y soy de los que creen ciegamente que lo mejor para la salud es mantenerse trabajando y que mientras haya proyectos es porque hay vida...
Además se es joven mientras no se tenga nostalgia del pasado ni temor al futuro, recibo con benevolencia un mensaje que nos dejo Simón Fraud y lo he tomado al pie de la letra, cito:
“A mí la vida me ha sido muy feliz porque nada se me ha sido fácil”.

Con el permiso del autor el respetado intelectual Don Samuel Arango me permito hacerle unas muy pequeñas modificaciones por tener algunas palabras que aquí son censuradas y en país vecino no, se lo dedico a mis buenos amigos que son muchos que se han jubilado y unos cuantos de ellos arrepentidos por aquello de que hoy no tengo nada que hacer y mañana tampoco, en vez de aprovechar la juventud prolongada.

No comparto lo expresado con el autor pero como lo envidio...

Los hombres maduros de ahora hemos llegado a una edad maravillosa en la que aprendemos el camino del desaprendizaje.

Fuimos creados con la creencia de que debíamos ser los mejores en todo:
mejores estudiantes, mejores esposos, mejores profesionales, mejores padres, etc.
Fuimos educados con la creencia de que todo es pecado.
Ha llegado la hora del desaprendizaje o lo que mi hija llama graciosamente el importaculismo.
(“Todo me importa un “c”).

Ha llegado la hora de decir NO en muchas ocasiones, de mandar al “c” los compromisos y las obligaciones. Paso la hora de las responsabilidades desvelantes.
Ahora nos gusta estar solos, disfrutar buenas conversaciones con gente que no nos insulta y que cree lo mismo que nosotros o que no le importa que opinemos diferente.

Es la hora de hablar de todo sin necesidad de sostenerlo como medio de defensa,
de ver películas, de estar en una finca durante la semana, de leer, de escuchar,
de sonreír y de burlase de la mayoría de los mortales que viven pendientes de las pendejadas.

Ya demostramos que las responsabilidades fueron bien atendidas por nosotros, que hicimos las cosas lo mejor posible, que dejamos huellas, y que somos buenas personas.

Lo que nos queda de vida es para nosotros, para disfrutar, para cumplir el mandamiento divino de amarnos a nosotros mismos.
Por eso vamos hacer los que nos dé la gana.
Viajar al máximo, tomando café con amigos y amigas, conversando con todo el que nos encontremos.
Ya pasó la época de los roles, lo que fuimos, fuimos...
Ahora somos para nosotros mismos sin tener que rendir cuentas a nadie.
Lo de mas seguirá su camino de responsabilidades y de afanes, de preocupaciones y nerviosismos.

Nosotros estamos ahora por encima del bien y del mal.

Vamos a museos, asistimos a conferencias y si no nos gusta nos salimos sin que nos importe, redescubrimos al Quijote y a Fernando González.
Ahora asistimos con mayor frecuencia a entierros y nos damos cuenta de que se aproxima el nuestro, pero estamos preparados, pues al fin y al cabo vivir es mortal.
La vida es para nosotros una profunda experiencia interior, lejos de mitos, ritos, limosnas y pecados sin fin. Es la hora de empezar a relajarnos y de conversar largas horas con uno mismo, que es el único que permanece siempre, ahora y después de que abandonemos la nave del cuerpo.

Nos rodean pocos seres a quienes amamos profundamente y que seguirán viviendo sus propias experiencias, estemos nosotros o no.
Mandaremos para donde sabemos a la gente que nos molesta, la toxica.
Quienes nos buscan sin egoísmos van a encontrar una sonrisa, una mirada tierna y compresiva, un consejo acertado o no afecto.

Somos ahora si libres de ataduras, de perjuicios, de creencias.
Somos libres si no le tememos ni a la vida ni a la muerte.
“Muchos me preguntan, ¿que hacen las personas después de jubilados?”

“Bueno, yo tengo la suerte de ser graduado en ingeniería química y una de las cosas que más me gusta hacer es transformar cervezas, vinos y otras bebidas alcohólicas……….en orina, y me la paso de “PM”.

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