EDITORIAL
Humberto Bonanata
A
sólo cuatro meses de la asunción del gobierno de Cambiemos en cabeza de
Mauricio Macri la Argentina ha recuperado sus valores republicanos ultrajados
durante los 4581 días de kirchnerato.
Sin
darse cuenta los comunicadores oficiales, el país ha soportado cirugía mayor.
Creemos
que no se han dado cuenta en la Secretaría de Medios, ya que, de haberlo sabido
y no comunicado como logro, al menos serían incompetentes.
Gobierno
que no comunica no gobierna diría un radical que ha padecido el
mismo error en los gobiernos de Raúl Alfonsín y Fernando de la Rúa.
Imaginar
que Lázaro Báez duerme sus culpas en la cárcel de Ezeiza junto a su contador y
a Ricardo Jaime y que de continuar el despertar judicial esa penitenciaría
tendrá más huéspedes ilustres que el Hotel Alto Calafate o Los Sauces,
que
Cristina Fernández hoy aborde un avión hacia Buenos Aires no para iniciar su
retorno político en su Fundación del barrio de Congreso sino para ser indagada
en horas por administración fraudulenta tras la autorización de venta de
dólares futuros en junio de 2015 a $10,60 mientras que en las plazas del
exterior cotizaba a $15 hace vibrar las entrañas de la República a tres meses
de su Bicentenario.
El
inciso 7° del art. 173 de nuestro Código Penal tipifica la administración fraudulenta
y expresa que “quién por disposición de la ley, de la autoridad o por un acto
jurídico, tuviera a su cargo el manejo, la administración o el cuidado de
bienes o intereses pecuniarios ajenos, y con el fin de procurar para sí o para
un tercero un lucro indebido o para causar un daño, violando sus deberes
perjudicare los intereses confiados u obligare abusivamente al titular de
éstos, será reprimido con prisión de un mes a seis años”.
Es
el comienzo del largo calvario judicial que no imaginaba transitar tan rápido
la “abogada exitosa”.
Tampoco
estábamos acostumbrados a que un Juez Federal de la calaña de Norberto Oyarbide
decida presentar su renuncia con la única finalidad de evitar su juzgamiento
ante el Consejo de la Magistratura en una causa abierta a mediados del año
pasado que presentara el presidente del interbloque Cambiemos en Diputados, el
radical Mario Negri.
Retumbaría
desilusionante en los corazones republicanos que el presidente Mauricio Macri
decidirá escuchar los consejos de su amigo Daniel Angelici para que acepte tal
huida cobarde que los consejos de Elisa Carrió, Margarita Stolbizer, Sergio
Massa, Mario Negri, José María Campagnoli, Ángel Rozas y el Comité Nacional de
la Unión Cívica Radical, además de las encuestas de opinión pública que sólo
esperan el funcionamiento de los organismos constitucionales, en este caso el Consejo de la Magistratura,
para que cumplidas las normas vigentes se pruebe su inocencia o su
culpabilidad.
Llamativamente
Ernesto Sanz, ministro sin cartera -por
ahora- se manifestó proclive a la aceptación de la renuncia de Oyarbide a
contrario sensu de la plana mayor de la Unión Cívica Radical.
También
vivimos otro síntoma que Argentina cambia para bien.
Ante
la formal denuncia de un diputado nacional del Frente para la Victoria sobre la
participación de Mauricio Macri como director de una empresa off shore creada
por Franco Macri en 1998 y dada de baja sin movimiento alguno en 2008, el
Presidente de la Nación ordenó a su amigo de la vida Pablo Clusellas, hoy
Secretario Legal y Técnico de la Nación, que presente la documentación
necesaria ante la Oficina Anticorrupción.
Así
también le solicitó a su estudio de abogados Llerena y Asoc. presentarse ante
el Juez en lo Civil 104, a cargo del Dr. Andrés Guillermo Fraga y solicitar una
declaración de certeza sobre su nulo accionar patrimonial en la empresa de su
padre.
Diferencias, por
cierto.
El
14 de enero de 2015 el Fiscal Natalio Alberto Nisman denunció a la ex
presidente Cristina Kirchner por complicidad en el acuerdo espurio con Irán,,,
Cuatro
días después apareció suicidado en su departamento.
Ahora, Macri no
acusa de destituyente al denunciante kirchnerista, se presenta ante la Oficina
Anticorrupción y la justicia ordinaria para aclarar un tema del que no le cabe
responsabilidad alguna.
Claro
que estamos cambiando para bien, aunque como en su etimología griega “cambio”
signifique crisis.
Y
eso es lo que importa.
Tener
un gobierno que cometa errores y sea público el disenso, tal el caso del
lanzamiento por parte de Federico Sturzenegger de créditos hipotecarios
indexados en un mes como abril en que el índice inflacionario llegará al 5%, es
apresurado, aunque la idea sea valiosa.
Aceptar
la renuncia de Oyarbide sin consentimiento previo del Consejo de la
Magistratura será otro error que la historia juzgará.
Que
el Procurador General del Tesoro, Carlos Balbín, no se presente ante el Juez
Sebastián Casanello para evitar que las insalubres condiciones de detención de
Leonardo Fariña- el único procesado detenido por evasión fiscal en la
Argentina- en una celda de cuatro metros cuadrados -como si se lo hubiera castigado por declarar- atento su
padecimiento de diabetes y en shock emocional puede causar daños irreparables a
la salud del “valijero arrepentido”.
Y
eso también dañaría la salud de la República que desde el 10 de diciembre
quiere y puede purificarse.
Aún estamos a tiempo...
Humberto
Bonanata
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