"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

martes, 12 de agosto de 2014

2014 es peor que el '2009

Último intento de explicarle a Axel Moreno por qué se complica todo

Crecen las similitudes entre Axel Kicillof y Guillermo Moreno en cuanto a los errores que hundieron la economía argentina. Hay un evidente problema sobre el diagnóstico, a causa de sus mitos y voluntarismos acerca de la inflación, el déficit fiscal y las necesidades de seguridad jurídica para la concreción de inversiones directas. El fracaso lo paga una sociedad completa. Aquí un breve análisis de la consultora Economía & Regiones.
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El escenario económico 2014 es mucho más complicado que en 2009. La caída del nivel de actividad responde a factores estrictamente domésticos y es resultado de los desequilibrios macroeconómicos originados por las inconsistencias de nuestras políticas. (Economía & Regiones)
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Economía & Regiones). Más allá de lo que depare el conflicto con los Holdouts, la economía doméstica atravesó uno de los peores semestres de la década (excluyendo el año 20096) y la caída del nivel de actividad se acelera.
 
De acuerdo con el PBI E&R, el nivel de actividad interno cayó aproximadamente un 1.7% en los 6 meses del año respecto del mismo período del 2013 y ya alcanzó nuestro pronóstico original de caída para todo el año (1.8% a/a). 
 
A diferencia de otros episodios de turbulencia macroeconómica, no hubo sectores beneficiados por la coyuntura y la caída fue relativamente homogénea para todas las ramas de la oferta agregada.
 
La aceleración de la inflación -que ascendió 14 puntos porcentuales en 6 meses del año (pasó de 26% a 40% a/a)-; la brusca devaluación de enero (22%); el avance de las expectativas de inflación y devaluación; el incremento del déficit y dominancia fiscal son los factores que forjaron la mala performance de la actividad.
 
En concreto, se observa que los sectores que traccionaron el crecimiento económico de los últimos años presentan fuertes reducciones de su actividad: la construcción exhibe una merma del 2%, el comercio (minorista y mayorista) cae un 3.8% interanual, la industria se reduce un 4.1%, la intermediación financiera un 4.5% a/a en el 1er. semestre.
 
De modo que con la dinámica descripta resulta difícil que el producto bruto geográfico alcance un resultado positivo durante este año. Es más, si la caída del nivel de actividad cediera, el PIB dejara de crecer y se mantuviera (congelado) en los niveles del 2do. trimestre ’14, el Producto Bruto terminaría cayendo en promedio un 1.2% en 2014. 
 
En pocas palabras, 2014 ya es un año de recesión económica.
 
En este contexto, cabe destacar la floja performance que exhibe el agregado industrial (-4.1% a/a) durante el 1er. semestre y en especial la fuerte contracción que atraviesa el sector automotriz con una caída de la producción mayor al 20% anual durante el período bajo estudio (según las estadísticas de INdEC). 
 
En este sentido, la producción de autos fue la locomotora del agregado industrial desde 2003, con un crecimiento promedio en torno al 19% anual durante la última década, que hizo que la actividad vaya ganando importancia relativa en la estructura económica y absorba el 15% del producto industrial y el 3% del PBI. 
 
Esta performance de la actividad se replica en toda la cadena productiva (vertical y horizontal), incluyendo al empleo, a la producción y venta de autos, a la fabricación de autopartes, a las exportaciones y a las
industrias conexas como la metalmecánica o la de caucho y plástico.
 
2014 vs 2009 - Recesiones comparadas
 
A diferencia de la “caída” del PBI del 2009, que fue seguida por una rápida y fuerte recuperación en 2010, en la actualidad la economía argentina no tiene de dónde “agarrarse” para dejar atrás la caída y volver a crecer. El escenario actual es macroeconómicamente mucho más complicado que el de hace 5 años.
 
En 2009 el punto inicial de la caída del PBI fue de carácter exógeno. La crisis de Lehman disparó una fuerte aversión al riesgo que desplomó el precio de la soja (de US$600 a US$300) y cortó el financiamiento internacional para Brasil, que dejó de crecer. Sumado a una muy mala cosecha, el sector externo de la economía generó malas expectativas y “ahogó” al mercado doméstico.
 
Sin embargo, la soja rápidamente se recuperó y Brasil volvió a crecer. Además la siguiente cosecha mejoró y se pudo retornar rápidamente al sendero de crecimiento en 2010.
 
Adicionalmente, vale la pena recordar que en aquel entonces los fundamentos de la economía doméstica eran mucho mejores que los actuales. El déficit fiscal era bajo y casi no se financiaba con emisión monetaria. La inflación era menor. Al mismo tiempo, las expectativas de inflación y devaluación también eran inferiores y no había cepo cambiario. 
 
