"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

lunes, 29 de septiembre de 2014

El resentimiento social...

Por Jose Benegas

El resentimiento social es inculcado por un aparato cultural y educativo que tiene caras descubiertas, pero también su versión buenista.
Ha causado violencia a gran escala bajo la forma de terrorismo y fomenta la delincuencia como si fuera reivindicativa.
En sus extremos culpabiliza a las víctimas en lugar de protegerlas.

En eso está el Papa.
Además de investigar a los montoneros está pendiente blanquear el papel que los curas de izquierda han jugado en la gran tragedia de la violencia marxista en las décadas pasadas.
No es menor el mal sonriente, ha producido efectos desastrosos terminando y arruinando vidas, lo que tiene consecuencias hasta nuestros días.

El ejercicio lo hacen los que no producen nada para saciar las necesidades de nadie, solo piden porque ellos son los representantes naturales de asignación de deudas (culpas).

Esa óptica es pura política.
Consiste en la disminución y cosificación del pobre y la inoculaculación del "rico".
Muchos inoculados en lugar de autoflagelarse reparten su culpa como los millonarios de izquierda.
Así el aparato de sometimiento se retroalimenta.
Esta es la mayoría de la izquireda de clase media de la actualidad, gente que quiere quitarse de encima el dedo señalador del dispositivo moral anticapitalista, para seguir disfrutando la última tecnología celular.

Los fracasados necesitan exitosos,
los pobres necesitan ricos,
los enfermos necesitan médicos,
los que piensan poco necesitan gente que piense mucho.
Esa es la realidad que el resentimiento procura obturar en provecho de un proyecto de dominación escondido en una falsa moral que promueve la impotencia y el defecto.

Ese es el motivo por el que se desligan del resultado.
Que el socialismo mate de hambre a sus supuestos protegidos no interesa, pero si remarcar cualquier cosa que el capitalismo no hubiera logrado como una deuda hacia su moral/manipulación.
Porque es el anticapitalismo lo que les da poder,
no el fin de la pobreza que es nada más que un instrumento para joder.

Dedicado al idiota del señor Szifrón

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