Además, al inicio de de 2010 el stock de reservas alcanzaba los US$ 48.000 millones.
 
El escenario económico 2014 es mucho más complicado que en 2009. La caída del nivel de actividad responde a factores estrictamente domésticos y es resultado de los desequilibrios macroeconómicos originados por las inconsistencias de nuestras políticas.
 
Todos los fundamentos de nuestra economía se encuentran mucho más deteriorados que en 2009, impidiendo que Argentina pueda volver rápidamente a la senda del crecimiento. Para peor, no podemos esperar que el sector externo nos “salve” como en 2010. El actual deterioro de los fundamentos exigiría una soja a US$ 800 y un Brasil creciendo al 6%/7% para que el sector externo pudiera volver a “rescatarnos”.
 
Sin embargo, parecería que sucederá lo opuesto: la soja se abaratará y Brasil crecerá poco durante el próximo año. Puntualmente, la soja bajará a alrededor de US$ 400 y Brasil volverá a crecer al 2% en 2015.
 
¿Por qué se acelera la caída en la 2da. mitad del año?
 
De todos modos, lo más probable es que la contracción de la actividad se profundice durante la 2da. mitad del año y que la merma del PBI sea mayor al -1.7% (del 1er. semestre).
 
En este sentido, el raid inflacionario erosiona el poder adquisitivo del salario e impacta directamente en las decisiones de consumo de las familias, mientras que la incertidumbre y las expectativas de devaluación (y más inflación) afectan el gasto en capital de las empresas e impacta directamente al mercado de trabajo reduciendo el empleo.
 
En resumen, Argentina se encamina al peor escenario que pronosticábamos a principios de año. Los efectos del default empeoran las expectativas, las decisiones de consumo e inversión y puede recrudecer la dinámica de la actividad. Sobre todo si se incrementa la probabilidad de pasar de un default breve a uno duradero.
 
Como consecuencia de que el gobierno no corrige y exacerba los desequilibrios macroeconómicos y la dominancia fiscal, la aceleración de la caída del PBI parece inevitable. Sin cambios en la política fiscal y monetaria, Argentina no volverá a crecer en forma sustentable, generando empleo genuino en el sector privado. 
 
Con profundización de las actuales políticas habrá más recesión y probablemente más inflación.
 
A su vez, queda latente el riesgo de un nuevo “round” de crisis cambiaria. Hacia fin de año, cuando el déficit fiscal se incremente y el BCRA tenga que emitir $120.000 millones / $130.000 millones para financiar al Tesoro, no deberíamos descartar la ocurrencia de un episodio similar al de enero de este año.
 
A diferencia de la primera mitad del año cuando la estacionalidad jugaba “a favor”, en el 2do. semestre juega “en contra”, potenciando las expectativas negativas, los desequilibrios macroeconómicos y la caída del nivel de actividad:
 
> A principios de año, la estacionalidad fiscal y el comercio exterior ayudaron a conseguir cierta estabilidad cambiaria y financiera. Desde el plano fiscal, abril, mayo y junio son los meses de recaudación “fuerte” y “bajo” gasto público. Paralelamente, es el período estacionalmente “alto”en materia de ingreso de dólares. La mayoría de los pesos que emite el BCRA tienen como contrapartida ingreso de dólares, lo cual evita que el dólar cobertura y el dólar paralelo se disparen, minimizando las tensiones cambiarias.
 
> Por el contrario, la estacionalidad de agosto / diciembre es exactamente la opuesta y juega en“contra” de la estabilidad macroeconómica, financiera y cambiaria. Fiscalmente es un periodo de baja recaudación y alto gasto, sobre todo hacia fin de año. A su vez, es un período de bajo ingreso de dólares por el canal comercial. Es decir, nuestra economía está por ingresar en el período en el cual el flujo de emisión de pesos aumenta y la entrada de dólares disminuye, lo cual acrecienta la relación pesos / dólares, encareciendo al dólar cobertura y al dólar paralelo; alimentando mayores tensiones cambiarias. Las tensiones cambiarias no explotarían de un día para el otro, pero sí irían paulatinamente en aumento hacia fin de 2014 y comienzos de 2015.
 
En síntesis, el escenario base que habíamos proyectado para este año (-1.8% anual) quedó prácticamente superado. Mencionamos que el resultado en materia de actividad terminaría siendo función de lo que hiciera el gobierno en materia de política económica; más específicamente en lo que respecta a la esfera fiscal, monetaria y cambiaria.
 
En este sentido, la aceleración de la caída dependerá de las expectativas del público. Lo más probable es que el nivel de actividad se esté dirigiendo a una contracción del 2.4% / 2.9%, en línea con el escenario original intermedio que habíamos proyectado a principios de año.

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